LITURGIA DE SEMANA SANTA

Gran devoción a la 15+1

La procesión laica de L'Hospitalet, que cumple 36 años y cuenta con nuevo presidente, recorre, después de dos años, el barrio de Pubilla Casas

Pasión 8 El paso de Nuestra Señora de los Dolores sale de la cofradía 15+1, en la plaza de la Bòbila, ayer.

Pasión 8 El paso de Nuestra Señora de los Dolores sale de la cofradía 15+1, en la plaza de la Bòbila, ayer.

MARINA MUÑOZ BENITO
L'HOSPITALET DE LLOBREGAT

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Después de dos años sin salir por las inclemencias meteorológicas y de que las cuatro gotas que cayeron la madrugada del viernes pusieran en jaque a cófrades, hospitalenses y visitantes, la procesión de Viernes Santo de la Cofradía 15+1 de L'Hospitalet de Llobregat, pudo, por fin, volver a recorrer las principales calles del barrio de Pubilla Casas. Convertida en una de las más multitudinarias de Catalunya, es la única laica de toda España. «Por sus estatutos civiles, no eclesiásticos», señala el presidente, Manuel Romera, aclarando que, en este caso, no interviene la jerarquía eclesiástica. «Pero somos igual de devotos», aclaró.

La procesión, que dio el pistoletazo de salida a las ocho de la mañana entre sentidos vivas, aplausos y lágrimas y al son de tambores y cornetas en la sede de la cofradía -plaza de la Bòbila-, contó con los pasos de Jesús Nazareno y el de Nuestra Señora de los Dolores. Detrás de ambos, está el trabajo de más de 400 personas: miembros de la centuria romana, nazarenos -algunos, descalzos-, capataces, músicos, madrinas y costaleros. «Sacarlo, llevarlo a cuestas y que vea sus calles es algo grandioso para un costalero», señalaba Antonio Reyes. «Es una penitencia con el corazón. No se puede explicar», añadía, con emoción y nervios, José Teodoro, que lleva casi dos décadas ejerciendo de costalero.

De camino al Hospital de la Cruz Roja -donde al mediodía se realizó una pausa y una actuación de saetas-, los porteadores dedicaron a algunos de sus más allegados varias levantás. Nora, una bebé de dos meses y medio, fue una de las primeras afortunadas. «Se hace cuando nace un niño de la cuadrilla, para desearle salud», explicaba la madre, Anaís, mientras su marido llevaba sobre sus hombros el paso de Jesús Nazareno. «Repartidos entre las 40 personas que cargan el Cristo, tocan entre 20 y 30 kilos por barba», señaló, como curiosidad, Vicente Vart, uno de los costaleros de reserva.

Entre las novedades de la procesión de este año, que congregró, según el Ayuntamiento de L'Hospitalet, a unas 80.000 personas, destaca un cambio en el itinerario - recuperando el recorrido histórico, que elimina la calle de Empordà y pasa por Amadeu Vives y Miraflores- y la recuperación de la banda de música de los romanos. «Antiguamente no cuajó. Ahora queremos que la centuria coja fuerza de nuevo», señala Romera que, después de 27 años en la hermandad, se estrena este año como presidente. «Quiero subir esto a lo más alto», añadió.

La cofradía, cuyo nombre alude al número de integrantes que la fundaron, mientras que el 1 simboliza al pueblo de L'Hospitalet, nació en 1977 de la mano de una nostálgica comunidad andaluza que añoraba su tierra. Para hoy sábado, tiene programada, a las 20.00 horas, la procesión con los pasos del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad.