UNA HISTORIA DE...

Pau Farinetes, ell vecino de bronce de Les Corts

La escultura de Pau Farinetes, que perpetúa el espíritu rural del pueblo de Les Corts, se instaló en la plaza de Comas en 1989

Símbolo 8 Farinetes, frente a la sede del distrito de Les Corts.

Símbolo 8 Farinetes, frente a la sede del distrito de Les Corts.

LLUÍS PACHECO / BARCELONA

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Rostro serio, vestimenta humilde, patillas largas disimuladas por una barretina y un vaso en la mano derecha. Así es Pau Farinetes, el vecino de bronce que controla la puerta de la sede del distrito (plaza de Comas, 18). Entre los ciudadanos genera impacto y curiosidad, a la vez que especulaciones. "Este señor está aquí porque fue el amo de una bodega que hay cerca", comenta Eva, una vecina que rehúsa facilitar su apellido.

Otros, como el matrimonio Mayor Alemany, se guían por el nombre del hombre de la escultura, visible a los pies del monumento. "Creemos que Farinetes era un 'forner'. Antes la gente usaba apodos relacionados con su profesión", afirman estos vecinos, quienes especulan con la vinculación del personaje con la política. "Fue regidor del Ayuntamiento o tuvo algún cargo similar", comenta la señora Alemany.

LA ESCULTURA

Pau Farinetes, cuyo nombre real era Pau Piera Piera, fue un pagès de la zona y heredero universal de la masía Can Farinetes, situada detrás de la sede del distrito. La identidad de la escultura esconde mucho misterio. Según fuentes del Arxiu Municipal de Les Corts, el rostro sí que es de Farinetes pero el resto del cuerpo es de Jaume Esteve, concejal del último ayuntamiento de Les Corts.

La escultura, de metro noventa y unos 300 kilos de peso, es una réplica de bronce hecha por Nicolau Ortiz Serra. De la original, de autor desconocido, se tiene constancia desde principios del siglo XX, Tras la muerte de Farinetes, la estatua se desgastó y fue derribada.

El retorno de Farinetes se produjo en 1989, durante el concurso Faci vostè d'alcalde. La figura ganó el certamen gracias al cariño generado en el barrio y se instaló en la plaza de Comas.

Según afirmó Teresa Perelló Domingo, presidenta del Consell Municipal en 1989 en una nota previa a la inauguración, la escultura pretende "perpetuar su recuerdo y el de un pueblo que a pesar de la industrialización siguió siendo una zona de 'pagesos' y menestrales".