Historia aromática
¿A qué olía el simpático presidente John F. Kennedy?
El presidente Kennedy encargó ocho frascos de este aroma y uno más para su hermano 'Bob'

La fragancia Eight & Bob de JFK.


Natalia Vaquero
Natalia VaqueroPeriodista
Eight & Bob es una fragancia con historia: Albert Fouquet, hijo de un aristócrata parisino, perteneciente a lo más selecto de la alta sociedad francesa de principios del siglo XX, era un experto descubridor de perfumes.
En una habitación en lo alto del 'chateau' familiar, ayudado por Philippe, el mayordomo de la familia, creaba y perfeccionaba distintas esencias para su uso personal. En cada acontecimiento social al que era invitado sorprendía con su exquisita fragancia, cada vez más demandada por el exclusivo círculo social que frecuentaba.
Continuamente rechazaba interesantes propuestas para comercializarla. Una noche de las vacaciones del verano de 1937 en la Costa Azul, cuentan que simpatizó con un joven estudiante norteamericano que recorría Francia en un descapotable: John F. Kennedy.
A los pocos minutos de ser presentados, JFK ya se había encaprichado con la esencia que utilizaba Albert. La simpatía que desprendía John convenció a Albert para dejarle a la mañana siguiente en el hotel un ejemplar de su anónima fragancia, con una nota: “En este frasco encontrarás la dosis de glamour francés que le falta a tu simpatía americana”.
A la vuelta de sus vacaciones Albert recibió una carta de John desde EEUU agradeciéndole el detalle y comunicándole el éxito que había tenido el perfume entre sus amistades. Le rogaba que le enviara ocho ejemplares, “…y si su producción se lo permite, otro más para Bob”, su hermano Robert Kennedy.
Albert, sin llegar a comprender exactamente la petición, decidió enviarle una caja llena de muestras para compensar los costes del transporte. No cumplió con el encargo hasta que Philippe encontró en una farmacia parisina unos frascos de cristal que Albert consideró adecuados para su fragancia. Encargó entonces unas cajas que reproducían el estampado de la camisa que llevaba JFK cuando le conoció. Finalmente, etiquetó frascos y cajas con la simpática petición del que después sería presidente de Estados Unidos: Eight & Bob.
Unos meses más tarde, no daba crédito cuando comenzó a recibir cartas desde EEUU con peticiones remitidas por varios directores, productores y actores de Hollywood como Cary Grant o James Stewart. Todos habían conocido la fragancia a través del padre de John, quien mantenía relación con conocidas estrellas debido a su pasado empresarial en la industria del cine.
En la primavera de 1939, Albert falleció en un accidente de coche cerca de Biarritz (Francia). Philippe, el único que podía atender las peticiones recibidas, solo puede continuar esta labor unos meses, pues el comienzo de la II Guerra Mundial le obliga a abandonar su trabajo con la familia Fouquet. En los últimos envíos que se realizaron, Philippe escondió los frascos dentro de libros que troqueló cuidadosamente a mano para evitar que los nazis incautaran los perfumes.
El resto, es ya historia.
La historia es generosa con los perfumes y nos traslada a míticos como Chanel nº5, Opium de Yves Saint Laurent, Diorissimo de Christian Dior o Eau de Rochas. Muchos de ellos, se dieron a conocer gracias a grandes personajes de la historia como Marilyn Monroe con Chanel nº5, Audrey Hepburn con Givenchy o, por supuesto, JFK con Eight & Bob.
De producción limitada
En enero de 1934 Albert Fouquet viajó a Chile invitado por el embajador italiano. Además de disfrutar de los encantos del país, aprovechó para buscar en los Andes plantas aromáticas que enriquecieran sus esencias. De vuelta en París, en su maleta viajaban varios tallos de “Andrea”, nombre con el que Albert bautizó la planta cuyos extractos son el alma del perfume Eight & Bob. Andrea es una planta silvestre, muy escasa debido a la altura y al área tan pequeña donde florece y que sólo se puede recoger durante los meses de diciembre y enero. Del total recolectado se hace una selección muy exigente, de la que sólo se aprovecha un 7%. Este proceso finaliza entre los meses de marzo y abril y es, sólo entonces, cuando se sabe el número de unidades de “Eight & Bob” que se pueden envasar y cuántas se adjudican a cada país.
Los aromas de Eight & Bob ocupan ahora un lugar privilegiado en la Casa del Presidente, la vivienda familiar de Adolfo Suárez en Ávila, reconvertida ahora en hotel de lujo. Los frascos de estas fragancias decoran el despacho del presidente con quien llegó a España la democracia, una estancia en la que destaca una gran librería de la época de Suárez con una pequeña puerta secreta diseñada para facilitar su huida en caso de emergencia.
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