Ni un local disponible

Antes que la excavadora ya llegaron los primeros nuevos arrendatarios y la lluvia de inversiones. Y tras ver el resultado de las obras, ha sido cuestión de semanas ir completando el puzle. A la Diagonal reformada ya no le quedan locales vacíos. El último, que se demoró por su alto alquiler, ya está en obras, aseguran. Atrás quedan los 53 establecimientos cerrados, de un total aproximado de 120, en las horas más bajas de la avenida, hace menos de tres años.

En algunas tiendas hablan de mejora radical en la facturación, en otras, más moderada, pero todos apuntan a las obras como tabla de salvación. Calculan que la transformación ha generado al menos 500 nuevos puestos de trabajo en la zona. Por eso, otro de los puntos calientes a tratar con Colau es la reforma pendiente en el tramo de paseo de Gràcia a paseo de Sant Joan que debía iniciarse en noviembre con el anterior equipo de gobierno y cuyo proyecto de ingeniería está listo. «Ahora no sabemos qué pasará y estamos intranquilos», señaló ayer Marta Canut. Por ese motivo, un puñado de representantes de bares y restaurantes de ese tramo también se sumaron ayer a la protesta por las terrazas no autorizadas.

Ignasi Rodríguez, secretario de Diagonal Centre, señala que el próximo reto es conseguir la peatonalización del pasaje de Marimon, entre Casanova y Muntaner y que también ha resucitado comercial y gastronómicamente, pese a al handicap de estar tomado por los vehículos que aparcan o descargan en ese tramo y «esconden por completo sus aparadores», se queja.

El subidón que vive la Diagonal se aprecia también en su unión comercial. Ya son casi cien los asociados e implicados en nuevos proyectos comunes (curiosamente a excepción de los gigantes españoles del textil y algunas firmas de moda nupcial catalanas). La meta final pasa por la unión de toda la avenida, un coloso con 600 locales comerciales. «Tendríamos que trabajar todos juntos», suspira Canut.