El Gobierno francés reitera sus líneas rojas frente al nacionalismo corso

Manuel Valls habla ante la Asamblea corsa.

Manuel Valls habla ante la Asamblea corsa. / periodico

EVA CANTÓN/PARÍS

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El pasado 18 de enero, pocas semanas después de su triunfo en las elecciones regionales francesas, el presidente de la Asamblea nacional corsa, el independentista Jean-Guy Talamoni, caldeó el ambiente de su primera reunión en París con Manuel Valls, al hablar de Francia como “un país amigo”.

Y este lunes, ha sidoel primer ministro quien acudía por primera vez a la Isla de la belleza en un ambiente de cierta tensión ante las reiteradas reivindicaciones de los nacionalistas. Sin embargo, esta vez no ha habido provocaciones y el hemiciclo corso seha limitado a confirmar que las posiciones de unos y otros siguen inamovibles.

El Gobierno mantiene intactas sus líneas rojas frente a las pretensiones de los nacionalistas de lograr la cooficialidad de la lengua corsa, el estatuto de residente para sus habitantes o la amnistía de los condenados por terrorismo que el Ejecutivo de la isla considera presos políticos.

“Nuestra lengua está amenazada, nuestra tierra sigue pasando a manos extranjeras por la única fuerza del dinero y muchos corsos siguen prisioneros por haber actuado en conformidad con sus más nobles aspiraciones”, ha proclamado el presidente de la Asamblea corsa, quien no obstante ha admitido que la visita gubernamental se producía en un ambiente de calma y ausente de violencia inédito en 40 años.  

Sin aplausos en el hemiciclo

“La República tiene una sola lengua oficial, el francés, y no revisaremos ese principio incluso reconociendo plenamente la lengua corsa como base de la cultura de la isla”, le ha contestado Valls en un hemiciclo semivacío que apenas ha aplaudido su discurso. La única concesión de París ha sido el compromiso de fomentar el bilingüismo en los colegios con un plan de formación del profesorado a partir del próximo curso académico.

El primer ministro ha cerrado la puerta a muchas de las exigencias del Ejecutivo de la isla. “Hay líneas rojas, ustedes lo saben. La afirmación de la identidad corsa no pasará por la exclusión, la cooficialidad de la lengua o el estatuto de residente”, ha reiterado.  

No cedió a la petición relativa a los reclusos, ni siquiera al acercamiento de presos encarcelados en el continente que había reclamado el presidente del Consejo regional, Gilles Simeoni, más moderado que Talamani. Los dos dirigentes –autonomista el primero e independentista el segundo- aspiran a una modificación constitucional que recoja las especificidades de Córcega, un territorio de apenas 300.000 habitantes

En todo caso, ha anunciado varias medidas en favor de la isla.Entre ellas un plan de inversión en infraestructuras públicas, estímulos para el desarrollo empresarial o la prórroga de las exenciones fiscales para luchar contra el aumento del precio de la vivienda. También ha confirmado el calendario de la puesta en marcha de la futura colectividad única que verá la luz en enero del 2018 y sustituirá a la actual región, dividida en dos departamentos.

LA UNIDAD DE LA REPÚBLICA

El primer ministro se ha encargado asimismo de subrayar la unidad territorial que emana de la República francesa  "única e indivisible", tal y como figura en la Constitución. “Esta unidad nos hace fuertes en un mundo turbulento, inestable y peligroso, en una Europa que duda y que mañana puede fragmentarse”, ha señalado.

Aunque Valls había visitado Córcega en varias ocasiones siendo ministro del Interior, era la primera vez que viajaba a la isla desde que llegó a Matignon y la primera desde la victoria de los nacionalistas en las elecciones regionales de diciembre del 2015.

Un triunfo sin precedentes que París vio con recelo y llevó a la creación de tres grupos de trabajo dedicados a otros tantos temas: la lengua corsa, la lucha contra la especulación inmobiliaria y la creación de la colectividad única.

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