'Thriller' de Netflix

Enric Auquer: "'Mano de hierro' te permite meterte en sitios donde la gente no puede entrar"

El actor habla de la nueva serie de Netflix junto a Eduard Fernández y Jaime Lorente

'Mano de hierro': violencia y narcotráfico en el puerto de Barcelona

Así se ha rodado 'Mano de hierro' en el puerto de Barcelona

Enric Auquer

Enric Auquer / NETFLIX

Marisa de Dios

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Los puertos no suelen ser escenarios demasiado habituales para las producciones audiovisuales. Sin embargo, en la nueva serie de Netflix 'Mano de hierro', el de Barcelona es casi un personaje más. Allí impone su ley Joaquín Manchado (Eduard Fernández), propietario de la terminal principal, una posición que aprovecha para manejar una red de narcotráfico en la que también participa su familia, como su hijo (Enric Auquer) y su yerno (Jaime Lorente). Hasta que la desaparición de un alijo de coca le pone en un serio aprieto.

Hablemos de sus personajes. Eduard, en esta serie usted es el patriarca que maneja a su equipo con mano de hierro, tanto literal como metafóricamente.

Eduard Fernández: Ver a este personaje, Joaquín, con el gancho es una imagen muy potente que creo que funciona muy bien. Él ha venido de fuera y ha logrado situarse en un entorno muy hostil como es un puerto, en el que todo está muy repartido y todo se hereda. Entró fuerte con su hermano para hacerse un lugar. La serie es un juego de desconfianzas mutuas, de ver si uno te va a traicionar o no, de quién está a tu lado y quién no.

Jaime Lorente: En este juego de desconfianzas yo soy el yerno y quizá me lo tengo que trabajar un poquito más porque no comparto un lazo sanguíneo, pero sí un lazo de interés y de compromiso con la familia Manchado. 

Y después está el hijo díscolo que hace Enric Auquer.

Enric Auquer: Más que díscolo, es un chico más bueno que su padre, lo que pasa que es adicto al juego. Está envuelto en una lógica masculina de psicopatía porque tiene un padre que está loco perdido, un señor con una necesidad de poder y de tenerlo todo controlado muy grande. Tiene la presión de querer complacer a su padre o parecerse más a él, pero eso significaría ser una mala persona. Es un personaje que está todo el rato perseguido como una liebre por 15 galgos que se lo quieren comer, intenta hacer lo que puede y va evolucionando hacia un sitio muy oscuro.

Jaime Lorente: Igual que la serie.

¿Cómo fue rodar en un escenario como el puerto de Barcelona?

Eduard Fernández: Me hacía mucha ilusión trabajar en el puerto. Todos sabíamos que era muy grande, pero cuando entras te das cuenta de que es todavía más de lo que creías. Solo pensar en esos barcos enormes que llegan con tantos containers y que sepan dónde guardarlos todos me parece casi imposible. Ver cómo funciona todo eso me parece muy atractivo y, como escenario de la serie le da mucho peso, y mucha verdad, con todos esos hierros y ese movimiento.

Enric Auquer: Es el privilegio que nos da este trabajo, que te permite meterte en sitios donde la gente no puede entrar. De repente estás montándote a una grúa que mueve containers, paseándote en coche por todo el puerto, subiéndote a la torre de control para ver cómo hablan con los barcos...

Tendrán alguna anécdota de un rodaje tan peculiar.

Jaime Lorente: Yo estaba solo a una hora muy temprana y me pilló cambio de turno de los estibadores. Me invitaron a una parrillada de pollo y me puse ciego a las ocho y media de la mañana.

Enric Auquer: Yo me acuerdo que a veces hay como ciudades de containers apilados. Pero no están enganchados unos a otros, sino que hay minipasillos y te puedes perder en ese laberinto. Y me solía meter por ahí.

Eduard Fernández y Jaime Lorente, en 'Mano de hierro'

Eduard Fernández y Jaime Lorente, en 'Mano de hierro' / SOPHÏE KHOLER/NETFLIX

¿Y se perdió?

Enric Auquer: No, pero era espectacular, me lo pasaba como un niño. Me metía por un lado y por otro y de repente veías líneas rectas y te daba cuenta de dónde estabas. ¿Pero y si de repente encontrabas un container con trata, podías descubrir algo y salvar a alguien?

Eduard, usted venía de hacer 30 monedas, donde estaba muy distinto físicamente y llegó a perder 15 kilos.

Eduard Fernández: Estaba calvo y por eso Lluís Quílez [el creador y director de Mano de hierro] tenía miedo de que no me creciera el pelo. 

Ahí fue donde se negó a llevar peluca. ¿Los cambios físicos son una de las cosas más complicadas de su trabajo?

Eduard Fernández: Es muy difícil adelgazar, engordar es fácil. De joven me pasaba al revés, no había manera de engordar. Hace muchos años hice Roberto Zucco, con Lluís Pasqual, donde tenía que coger un poco de peso y no había manera. Comía, bebía batidos de plátano y nada. Me gusta cambiar de pinta, aunque es un poco pesado. Pero luego cuando ves el resultado te das cuenta de que era importante hacerlo.