Cris B. ('OT 2023'): "Me costó integrarme dentro del grupo, pero se solucionó con una charla"

Sin duda la suya era una de las mejores voces masculinas de ‘OT 2023’ y el mismísimo Àngel Llàcer les dijo a sus compañeros al día siguiente de su expulsión que se acababa de ir la única alma de la edición. Y es que el canario Cris B., de 24 años, exudaba talento en cada una de sus actuaciones, y profesores y jurado no dejaban de alabar su calidad vocal (con esos perfectos agudos) y la prestancia en el escenario que le había proporcionado su paso por los musicales. Ahora ha sacado su primer single, 'Remedio' con ese sonido pop ochentero propio Rauw Alejandro en ‘Todo de ti’ que le sienta tan bien.

Precisamente esa canción del portorriqueño fue la que le llevó a estar nominado y eso le llevó a la expulsión en la gala 8, al superarle Bea con un ajustadísimo 52%. Y eso que él se veía en la final. “¿Por qué no? Hay que tener un poco de autoestima y pensar que si he llegado a la Academia también podría haber llegado a la final. En el fondo todos lo pensábamos”, comenta el joven, que asegura que comprendía perfectamente el papel del jurado. “Cada vez era más difícil, porque  lo hacíamos mejor. Entonces ¿a quién nominas semanalmente?”, pregunta.

Actuaciones impecables

Él, hasta esa nominación, había cruzado la pasarela sin problemas por sus impecables actuaciones, y viendo los ensayos uno se preguntaba  qué más podía podía aprender . “Un poco de todo. Porque siempre hay algo. Y es que estás trabajando con profesionales  dentro de cada ámbito. Abril lo es de la actuación y la dirección y Manu, de la música y la composición. Siempre hay  cositas que sumar”, afirma. Él, acostumbrado a los musicales, empezó a saber mostrarse como artista en el 'talent'. “Aquí no eres un personaje cantándole al público para que entienda  la historia. Aquí eres tú expresando lo que quieres presentarle. No te estás escondiendo detrás de un personaje, de un alter ego”, razona.

Y ese single, 'Remedio' es una carta de presentación de lo que quiere hacer: “Quería un tema que se pudiese cantar y bailar, pero que también pudiera hacerlo más acústico”. De ahí que la música sea más movida y la letra más melancólica. “Habla de un desamor. La persona enganchada  le pide a la otra que vuelva. No quería que se basara en hechos personales, sino algo con lo que pudiera sentirse identificado tanto yo como quien lo escucha. Porque es un sentimiento muy común el del desamor”, sostiene. Con eso desmonta cualquier sospecha de que se basara en alguna decepción amorosa vivida en la Academia.

Esa similitud con la primera canción que Rauw Alejandro le dedicó a Rosalía la lleva con orgullo, pese a ser la que le valió la expulsión. “No le guardo rencor, porque no fue culpa de la canción. Se lo achaco más a los nervios. Fue culpa nuestra básicamente”, dice exhibiendo su alto nivel de exigencia que le permitió hacer actuaciones del nivel del ‘Y quién es él’, de José Luis Perales, con el que se despidió de la competición. ”Además, en la gala hay que comparar unos con otros y si tú lo haces inferior, hay que caer. Lo asumo totalmente”, dice con profesionalidad pese a su juventud: “Hay que dejar de ser un niño. Aunque tengo 24 años, que no es mucho”

Precisamente esa sensatez y su timidez fueron lo que propiciaron que no brillase tanto como otros compañeros en la convivencia. Que ’OT ‘, no lo olvidemos, también es ‘reality’. Incluso se le veía bloqueado emocionalmente. “Yo es que soy muy tímido”, reconoce. “Me costó integrarme dentro del grupo. Porque me pensaba cosas que igual solo estaban en mi cabeza y mis compañeros pensaban otra cosa, porque veían actitudes. Eso se solucionó dos semanitas antes de irme. Tuvimos una charla y ya está”, explica.

Y ya volvió a ser él: “Las últimas semanas se notaba que estaba más libre”, se congratula, consciente de que parte del éxito de un artista está en su carisma “y en la persona que es”. Poco a poco se va desprendiendo de esa timidez. “No del todo, pero se va trabajando”, dice entre risas.  Lo que sí desmiente  es que su estado de ánimo lo provocara que su madre tuviera cáncer. “Es cierto que estuvo malita, pero no era cáncer. Es que la gente se inventa cosas”, apunta, mientras asegura que “ahora está mejor”.

"El alma" de la edición

En cuanto a que Ángel Llàcer, en su visita a la Academia, dijera que la única alma que había en esa edición era él, que acabada de abandonar el concurso, le produce sentimientos encontrados. “Había coincidido con él ese día a la hora de comer con el equipo y esas palabras mismas me las dijo a mí: ‘Que sepas que ahora voy a subir y se lo voy a decir a tus compis, porque creo que es necesario'”, rememora. Él se quedó en 'shock'. “Porque es guay que diga eso de mí, pero que rollo que se lo diga así a mis compañeros”, dice, empático, mientras confiesa que le encantaría trabajar en uno de sus musicales.

No obstante piensa que era necesario para todos: “¡Qué  guay que una persona de ese calibre diga unas palabras como esas! Si yo hubiera estado dentro, habría necesitado una conversación así. Porque todos los invitados nos decían cosas bonitas, pero también necesitamos que nos digan lo que hacemos mal”, asegura. “Esto puede sonar mal porque yo ya estaba fuera, pero si hubiera estado dentro y lo dijera de Bea, lo habría visto perfectamente válido. Es como un empujoncito para decir: hay que hacer el click, hay que espabilar, porque aunque lo hacemos bien, hay que hacerlo un poquito mejor”. De nuevo su autoexigencia asoma la nariz.

Cuando acabe la locura de las firmas y de la gira, en la que le encantaría que no faltara su emocionante ‘Y quién es él’,  su intención es establecerse en Madrid. “Ahí está la discográfica. Desde Canarias un avión supone tres horas de viaje. Madrid es más céntrico y donde está todo. Y si necesito ir a Barcelona o a Sevilla cojo un AVE”. Esos son los mayores planes de futuro que se permite hacer. “De momento voy fluyendo, voy viendo  qué oportunidades me surgen y cómo meterme en la industria. Yo pienso en el presente. A veces es necesario pensar en el futuro, pero solo lo suficiente”.