Entrevista

Anna Simon: "Me quedó la espina de no despedirme en 'Zapeando'"

La periodista catalana vuelve a la tele tras el parón por su maternidad para presentar en TV3 el 'reality' 'El tros', el 'Masterchef' de los payeses

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Anna Simon, en 'El tros' de TV3

Anna Simon, en 'El tros' de TV3 / TVC

Marisa de Dios

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Anna Simón (Mollet, 1982) se considera más de pueblo que de ciudad, así que convertirse en la presentadora de 'El tros', el 'reality' en el que TV3 busca a la mejor pareja de payeses catalanes, le ha venido como anillo al dedo. También le ha servido para volver al ruedo televisivo después de un tiempo alejada de los platós por un motivo de peso: el nacimiento de su hija Aina, que tiene ya dos años. La excolaboradora de 'Zapeando' nunca pensó que estaría tantos meses alejada de la pequeña pantalla, y tuvo que lidiar con el miedo a desaparecer de delante de los focos sin saber si sería difícil volver, pero no se arrepiente.

El concurso propone una combinación que augura una convivencia difícil: parejas de 'ruralitas' apasionados por el campo y de 'urbanitas' que no han salido de la ciudad.

La relación al principio no es fácil porque juntamos a personas que aparentemente no tienen absolutamente nada en común. Pero a veces estos emparejamientos nos traen sorpresas.

Parece que los que más tienen que aportar a la competición son los payeses. ¿O los urbanitas sorprenderán?

Hay gente que nos sorprenderá y otros que nos harán reír mucho. Porque está la típica persona de ciudad que se pone a gritar cuando ve un bicho y otros todoterreno que se adaptan, se arremangan y hacen lo que se tenga que hacer.

Como presentadora, ¿ha experimentado también la vida rural?

Hemos estado tres semanas en una masía en Llagostera, en el Gironès, y me he sentido superintegrada. Vivía en una cabaña de madera chulísima, en medio del bosque, así que para mí también ha sido una experiencia. Yo no soy de ciudad ni de payés, soy un poco de pueblo. Mis abuelos eran de campo, así que de pequeña había escuchado expresiones, pero allí he visto cómo se hace. Es superinteresante para recuperar tradiciones y ver cómo se trabajaba antes. No he hecho las pruebas, pero me he nutrido mucho de los concursantes y de los dos miembros del jurado.

¿Qué es lo que más ha sufrido de la vida rural?

Nada. Han sido tres semanas alejadas de la ciudad, casi sin cobertura.

Durante la pandemia, mucha gente dejó las grandes ciudades y se mudó a los pueblos. ¿Convencerá el programa a más gente?

Pues entiendo perfectamente a los que se han liado la manta a la cabeza y lo han dejado todo para irse al campo. Levantarse por la mañana habiendo dormido toda la noche con ese silencio es un regalo. Yo nunca he sido de ciudad, me costaría mucho vivir en una.

La idea que tenemos de la vida rural es que es muy dura. ¿El programa lo confirma?

Sí. La vida rural es durísima y a veces no somos conscientes del sacrificio que implica trabajar como payés. Nos sentamos en la mesa, nos ponen la ensalada, la carne, y no nos paramos a pensar en el trabajo que supone. Para ser payés debes tener vocación porque muchas veces no está lo bien recompensado que debería. Tenemos que cuidar mucho más a la payesía.

De hecho, últimamente han paralizado las grandes ciudades con sus protestas.

Es que es un trabajo muy maltratado. Así que siempre con los payeses a su lado, reivindicando todo lo que se merecen.

'El tros' es de la misma productora de 'Masterchef', que tantas vocaciones culinarias ha despertado. ¿Esperan conseguir lo mismo con los payeses?

Ojalá. Lo que me ha sorprendido mucho en este concurso es que hay gente muy joven que está interesada en este mundo, y eso es importantísimo, porque son el futuro de la payesía. Si nos vamos quedando sin payeses, está claro que no comeremos. Por eso es tan importante cuidar y mimar este trabajo. Sería maravilloso si el programa ayuda a que la gente joven se interese por este mundo.

Marina Pifarré, Anna Simon y Miquel Montoro, en la masía de 'El tros'

Marina Pifarré, Anna Simon y Miquel Montoro, en la masía de 'El tros' / TVC

Ahora llevaba un tiempo alejada de la televisión. ¿Ha sido por decisión propia?

No sé si fue tanto una decisión, pero sí. Tengo una niña que acaba de cumplir dos años. La maternidad me ha callado un poco la boca, porque antes siempre decía que si tenía un hijo volvería a trabajar cuando tuviera cuatro meses. Pero después no me apetecía volver. He tenido el privilegio de poder tomar esta decisión, porque por desgracia hay muchas mujeres que no pueden hacerlo. He vivido esa ambivalencia de decir: me gusta mucho mi trabajo, me lo paso bien, pero a la vez tampoco me quiero perder nada de mi hija. Así que es muy complicado encontrar el equilibrio y conciliar.

¿Nunca tuvo miedo de pensar que si desaparecía un tiempo podría costar volver a hacerse un hueco?

Ese miedo siempre está. Pero tienes que valorar qué es lo que más pesa en ese momento de tu vida.

Hubo espectadores de 'Zapeando' que echaron a faltar que se despidiera de la audiencia, después de seis años en el programa. ¿Le quedó esa espina clavada?

Tal vez sí que me quedó. Aunque creo recordar que lo hice a través de Instagram. Fue algo bastante rápido, tampoco fue premeditado de decir: desaparezco y no le digo adiós a nadie, ni mucho menos. Además, fue una salida amistosa, no hubo mal rollo y continuo hablando con mis compañeros de 'Zapeando'. Ahora no veo mucho la tele, pero sé que les está yendo bien y me alegro mucho.