BCN compra la Casa Burés para darle un uso cultural

La finca albergará un centro modernista y parte del Museo Nacional de Urbanismo y de Arquitectura

JORDI SUBIRANA / BARCELONA

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La Casa Burés, un edificio modernista, se convertirá en un equipamiento público. El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, dijo ayer que el ayuntamiento comprará por 26 millones de euros esta finca del Eixample, declarada bien de interés local, para abrir un centro dedicado al modernismo y a la sede catalana del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo.

Situada en la confluencia de las calles de Ausiàs March con Girona, la Casa Burés, de unos 7.000 metros cuadrados, fue construida entre los años 1900 y 1905 por el arquitecto Miquel Pasqual Tintoré con la colaboración de Francesc Berenguer. Dispone de dos entradas independientes, una zona subterránea, una planta baja, cuatro pisos y un ático con trasteros y lavaderos. La finca se destinó a vivienda de la familia de Francesc Burés y a la sede social, almacenes y oficinas de la empresa textil.

Una empresa iba a comprar la casa para abrir un hotel. Pero como es un edificio catalogado, la administración ha podido igualar la oferta y ejercer el derecho de retracto.

Unos 2.200 metros cuadrados se destinarán al modernismo. El vestíbulo y la planta baja, 1.200 metros cuadrados, albergarán una exposición sobre este movimiento. Los 1.000 metros cuadrados restantes, en el principal, se dedicarán a un centro de interpretación del modernismo de cierta envergadura.

SEDE REPARTIDA

El resto del edificio, unos 4.200 metros cuadrados, lo ocupará el Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo si el Ministerio de la Vivienda acepta esta ubicación para el equipamiento, indicó Hereu. El 29 de diciembre del 2006, el Consejo de Ministros aprobó un real decreto para la creación del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo, que repartirá su sede entre Barcelona y Salamanca. La capital catalana albergará la parte del urbanismo, y la ciudad castellana, la de arquitectura. Unos 3.200 metros cuadrados, que incluyen la zona subterránea, serán para el museo y otros 1.000 para documentación y archivo.

La casa se encuentra en buen estado, aunque el ayuntamiento tiene previsto hacer algunas obras de rehabilitación. De la fachada, de piedra, destacan los sillares sin pulir, la torre del vértice sur de la cubierta, los hierros de los balcones y la decoración de sus formas curvas, especialmente presentes en los ornamentos escultóricos de la barandilla de la planta principal y las tribunas. En el interior sobresale la claraboya con cristales de colores del principal, la planta más importante del edificio, tanto por dimensiones, piezas y acabados. Conserva buena parte de la decoración modernista: muebles, mosaicos, carpintería y murales.