'Eufòria', un festival de la canción… y de la diversidad humana

Nació como un ‘OT’ a la catalana, pero se está convirtiendo en un fenómeno (con récords en visionados a la carta y 'trending topics' en Twitter) por la calidad de las interpretaciones y sus sorprendentes puestas en escena, pero también por ser una muestra de la diversidad que hay en un país tan pequeñito como Catalunya. Este Viernes Santo (TV-3, 22.05), aprovechando que la gente (y la parrilla) está de vacaciones, se hará una parada en la carrera por encontrar el ganador de esta primera edición para ofrecer un especial ‘El camí cap a l’Eufòria’.

El espacio, de 45 minutos de duración, recogerá los mejores momentos y las imágenes inéditas y exclusivas de los 'castings' de los ocho 'eufóricas' y 'eufóricos' (como se les llama a los aspirantes) que siguen en competición, tras la expulsión de los nominados Pep, Looa, Alvert, Nerea, Clàudia, Laura y Llum. Una tarea difícil, la de proponer quién se podría ir (la decisión final es por ahora del público del plató), que ha tenido que afrontar el jurado más empático de la tele, formado por la cantante y actriz Elena Gadel, el actor Marc Clotet y el cantante Lildami. Unos jueces que les tratan con respeto, cariño y admiración. Algo que no siempre es habitual. El viernes 29 comenzarán las galas en directo, en las que también podrá votar el público de casa. Y mediante una aplicación gratuita, algo que tampoco es común. 

La realidad de la calle

Pero no todo es música en ‘Eufòria’, y el fenómeno en el que se está convirtiendo también tiene algo que ver con la variada representación de los jóvenes de los años 20 del siglo XXI, tanto en cuanto a orientación sexual como a procedencia. ¿Una estrategia de la cadena para darle más colorido a la cosa y enganchar más? Quizá sí, porque esa es una premisa de cualquier programa, y más si es de entretenimiento, pero también está entre los deberes de una tele pública mostrar la realidad que se palpa en la calle.  

Y esa realidad es que la Generación Z (la que comprende a los jóvenes nacidos entre 1995 y 2015) es la menos heterosexual de la historia, no porque haya más homosexuales, sino porque hay más chicos y chicas que no se sienten identificados con esa etiqueta y se mueven por otros tipos de orientación. Por el ‘talent’ de TV-3 ‘Eufòria’ ha pasado, como máximo exponente de esa tendencia, Llum, joven de 18 años de Marató que se define como persona no binaria, que le ha dado al concurso los ‘shows’ más desinhibidos.

Presencia necesaria

“Eres muy necesaria aquí, Llum”, le decía Gadel en una de sus valoraciones. Y no solo por el 'show'. Aunque, el pasado viernes el público, el mismo que la había salvado en dos ocasiones, acabó apostando por Estela, una joven de 25 años de Ripollet con una voz preciosa (que nunca había cantado en público) cuyo sobrepeso no le impide no solo bailar, sino flotar, en el escenario, y que puede servir de referente, cumpliendo su sueño, a esas jóvenes a las que las cadenas de' low cost' parece que les tengan vetado el paso.  

Llum se había medido en 'la lucha' por el favor del público del plató en una gala anterior con Clàudia, de 19 años, de Amposta.  Y al grito empoderado de “¡Las dos lesbianas más chulas de Catalunya!”, había hecho gala de la orientación de ambas sin pudor. Joan, finalista de la primera edición de ‘Objectiu Paki’ (en la pieza adjunta explicamos de qué se trata), un joven de 19 años de Granollers, que combina el salón de belleza con la canción, no tiene problemas en lucir un vestuario y un maquillaje que no entra en los cánones hetero con absoluta convicción.

'Eufòria' también es una ventana al talento de los jóvenes catalanes con un procedencia exótica. Es el caso del surocreano Chung-Man, de 27 años (el segundo más mayor del grupo), capaz de cantar 'El cant de l'enyor', de Lluís Llach con un delicioso acento (y sentimiento) catalán, y Pedro, de 25 , un electricista nacido en Brasil cuya timidez provocó que nadie en su entorno supiera que tiene una voz que acaricia a base de balada.

Capítulo aparte merece un ‘bicho raro, Triquell, un chico de 21 años de Sant Quirze del Vallès, que lleva reloj que no da la hora solo porque “mola” y que exhibe un humor socarrón, cuya arrolladora personalidad (importante para un artista) le da muchos números para colocarse entre los candidatos a ganar. Aunque aún queda mucho programa.

Sea como fuere, lo cierto es que la euforia ya está desatada. Y no ha hecho más que comenzar.