ARQUEOLOGÍA DE ALTA MONTAÑA
Los humanos ocuparon Aigüestortes desde hace al menos 10.000 años
La alta montaña pirenaica, incluso en alturas superiores a los 2.000 metros, cuando el bosque ya escasea, estuvo ocupada por poblaciones humanas desde hace al menos 10.700 años, según muestra un detallado análisis en el parque nacional de Aigüestortes i Sant Maurici que han encabezado investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
El hallazgo de 344 vestigios, entre los cuales destacan cuchillos de sílex, cerámicas, restos de hogueras y diversas estructuras arquitectónicas de piedra, confirma que "la alta montaña no era, en contra de lo que se creía hasta hace poco, un ambiente ajeno a los humanos", comenta a este diario Ermengol Gassiot, profesor de la UAB y coordinador del proyecto. Es un resultado consecuente, añade Gassiot, con el reciente descubrimiento de diversos restos arqueológicos en los Alpes, el más famoso de los cuales es Ötzi, una momia hallada en 1991 en el Tirol a una altura superior a los 3.000 metros.
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Los datos de Aigüestortes son fruto de un programa de investigación encargado por la dirección del parque nacional y realizado a lo largo de diez años (2004-2014). Los resultados, que se han publicado en la revista especializada 'Quaternary International', incluyen 76 dataciones de carbono 14 en 39 yacimientos. Los vestigios se encuentran principalmente en los circos glaciares y en los valles secundarios del parque, próximos a arroyos, ríos o lagos.
"Las investigaciones revelan un territorio humanizado difícil de imaginar pocos años atrás", insiste Gassiot, profesor del departamento de Prehistoria de la UAB y director del Grupo de Arqueología de Alta Montaña. En el año 2001, por ejemplo, no había ningún registro arqueológico de las zona estudiada. "La percepción de que las zonas de montaña eran simples reservas naturales, poco atractivas para los humanos, no era correcta", añade. El investigador destaca que incluso, gracias al hallazgo de minerales, se ha constatado que las poblaciones pirenaicas tenían contactos con otros pueblos de los valles del Ebro y hasta del Ródano.
IMPLICACIÓN HUMANA EN LA DESAPARICIÓN DEL BOSQUE
"La mayoría de los registros se localizan por encima del actual límite superior del bosque, dentro o muy cerca de zonas de pasto. Este fenómeno reafirma la vinculación de la ocupación humana del territorio con las prácticas ganaderas y, a la vez, abre la incógnita sobre qué grado de responsabilidad han tenido los humanos en la existencia de los prados a más de 2.200 metros de altitud ", explica Gassiot,
Como detectar las huellas arqueológicas no es fácil, los investigadores han rastreado la superficie del parque dividiéndola en transectos y, complementariamente, "han utilizado sistemas de detección remota (LIDAR), mapas ortofotográficos y fotografía aérea. Los datos obtenidos se han proyectado en un Sistema de Información Geográfica del patrimonio arqueológico del parque nacional, que facilita su gestión y análisis", destaca la UAB en una nota informativa.
La mayoría de los yacimientos identificados, 221, son restos arquitectónicos al aire libre: muros, cercados y posibles estructuras de viviendas, muchas de los cuales están interrelacionadas formando asentamientos complejos. El resto son abrigos naturales que fueron empleados como cobijo. Finalmente, hay un pequeño conjunto de círculos de piedra que podrían representar monumentos funerarios, aunque de momento no se ha excavado ninguno.
A GRAN ALTURA
El hecho de que la mayoría de los restos estén en las zonas más elevadas ha sorprendido a los investigadores: 165 se encuentran entre 2.200 y 2.400 metros de altitud, una zona que solo supone el 25% del parque. También entre los 2400 y 2600 metros hay 69. También destaca el descubrimiento de 69 yacimientos, a menudo de gran tamaño, ubicados en tarteras (zonas de acumulación de rocas en la base de las montañas), un tipo de terreno a priori poco amable para el asentamiento humano.
En total, las fechas registradas sugieren una ocupación humana continuada en el territorio desde hace unos 10.700 años. Destaca, no obstante, la elevada presencia de yacimientos de finales del Neolítico, entre 3.400 y 2.300 años antes de Cristo, mientras que en los 2.000 años posteriores, durante toda la Edad de Bronce y de Hierro, se constata una reducción importante.
La búsqueda continúa para ampliar el número y la extensión de las excavaciones. Al mismo tiempo, los investigadores han ampliado el estudio de prospección de superficie en el Pirineo aragonés y es muy posible que también lo hagan al andorrano.
En la búsqueda, además de investigadores de la UAB, han participado científicos de la Institución Milà i Fontanals (IMF-CSIC) y del Centre National de la Recherche Scientifique de Francia (CNRS).
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