'Brexit' y 'catxit'

Catalunya está rota. Y el que no lo quiera ver es que cierra los ojos a la mitad de sus ciudadanos. Acabamos de ver como en el Reino Unido los efectos del 50+1 han sido desastrosos para el país, los ciudadanos y para Europa al considerarse este porcentaje mínimo como una gran victoria. Esa diferencia no justifica el cambio drástico del rumbo ni de la política de ningún país; al contrario, es el inicio de su división. Lo mismo vale para el PSOE. No se trata de enfrentar a las dos mitades. Los grandes cambios de un país solo pueden basarse en mayorías sustanciales para que sus ciudadanos los sientan como suyos. Lo suyo es pactar con esa otra mitad más uno o menos uno para incluir a todos.

La grandeza de un país no depende de la victoria de una parte sino de la unión de todas las partes. Entendiéndolo así, la gente sensata no tomaría partido de unos contra otros. El consenso ha de prevalecer por encima del conflicto y de la oposición a los contrarios. En ese consenso todos los países deben unirse en un esfuerzo común para el progreso y la realización de los ideales de unos y otros.

No dejemos que todo acabe por romperse. Todavía estamos a tiempo de unir esfuerzos y crear sinergias. No hay que rendirse, para no tener que lamentarse después.