Una jornada atípica

La aventura del metro

TURISTAS 3 Arriba, Iniesta posa feliz en el metro mientras pasa desapercibido entre los viajeros; abajo, Alves luce un gorro de lana junto a Adriano y, a la derecha, Puyol, Fontàs y Cesc, dentro de un vagón.

TURISTAS 3 Arriba, Iniesta posa feliz en el metro mientras pasa desapercibido entre los viajeros; abajo, Alves luce un gorro de lana junto a Adriano y, a la derecha, Puyol, Fontàs y Cesc, dentro de un vagón.

JOAN DOMÈNECH
YOKOHAMA / ENVIADO ESPECIAL

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Estaba hablando Guardiola en una larga rueda de prensa, a veces con tres traducciones de idioma, y los jugadores ya se escapaban del hotel. Atendía el técnico a las preguntas de la prensa internacional y José Manuel Pinto había iniciado camino hacia Tokio. Vestido de paisano, tratando de pasar ¿desapercibido? con su coleta y su condición de occidental, para conocer la capital japonesa.

El portero anduvo rápido para ducharse y salir disparado al regresar del entrenamiento. Como varios de los compañeros, decididos a exprimir el día de fiesta«para que se distraigan cuanto puedan», argumentó Guardiola. El técnico sugirió, entre alternativas de ocio, la lectura de libros… Pinto apostó por el turismo, como Dani Alves, tan rápido en el campo como fuera. Adriano y Maxwell completaron la terna de los brasileños que se marcharon hacia Tokio, distante a unos 45 minutos en metro, cuando el entrenador andaba aún vestido con el chándal. Fueron veloces porque ya sabían de antemano que tendrían una jornada de fiesta. Deben regresar mañana a tiempo de almorzar. La segunda sesión será por la tarde en la sede del Yokohama Marinos. Un club amigo, como lo prueba que el Barça tenga una tienda oficial de sus productos. A la cita acudirán un grupo de niños damnificados por el tsunami y el posterior accidente de la central nuclear de Fukushima.

Refugio familiar

Guardiola procurará distraerse, con su pareja y sus tres hijos. Aprovechará para degustar la comida autóctona con el supuesto de que será mejor que la de Barcelona -«aunque tenemos buenos restaurantes japoneses», matizó- y se dejará llevar por los consejos de un guía para visitar Tokio. Salió del hotel y fue a cenar fuera.

Pero él tiene trabajo por delante. Tiene que ver vídeos del Al Sadd, el rival de las semifinales. Dos técnicos, Jordi Roura y Carles Planxart, llegaron antes que toda la expedición para grabar a los posibles rivales.«En una competición tan corta hay sorpresas. Nadie esperaba que el Kashiwa ganara al Monterrey, con tantos internacionales, ni que el Al Sadd eliminara al Esperance», explicó Pep, antes de exponer como ejemplo las angustias que pasó el Barça en Abu Dabi: tuvo que remontar el marcador frente al Atlante y el Estudiantes en la final tras igualar en el último minuto. Guardiola mirará fútbol mientras los jugadores recorrerán Tokio.

Algunos viajaron en metro o en tren, otros en taxi. En la capital tienen a sus familias, excepto los Guardiola y los Messi, que se hospedan en el lujoso Royal Park, junto con la novia de Pedro y el hermano de Maxwell, entre otros allegados. Los Fàbregas (Cesc) y los Hernández (Xavi) están en el hotel Mandarín de la capital, cuartel general del club. El mismo donde se encuentran los directivos y el presidente Sandro Rosell. Se supone que será el que acoja a los Piqué-Bernabéu. Shakira y los padres del central viajaron ayer. Otra batería de familiares llegará el jueves para presenciar la semifinal.

Piqué fue una de las víctimas confesas deljet lag. A las 6.30 de la mañana ya estaba despierto, como proclamó en Facebook.«He dormido bastante bien, los que vamos con las selecciones suramericanas ya estamos habituados», discrepó Alves. Algunos azulgranas dejaron constancia de sus andanzas -por ejemplo, comprar el billete de metro, algo tan común en la mayoría de los mortales- en las redes sociales.

La aventura del turismo comenzó con el acceso a la estación de Sakuragichó, a un minuto del hotel. Piqué retrató a Puyol tratando de adquirir los pases, Alves posó con su gorro de lana e Iniesta lucía sonriente ya dentro de un vagón.

Aglomeración inesperada

Otros azulgranas rehuyeron la complicación de meterse en la compleja red subterránea. Tampoco quisieron abordar la experiencia de la comida japonesa. Valdés, Pedro, Villa y Busquets, por ejemplo, se metieron en un McDonalds. Claro, fueron reconocidos, y la decena de aficionados que les esperaba en la puerta se convirtió pronto en una centena. Apenas dos guardias trataron de resguardarles de la pacífica marabunta, pero salieron casi corriendo.«Solo les he pedido que traten de adaptarse al horario. Mientras tanto, que hagan lo que quieran»,dijo Guardiola.