El festival de cine fantástico de Catalunya

Matt Reeves acierta con el 'remake' de 'Déjame entrar'

La tailandesa 'El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas' fascina y desconcierta

El director Matt Reeves y el niño Kodi Smit-McPhee, ayer en Sitges.

El director Matt Reeves y el niño Kodi Smit-McPhee, ayer en Sitges.

JULIÁN GARCÍA / Sitges

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Hace justo dos años, el festival de Sitges presentaba la película suecaDéjame entrar,de Tomas Alfredson: la perturbadora historia de amor e iniciación entre un niño solitario y una niña vampiro. El filme, tan gélido como conmovedor, acabaría ganando el premio gordo y tomaría la senda de las obras de culto, en cuanto indiscutible obra maestra del género fantástico de nuestro tiempo. En este sentido, atreverse a revisar el joven clásico de Alfredson parecía una misión suicida, por innecesario y prematuro. De ahí que sea tan meritorio lo que ha hecho el director estadounidense Matt Reeves conLet me in (Déjame entrar): suremakees más que una digna relectura en clave americana del inalcanzable original nórdico. Es una excelente adaptación,quizá la mejor posible, cargada de respeto y, sobre todo, de emotividad. Los fans deDéjame entrar pueden respirar tranquilos.

MÁS 'EMO' QUE EL ORIGINAL / «No he querido tomar como punto de partida la película de Alfredson, que es extraordinaria, sino la novela de John Ajvide Lindqvist», asegura Reeves, en un intento, acaso desesperado, de desmarcarse del filme original. La historia es básicamente la misma, pero trasladada de los suburbios de Estocolmo a un pueblo de Nuevo México, en plena era Reagan de radicalismo religioso. Reeves suaviza las ambiguas aristas del niño (magnífico Kodi Smit-McPhee; un cracken ciernes) en su fascinación por la violencia más truculenta, y enfatiza el romanticismoteenen la relación entre los dos adolescentes. En este sentido, Let me ines una película mucho másemoy también mucho menos perversa que el original, pero no se tomen esto como un defecto, sino como una decidida apuesta propia de Reeves, director de la pavorosa, pero también muy emotiva,Monstruoso.

Día de emociones fuertes ayer en Sitges, penúltimo del festival, pues trasLet me inse proyectó, también fuera de concurso, El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, del tailandés Apichatpong Weerasethakul, Palma de Oro en Cannes. Qué decir, diantres, de un filme único, desconcertante, mágico... Un hombre de campo, al borde de la muerte por una dolencia renal, se reencuentra con sus seres queridos, ya desaparecidos, e imagina sus vidas pasadas y futuras. Un enigmático, y a ratos muy humorístico, ejercicio cinematográfico repleto de fantasmas, princesas, hombres mono y peces-gato. A nivel narrativo, es un filme impenetrable, pero el truco es dejarse llevar por Weerasethakul y su ensoñadora caja de sorpresas.

Let me in y El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadasdejaron en muy segundo plano la jornada final de la sección oficial. Tampoco ayudaron mucho las películas exhibidas. La coreana Bedevilled, de Jang Cheol-soo, es una historia de venganza que empieza bien y acaba fatal; yEl perfecto anfitrión, del australiano Nick Tommay, es un delirante híbrido de comedia a lo Noël Coward y cine de tortura que también empieza bien y, lamentablemente, también acaba fatal.