Un sueño frustrado por las lesiones

"Quiero jugar hasta los 40 años, pero no pienso arrastrarme". Lo dijo Carles Puyol a finales del 2012, poco antes de renovar su contrato con el Barcelona. El capitán quería emular a un jugador que siempre ha admirado, el italiano Paolo Cesare Maldini, quien sí que llegó a los 40 como profesional en el Milan. Pero no ha podido hacer realidad su sueño.

Las lesiones --en total, 38-- han minado a un referente tanto en el campo como en el vestuario. Y, a sus 36 años, no quiere ser una carga para el equipo. De hecho, su última renovación tardó en llegar porque quería estar al 100% antes de firmar. Solo cuando se recuperó de una lesión en el brazo su representante, Ramon Sostres, retomó las negociaciones con el club.

"Le he dicho que yo quiero seguir jugando y también que tengo muy claro que no me voy a arrastrar. Puedo firmar uno, dos o cinco años, pero en el momento que no me sienta bien lo voy a dejar, aunque tenga contrato en vigor", aseguró a Sandro Rosell, entonces presidente del Barça. Aún no sabía que, tras ocho lesiones, sus rodillas iban a decir basta.

La última vez que Puyol pasó por el quirófano fue en junio del 2013, cuando fue intervenido de un quiste de Baker en la rodilla derecha. Pero meses antes, en marzo, ya había sido operado de la misma rodilla. En total estuvo 220 días alejado de los campos. El central tan esperado por Gerardo 'Tata' Martino regresó a mediados de octubre, con la temporada actual ya arrancada.

Con solo 22 partidos jugados la temporada anterior, el jugador volvió dispuesto a comerse el mundo, pero su estado físico ha estado muy por debajo de lo esperado. Ha figurado en el once inicial en algún partido, pero no ha vuelto a ser el central indiscutible y apenas ha disputado una docena de partidos (cinco de Liga, seis de Copa y uno de Champions). El último, ante el Almería el pasado 2 de marzo. Marcó un gol, su último gol con la camiseta azulgrana.