Terremoto en el Elíseo

Hollande promete clarificar el papel institucional de Trierweiler

Hollande gesticula durante su larga rueda de prensa ante 600 periodistas, ayer en el Elíseo.

Hollande gesticula durante su larga rueda de prensa ante 600 periodistas, ayer en el Elíseo.

ELIANNE ROS
PARÍS

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Visiblemente tenso al abordar la vida privada y firme a la hora de marcar su política económica. En su tercera conferencia de prensa desde el inicio del mandato en mayo del 2012, el presidente francés, François Hollande, despachó la cuestión de su infidelidad hacia la primera dama, Valérie Trierweiler, con la actriz Julie Gayet sin salirse del guion: «Todos atravesamos pruebas en la vida personal. Es un momento doloroso, pero tengo un principio, los asuntos privados deben tratarse en privado». Sin embargo, prometió clarificar la relación con su pareja -hospitalizada debido al «shock emocional» provocado por la publicación del idilio en la revista Closer- antes de su viaje oficial a Estados Unidos, fijado para el próximo 11 de febrero.

¿Será recibida Trierweiler en la Casa Blanca junto a Hollande tal como estaba previsto en la agenda presidencial? Pocos apuestan por este escenario. La mayoría de analistas políticos dan por hecho que el presidente saludará en solitario a Barack Obama y vaticinan un «cambio de pareja» por segunda vez consecutiva en el Elíseo. A diferencia de su antecesor, Nicolas Sarkozy -divorciado de Cecilia y casado con Carla Bruni pocos meses después de llegar a la presidencia- Hollande no está casado con Trierweiler, lo que ha llevado a cuestionar su estatus.

EXPECTACIÓN / Algunas voces, como el senador socialista François Rebsamen, piden la supresión de la función de primera dama. Hollande recordó que en Francia oficialmente no existe, pero que es una práctica ejercida por las esposas de los anteriores presidentes. «Lo esencial es la transparencia, los medios dedicados deben ser conocidos y deben ser los mínimos», indicó.

Sobre la divulgación de su relación con Gayet, acompañada de fotografías acudiendo a sus citas secretas en un piso situado a escasos metros del Elíseo, Hollande no ocultó su malestar por la violación de su intimidad. «Mi indignación es total», dijo ante los 600 periodistas que asistieron a la extensa rueda de prensa -más de dos horas y media- celebrada en el salón de fiestas del Elíseo en medio de una gran expectación y en presencia del Gobierno en pleno. «Me retengo de perseguir judicialmente a la publicación porque estoy protegido por la inmunidad. Si no se me puede atacar, ¿puedo yo atacar a los demás?», adujo tras precisar que ejerce su función «plenamente» para atajar el debate sobre la interferencia entre la vida privada y la pública del presidente.

En relación a su seguridad, cuestionada tras conocerse la vinculación del apartamento donde mantenía sus encuentros clandestinos con la mafia corsa, se ha mostrado tajante: «Mi seguridad está garantizada en todo momento, tanto cuando me desplazo a título oficial como a título personal». La inquilina del piso cedido a Gayet para sus citas amorosas es la actriz Emmanuelle Hauck, exesposa del intérprete Michel Ferracci -condenado a 18 meses en un caso de juego clandestino relacionado con la banda de la Brise de Mer- y pareja de François Massini, asociado a la misma organización antes de ser asesinado a tiros en Córcega el pasado mes de mayo.

GIRO LIBERAL / En el plano político, el presidente confirmó el giro liberal de su programa económico. Hollande, que reconoce haber subestimado la crisis, anunció una nueva cura de austeridad: 50.000 millones de reducción del gasto público. «Si Francia quiere influir en el mundo y mantener el control de su destino, debe recuperar su fuerza económica», argumentó antes de anunciar el lanzamiento del pacto de responsabilidad para mejorar la productividad de las empresas. La medida, que va en la línea de las reformas reclamadas por la cancillera alemana, Angela Merkel, consiste en rebajar las cargas sociales -un 4% de la masa salarial, estimada en 30.000 millones de euros- y simplificar las normas y trámites burocráticos.

El tono cambió radicalmente cuando, hacia el final de la conferencia, le preguntaron por la salud de Trierweiler. «Descansa», contestó secamente.