Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Pedro Sánchez, crítico de tele
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
El ‘sprint’ televisivo que Pedro Sánchez está protagonizando va viento en popa. Ya van dos gloriosas entrevistas en La Sexta. La semana pasada con el Gran Wyoming. Ayer con Jordi Évole. Y parece que en breve irá a otros platós.
No debería extrañarnos este frenesí televisivo: dada la proximidad electoral es lógico que Sánchez, por la cuenta que le trae, apriete el acelerador. Legítima estrategia: cada uno se activa como cree más conveniente. La gran novedad del encuentro con Évole ha sido que el presidente del Gobierno se ha transformado en crítico de tele. Cuando se le preguntó por qué no ha concedido entrevistas, en los últimos cuatro años, a Ana Rosa Quintana (Telecinco) o a Vicente Vallés (A-3 TV), contestó: «He evaluado mal la fuerza corrosiva que se ha ido propagando en estos medios de comunicación». Amplió luego el calificativo 'corrosivo', añadiendo cuatro más («mentiras», «manipulación», «maldad» y «veneno»),
Advirtió también que en un programa matinal, y otro de entretenimiento por la noche --en una importantísima cadena-- «no hay miradas progresistas», es decir, hay miradas retrógradas. No dio nombres, pero no hizo falta, el propio Évole dedujo que hablaba de Ana Rosa Quintana y Pablo Motos. Es curioso, sobre J.J.Vázquez, el análisis de Sánchez fue diferente. Dijo que se suelen llamar por teléfono, que «es un monstruo de la televisión», y rubricó con énfasis; «¡Es una persona progresista, comprometida!».
En cambio aclaró que con Ana Rosa no se llaman ni nada, pero que irá a su programa, y también al de Motos, porque «tengo que pinchar esa burbuja de mentiras, maldades y manipulaciones». Interesante: el presidente y candidato a la reelección abraza la crítica de tele. ¡Ah! Siempre que un político se pone a analizar la tele, suele derrapar enormemente. No es lo suyo. Para ser crítico de tele hay que ver mucha tele. Y ellos no la ven. Se quedan con una frase que les pasan («este es un programa de rojos y maricones», por ejemplo) y les entra un confort muy comprensible, pero desconocen qué tipo de tele fabrican esos que dicen ser la mar de ‘rojos’. Cada uno es lo que hace, no lo que dice ser.
Todo esto dibuja un panorama triste. Platós amigos y enemigos, programas progresistas y venenosos. Es lo que tiene haber transformado buena parte del periodismo en activismo. Al servicio de unos. Al servicio de otros.
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