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Catalunya-España: Dos monólogos contrapuestos

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016.

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016. / DAVID CASTRO

Jesús Pichel

El tiempo se nos echa encima porque el calendario corre y se van acabando los plazos y las oportunidades para salir del atolladero secesionista de forma razonable. Van pasando los días y ni unos nacionalistas ni otros (catalanistas los unos, los otros españolistas) ni quieren ni pueden, ni probablemente saben, dar un paso atrás: todos los pasos son al frente.

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El diálogo no ha terminado porque nunca lo hubo. Sí hubo, y hay, dos monólogos contrapuestos pensados para satisfacer a los propios; sí hay dos gobiernos que solo se ponen en el lugar del otro para prever las estrategias que impongan o impidan lo que el otro desea.

Al referéndum sí o sí se contesta con que no habrá referéndum de ninguna manera. ¿Qué diálogo es ese que no deja resquicio para la discusión? El referéndum es la expresión democrática de la voluntad de los ciudadanos, dicen unos mientras los otros afirman que no es democrático vulnerar la ley convocando un referéndum ilegal.

Pero a la propuesta de cambiar la ley (la Constitución) cada uno vuelve a su monólogo. Dicen unos que el independentismo es mayoría en el Parlament, y es verdad; como verdad es que que tienen más diputados pero menos votos, como dicen los otros. ¿Cómo hacer ver al otro que la verdad propia es más verdadera que la ajena?

No es posible que Rajoy acepte un diálogo de igual a igual, de Estado a Estado, porque Catalunya no lo es. Como no es posible que Puigdemont aceptase otro diálogo que no fuese de igual a igual, de Estado a Estado, para iniciar la deconexión con España. Convencido está Rajoy de estar defendiendo los derechos y los intereses de los españoles, incluidos los de los catalanes, como convencido está Puigdemont de estar defendiendo los derechos y los intereses de Catalunya.

Que hay ciudadanos que se sienten catalanes, vascos, gallegos, etcétera, es un hecho que la Constitución insinúa tímidamente, pero que podría desarrollar y concretar. Aunque para eso hace falta que el diálogo no sea imposible y los pasos no sean al frente.

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