Starsky y Pau

Los Peñaranda tienen un Ford Gran Torino como el que eclipsó a Paul Michael Glaser y David Soul

barceloneando Starsky y Hutch

barceloneando Starsky y Hutch / periodico

RAMÓN VENDRELL / BARCELONA

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No una vez sino dos ha vencido la máquina, la misma máquina, a Paul Michael Glaser y David Soul. La primera fue entre 1975 y 1979, durante la emisión original en EEUU de los 92 episodios de las cuatro temporadas de la teleserie 'Starsky y Hutch'. El coche en el que patrullaban las calles de Bay City les robó limpiamente el protagonismo. La segunda es a los ojos de la posteridad. Si ahora te cruzaras por la calle con Glaser (Starsky) y Soul (Hutch) ni te fijarías en esos dos septuagenarios. A menos que seas una eminencia en los bajos fondos del mundo del espectáculo estadounidense y británico. Pero si te cruzaras con el automóvil que les eclipsó girarías la cabeza con riesgo de lesión cervical. Que Glaser y Soul nunca hayan sido detenidos por machacar con un bate una réplica del vehículo de marras habla a gritos de su 'fair play'.

Yo al menos giré la cabeza violentamente cuando vi subir por Roger de Flor el coche de Starsky y Hutch. Por suerte también lo vi salir del taller de mecánica general Aldany, donde se fraguó el contacto con el propietario.

EL NACIMIENTO DE UNA ESTRELLA

El automóvil utilizado en la teleserie fue un Ford Gran Torino. Nada del otro mundo. La productora Spelling-Goldberg lo escogió porque tenía un acuerdo de préstamo de coches con Ford. El golpe de genio fue de George Grenier, el encargado de vehículos en la compañía de Aaron Spelling y Leonard Goldberg. "Lo pintamos de rojo tomate y le añadimos unas fardonas bandas blancas. Había nacido una estrella", dijo Grenier. Sin duda. Ford fabricó ediciones limitadas del modelo tuneado a raíz del éxito de 'Starsky y Hutch'. En España el Renault 12 y, en menor medida, el Simca 1200 se prestaban a imitaciones macarrillas. 

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El Renault 12","text":"\u00a0y el Simca 1200 se prestaban a imitaciones macarrillas"}}Pere Peñaranda, 48 años, es el dueño del coche que rugía Roger de Flor arriba. Un Ford Gran Torino de 1976 de color rojo 'viper' (sí, víbora, así se apellida este rojo) y con las reglamentarias franjas blancas como rayos superheroicos en los laterales. El motor no es el V8 (dos bloques de cuatro ciclindros montados en uve) de 220 caballos de serie sino un V8 de ¡500 caballos! Es lo que se llama un automóvil sobrealimentado. Dominic Toretto sabe de qué va el asunto. Por eso ruge incluso al ralentí. Y por eso se zampa 20 litros de gasolina cada 100 kilómetros a 100 kilómetros por hora. La tapicería es de cuero negro con ribetes rojos y en los reposacabezas está bordado también en rojo Zebra 3, el nombre policial de la unidad formada por David Starsky y Kenneth Hutchinson. Entre la pintura y los abundantes cromados hacen falta gafas de sol para mirarlo.

LA CULPA FUE DE LA PLAYSTATION

Pere compró el bólido a finales del 2015 y hace un mes pelado que lo tiene. Le hacía ilusión, claro, pero más ilusión le hacía a su hijo, Pau, estudiante de primer curso de Relaciones Laborales. El joven es fan de la pareja de policías secretos más cantona de la historia no por la teleserie sino por la película del 2004. Sobre todo, por el videojuego para la PlayStation 2 que salió. "Mi mujer se agobió de tantas miradas el día que se vino de paseo", dice Pere.

El capricho de Pere fue el Aston Martin V8 de 1975 que ya tenía. El Gran Torino ha sido más bien el de Pau. Hasta sirena y equipo de radio tiene. Para las fotos en Sant Pol de Mar, donde guardan el segundo coche en el garaje de la segunda residencia, padre e hijo se caracterizan más o menos de Starsky (cárdigan) y Hutch (beisbolera). 

Un amigo de Pere tiene un Dodge Monaco de 1974 (el coche de policía que conducen los Blues Brothers) y un Delorean DMC-12 de 1982 ('Regreso al futuro'). Juntos estudian la posibilidad de montar una empresa de alquiler de sus coches de cine (y televisión) para bodas, eventos, rutas por Barcelona, anuncios, etcétera.