Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Corresponsales de guerra, del adoquín al cóctel molotov

Javier Bastida, en la zona de Ferraz ('El intermedio').

Javier Bastida, en la zona de Ferraz ('El intermedio').

Ferran Monegal

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Algunos internautas se han quejado porque el programa de TVE ‘Dúos increíbles’ acabó muy tarde, entrada la madrugada. Es una queja injusta. Infundada. TVE hizo lo que tenía que hacer ante lo que estaba sucediendo en Madrid, en la zona de Ferraz.

Había una batalla protagonizada por violentos de ultraderecha que desbordaron lo que tenía que ser una manifestación pacífica. O sea, el lícito derecho a protestar aniquilado por el odio, la violencia y la ferocidad. La prolongación del ‘Telediario’, media hora más, es lo que se espera de una tele pública. También de las privadas. ‘El intermedio’ (La Sexta), por ejemplo, dedicó casi todo el programa a Ferraz. Y allí se produjo esta imagen: el reportero Javier Bastida, tras aguantar insultos y atropellos, muestra uno de los adoquines lanzados por los ultras. El adoquín es un proyectil de guerrilla urbana. Puede ser preámbulo de otro tipo de munición más letal. En ‘Al rojo vivo’ esta mañana advertían de la incitación que acaba de hacer la candidata de Vox en Breña Baja (La Palma) preguntándose si los cócteles molotov serían adecuados. O sea que Javier Bastida, que fue a la manifestación en calidad de reportero, devino sin querer en corresponsal de guerrilla urbana.

MARC MARGINEDAS .– A la misma hora en que esto sucedía, en TV3 emitían el documental ‘Retorn a Raqqa’. Es el regreso de nuestro compañero Marc Marginedas a Siria, a los lugares en que sufrió 178 días de secuestro por parte de terroristas de Estado Islámico. Le apresaron cuando estaba haciendo su trabajo: corresponsal de guerra para EL PERIÓDICO, desde Siria, como antes lo hizo desde Argelia, Irak, Afganistán... Ser corresponsal de guerra es ejercer el periodismo en grado máximo. Yo a Marginedas le admiro. Pero me falta valor para envidiarle. Nunca he tenido la valentía, ni el sentido del compromiso periodístico, de ejercer la profesión como él lo hace. Hay un momento en el documental que quiero resaltar. Cuando su hermana Cristina retrata su personalidad: «No entendíamos su afán por irse a donde estaba en riesgo. Si iba a poder comer o no, le daba igual. Ninguno éramos conscientes del alcance de su profesión, hasta que lo secuestraron». Había emotiva admiración en sus palabras. El excelente reportero Bastida debería estudiar y leer a Marginedas. ‘Retorn a Raqqa’ es una aproximación fundamental.

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