Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Debate electoral, floja audiencia y no obstante entretenido

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Ferran Monegal

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He consultado el calendario de debates electorales que ha preparado TVE y veo que la noche del 24 de mayo se emitirá el de Madrid, que es para elecciones autonómicas. Y según la propia web de la primera televisión pública de España, Isabel Díaz Ayuso no asistirá. En su lugar irá Alfonso Serrano.

Eso es hacer trampa, además de demostrar un gran desprecio a los votantes. Es Ayuso la que opta a la presidencia –a repetirla– de aquella comunidad. Serrano no es candidato. Seguramente ha sido el gran ‘sherpa’ y masajista personal de la señora Ayuso, el listísimo Miguel Ángel Rodríguez, quien le habrá dicho que no vaya. Tú ahí no tienes nada que ganar, tú ya lo tienes todo ganado y no te hace falta exponerte en un debate. Es una táctica prepotente y displicente. Debería estar prohibida por ley. El debate en televisión pública es un deber hacia los votantes. Además, y desde el punto de vista televisivo, sin Ayuso el espectáculo va a quedar muy desmejorado. Eso es como montar un gran concurso para elegir al mejor niño prodigio de España y que ‘El pequeño Nicolás’ no vaya.

El primer debate que ha montado TVE ha sido con los alcaldables por Barcelona. Se han presentado todos. No ha faltado nadie. Los más humildes en intención votante (Eva Parera, Anna Grau y Daniel Sirera) con mucha ilusión por la enorme visibilidad que la tele proporciona, y los de expectativas más abultadas (Colau, CollboniTrias y Maragall) con la intención de remarcar su diferencia y a la vez su predisposición a pactar. ¡Ah! Hacían como Groucho Marx: estos son mis principios, pero tengo otros con los que podemos negociar. 

A mí me han gustado mucho los conductores del debate, Gemma Nierga y Quim Barnaola. No se han limitado a cronometrar. Intervenían, preguntaban con perspicacia para hacer más entretenida la velada. Nierga ‘picaba’ a Maragall diciéndole: «¿Ya le ha perdonado a Ada Colau que le arrebatase la alcaldía?» y conseguía que ambos se enzarzasen. «¡Parecéis Los Roper!», les decía Anna Grau con sarcasmo irrefrenable. Y a Trias, Nierga le pellizcaba preguntándole: «¿Usted tiene libertad o tiene que consultar con Junts?». Y Trias se ponía a gritar que era libre, ¡libertad absoluta!, y lograba un gran cachondeo general. Lamentablemente la audiencia ha sido escasa: 54.000 espectadores y 3,6% de cuota de pantalla. 

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