Neurociencias

El gran misterio sobre cómo se origina la consciencia en el cerebro sigue sin resolverse

Una apuesta que ha durado 25 años ha sido ganada por un filósofo y perdida por un neurocientífico. Quizás en 2048 cambie el resultado.

En alguna parte del cerebro y de alguna forma que desconocemos surge la consciencia.

En alguna parte del cerebro y de alguna forma que desconocemos surge la consciencia. / Alloma Davidova en Pixabay.

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una apuesta que ha durado 25 años ha concluido porque no se ha conseguido determinar cómo puede surgir la consciencia de las neuronas del cerebro. Un misterio filosófico se ha convertido en un misterio científico que todavía sigue sin resolverse. El filósofo ha ganado y el neurocientífico ha perdido. Pero la búsqueda continúa.

¿Qué es la consciencia y cómo surge de las neuronas del cerebro? Esta es una de las grandes preguntas de la ciencia y la filosofía, que lleva siglos intrigando a los investigadores.

Hace 25 años, el neurocientífico Christof Koch y el filósofo David Chalmers hicieron una apuesta sobre si el mecanismo neuronal de la consciencia sería descubierto antes de 2023. El resultado se ha anunciado recientemente en una conferencia científica celebrada en la Universidad de NY: Chalmers ha ganado la apuesta, porque el misterio sigue sin resolverse, informa la revista Nature.

Misterio filosófico

La consciencia es todo lo que una persona experimenta: lo que saborea, oye, siente y más. Es lo que da sentido y valor a nuestras vidas, dice Chalmers, que es co-director del Centro de Mente, Cerebro y Cosnciencia de la Universidad de Nueva York.

Pero, a pesar del enorme esfuerzo -y de la apuesta de 25 años- los investigadores todavía no entienden cómo nuestros cerebros la producen.

"Empezó como un gran misterio filosófico", añade Chalmers. "Pero con los años, se ha ido transformando en, si no un misterio 'científico', al menos uno al que podemos tener un cierto agarre científico".

Bits cerebrales

Koch, investigador meritorio en el Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro en Seattle, Washington, comenzó su búsqueda de las huellas neuronales de la consciencia en los años 80.

Desde entonces, ha estado interesado en identificar "los bits y piezas del cerebro que son realmente esenciales -realmente necesarios- para generar finalmente una sensación de ver o escuchar o querer", como él lo expresa.

Cuando Koch propuso la apuesta, ciertos avances tecnológicos le hicieron ser optimista sobre resolver el misterio más pronto que tarde.

Optimismo tecnológico

La resonancia magnética funcional (fMRI), que mide los pequeños cambios en el flujo sanguíneo que ocurren con la actividad cerebral, estaba arrasando en los laboratorios.

Y la optogenética, que permitía a los científicos iluminar las neuronas para relacionarlas con actividades concretas como la consciencia, había aparecido en escena.

Koch era un joven profesor asistente en el Instituto Tecnológico de California en Pasadena en ese momento. "Estaba muy impresionado por todas estas técnicas", dice. "Pensé: ¿25 años a partir de ahora? No hay problema".

Estudio clave

Sin embargo, ninguna de estas técnicas ha sido suficiente para desvelar el secreto de la consciencia. Lo que finalmente ha ayudado a resolver la apuesta ha sido un estudio clave que ha puesto a prueba dos hipótesis principales sobre la base neuronal de la consciencia, cuyos resultados se presentaron en la citada conferencia.

Se trata del estudio más grande hasta la fecha sobre este tema, que ha involucrado a más de 200 participantes humanos y ha utilizado fMRI y electroencefalografía (EEG) para medir su actividad cerebral mientras realizaban diferentes tareas.

Los investigadores han comparado dos teorías rivales: la teoría de la información integrada (IIT) y la teoría global del espacio de trabajo neuronal (GNWT).

La primera propone que la consciencia surge cuando un sistema tiene una alta capacidad para integrar información entre sus partes. La segunda sugiere que la consciencia depende de la capacidad del cerebro para difundir información entre diferentes regiones y redes.

Resultado fallido

Los resultados de esta investigación han mostrado que ninguna de las dos teorías puede explicar por sí sola todos los aspectos de la consciencia humana. Ambas tienen elementos válidos, pero también limitaciones y contradicciones.

Por ejemplo, la IIT predice que algunas regiones cerebrales profundas son cruciales para la consciencia, pero el estudio no ha encontrado evidencia de ello. Por otro lado, la GNWT no puede explicar por qué algunas personas con daño cerebral pueden tener consciencia residual.

¿Nueva teoría?

Esto significa que se necesita una nueva teoría, o una combinación de las existentes, para dar cuenta de la complejidad y la diversidad de la consciencia. Koch reconoce que perdió la apuesta, pero no se rinde. "Sigo siendo optimista", dice. "Creo que estamos en el camino correcto".

Chalmers también se muestra esperanzado, y dice que la apuesta ha servido para estimular el interés y el debate sobre este tema. "Ha habido mucho progreso en el campo", afirma.

La consciencia sigue siendo uno de los mayores desafíos de la ciencia, pero también una de las mayores oportunidades. Entender cómo surge de la materia podría tener implicaciones profundas para nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Nueva apuesta: 2048

En la actualidad, más investigadores que nunca están tratando de resolver el enigma de la consciencia utilizando no solo optogenética o imágenes de resonancia magnética funcional, sino también estimulación magnética transcraneal y electrodos implantados dentro del cerebro.

Además, están modelando sus datos con algoritmos aumentados por inteligencia artificial cada vez más potentes. La mecánica cuántica forma también parte de estas investigaciones, aunque Chalmers la considera marginal.

Todo ello ha llevado a al filósofo y al neurocientífico a formular una nueva apuesta: Koch calcula que cuando tenga 91 años se habrá encontrado una evidencia clara de la firma neuronal de la consciencia.

“Espero perder esta vez”, contesta Chalmers, que entonces tendrá 82 años. “Pero sospecho que ganaré”, concluye. El desenlace tendrá lugar en 2048. Tampoco queda tanto.

Referencias

A 25-Year-Old Bet about Consciousness Has Finally Been Settled

. John Horgan. Scientific American, June 26, 2023.

Decades-long bet on consciousness ends — and it’s philosopher 1, neuroscientist 0

. Mariana Lenharo. Nature, 24 June 2023. DOI:https://doi.org/10.1038/d41586-023-02120-8