Música en vivo en los bares: todos ganan

Las grandes salas de conciertos y festivales de Barcelona opinan que la flexibilización de la normativa fortalecerá el sector

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NANDO CRUZ / BARCELONA

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La reacción de las salas de conciertos de Barcelona ante la circular que permitirá a cualquier bar organizar conciertos amplificados no ha podido ser más unánime. La gerente de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC), Carmen Zapata, lo considera "una muy buena noticia" y no lo ve "en absoluto como una competencia desleal" para las salas de conciertos, sino algo que "fortalecerá a todo el sector", ya que este "debe crecer por la base y ahora mismo no crece por ningún lado".

Alberto Guijarro, de la sala Apolo, considera que este cambio "será beneficioso. Cuantas más salas pequeñas haya, mejor. Y cuanta música en vivo se programe, mejor. Mejor para las salas, los músicos, los trabajadores y el público". Todos estos, aunque a veces no se tenga en cuenta, también son vecinos de Barcelona. Daniel Faidella, de la sala Razzmatazz, piensa que "gracias a esta medida, dentro de unos años habrá más conciertos de bandas nacionales. ¡Espero que acaben viniendo a tocar a Razzmatazz!".

Ni Roberto Tierz, director de una sala pequeña como Sidecar lo ve una competencia: "Mi competencia son las salas de mi aforo. Un grupo que convoca a 50 personas no me sale rentable. Pero si un grupo tiene donde tocar ante 30 personas, luego tocará en Sidecar delante de 250", expone.

TEJIDO MUSICAL

Ese tejido musical de base que potenciará la nueva medida no solo revertirá en las grandes salas; también en los festivales. Así lo prevé Ricard Robles, codirector del Sónar: "Cuanta más actividad ves, más criterio tienes para programar un festival". Aun así, Robles resalta que "el beneficiario directo va a ser el público: si hay más actividad, hay más riqueza cultural".

También el Heliogàbal valoró en rueda de prensa la medida. "La celebramos y esperamos que se amplíe a otros espacios". Así opinaba Miquel Cabal, gerente del bar, quien lamentó que "parte de la opinión pública interprete que la música en directo equivale a problema de ruido". Es algo que también detecta el sector musical. A Robles le provoca "perplejidad". Por eso Cabal insta a "trabajar para revertir esa percepción".

El Sidecar lleva décadas sin recibir denuncias por el ruido de la música. El Heliogàbal ha montado 4.000 conciertos sin una sola queja vecinal. Las quejas, cuando las hay, son por la gente en la calle. "Y eso es por la ley del tabaco que obliga a salir a fumar. Entonces, un latero les vende una cerveza y hacen la fiesta fuera", relata Tierz. Uno de los tres vigilantes de Sidecar se dedica a pedir a la gente que se disperse. En el Heliogàbal tienen otro. "Y es el que más cobra del bar", explican. "Se asume que el ruido ante un bar es responsabilidad del bar, pero el ayuntamiento puede hacer mucho para que los bares molesten menos. Del cine sale mucha más gente y nadie se queja. Parece que solo los bares causamos molestias", denunció Cabal.

CONCIERTO PARA PAGAR LA MULTA

La cita del Heliogàbal con la prensa era, también, para anunciar que el 5 de mayo harán un concierto para recaudar dinero con el que pagar las multas y hacer las obras necesarias para retomar la actividad en abril. En total, unos 25.000 euros. La velada, bautizada con el título 'Pagar la multa', será en Razzmatazz y actuarán Pony Bravo, Za! y Mishima. El encuentro en el Helio se realizó a un volumen de 75 a 85 decibelios; los que generó la voz de los responsables del bar y la prensa. Con el bar en silencio, solo con el ruido de la nevera y el de algún coche pasando por la calle, el sonómetro registra 40 decibelios. El volumen máximo que podría recibir un vecino es de 35. El televisor del propio vecino generaría mucho más de esos 35 decibelios.