El futuro de la Seguridad Social

«Me preocupan mis hijas»

Emili Roca, de 64 años, desconfía de la reforma de las pensiones y del futuro de los jóvenes

Emili Roca, en una habitación de su casa de La Nou de Gaià (Tarragonès).

Emili Roca, en una habitación de su casa de La Nou de Gaià (Tarragonès). / XAVI MOLINER

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I. S. H.
BARCELONA

«Me preocupa más el futuro de mis hijas que el mío».Es la gran inquietud de Emili Roca, de 64 años, al abordar el tema de las pensiones. Sus hijas, Anna y Sílvia, tienen 33 y 24 años, respectivamente. La mayor está independizada pero la menor ha acabado este año la carrera de Psicología, vive en casa y no tiene trabajo.«Tal y como está el mercado de trabajo, los jóvenes no podrán nunca llegar a tener los 35 años cotizados para jubilarse con una pensión digna», argumenta Emili, y eso sin contar que de aquí al 2027 serán necesarios 38,5 años de cotización.

Emili y su mujer, Rosa Domingo, pertenecen a otra generación laboral. Él se acogió a la jubilación anticipada hace cuatro años, cuando ya había cotizado 46 años como administrativo de la construcción. Rosario tiene 58 años y trabaja como administrativa para la misma empresa desde hace 42 años. Vidas laborables como las suyas son impensables ahora. Y los dos lo saben.

No es pesimismo, sino realismo.«No se genera empleo y la solución que encuentran es aumentar los años necesarios de cotización», comenta Emili.«Y luego está lo de alargar la edad de jubilación a los 67 años -añade-.Como si no supieran que antes de los 60 años las empresas ya te intentan quitar del medio»

Emili sabe que los expertos reclutados por el Gobierno proponen que la revalorización de las pensiones no se haga en función del IPC sino de la relación entre ingresos y gastos de la Seguridad Social. No es economista, pero no tiene dudas de que esta fórmula perjudicará a los pensionistas.«Perderemos poder adquisitivo. Aún más», se lamenta. Lo que no tiene tan claro es cómo se puede calcular la pensión según la esperanza de vida, como propone el informe para la reforma. Pero también desconfía.

Privilegio en extinción

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La situación económica de Emili y su familia, pese a tener a su cargo a Sílvia, no es mala. Por eso, su temor al futuro se centra en sus hijas. Para Emili la jubilación fue una recompensa,«un derecho que recompensaba 46 años trabajando, desde las seis e la mañana hasta las ocho de la tarde, desde los 14 años».

Un derecho que Emili lamenta que la crisis haya convertido en un privilegio en el que las generaciones jóvenes, como la de sus hijas, ni siquiera tendrán la posibilidad de soñar. Un recuerdo de otra era.