ENTREVISTA

Marc Cartes: "Andreu es un tipo débil, medio deprimido, buen tío... y eso gusta"

El actor que dio vida al inolvidable malvado Salvador Borés en 'Laberint d'ombres' habla de su papel en la serie de sobremesa de TV-3 'Com si fos ahir'

MARC CARTES

MARC CARTES / periodico

Inés Álvarez

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Los fans de la serie 'Com si fos ahir' se quedaron con el corazón en un puño este verano tras ser apuñalado Andreu, un personaje indeciso, débil, buen tío y muy querido. Y han respirado cuando ha regresado vivito y coleando. Tras él está Marc Cartes (Andorra la Vella, 1970) , un actor de tele por vocación, que ha participado en muchas series de TV-3 y al que muchos le recuerdan aún por ser el malo malísimo Salvador Borés de 'Laberint d’ombres'. 

Cómo ha hecho sufrir a sus fans. ¿Qué le decían por la calle?

Solo era un final típico de este tipo de producto. Pero la gente me decía:  «Andreu no puede morir, a no ser que tengas otro trabajo y te maten en la serie». Tenían bastante claro que si moría, era por algo extraño o un poco forzado. 

¿Por eso muere un personaje de pronto? ¿Por un papel mejor?

O porque eres un irresponsable y llegas siempre tarde, o no te estudias los guiones y eres un mal profesional, o lo que sea. Entonces dicen: a este personaje hay que matarlo.

Pero no es su caso.

No, no. Aquí era una trama que acababa en lo alto para dejarla así en verano y ha funcionado.

"En la calle me decían, 'Andreu no puede morir, a no ser que tengas otro trabajo y te maten en la serie"

Andreu es un personaje querido.

Sí. Es débil, medio deprimido y le quieren. Siempre intenta hacerlo lo mejor posible, y siempre la caga. Es un buen tío. Y eso gusta también.

Y a usted, ¿qué le gusta de él?

Sé más ver lo que no me gusta que lo que me gusta.

¿Por ejemplo?

Que es un poco débil. Le falta un poco de decisión y se le hace tarde. No sabe decir las cosas a la cara. Pero, también, Com si fos ahir es un producto que necesita esos personajes que deben digerir lo que les pasa.

Buen tío, pero no tonto. Se ha liado con medio reparto femenino.

(Ríe). Que una relación funcione está muy bien en la vida real, pero en la de ficción es muy aburrido, porque no tienes mucho que contar. Mi personaje va pasando por diferentes parejas para explicar las diferentes maneras de ver el amor en diferentes personas. Cómo vive, según la persona que tiene delante, el enamoramiento, el amor, la pasión...

Con Gemma tiene una relación muy especial. Están separados pero son muy amigos y se explican todo. Eso no es muy habitual...

No lo sé. Me imagino que es por la madurez. Se casaron muy jóvenes y se separaron hace 10 años, y tener un hijo en común les ha obligado a llevarse bien.  Pero es bonita la relación que tienen. Andreu siempre le va pidiendo consejo, porque Gemma es la que más claramente le dice las cosas. Como es un indeciso, necesita a alguien que le diga las cosas claras.

Un personaje muy diferente a aquel inolvidable Salvador Borés de 'Laberint d’ombres'. Era malísimo.

Sí, la gente aún lo recuerda. Pero incluso nombre y apellido. Es muy fuerte.

Eso es que les ha marcado. Incluso les daba miedo.

Sí. Me lo ha dicho mucha gente joven, que ahora no lo son tanto. Soñaban que Salvador Borés les perseguía. Pero quizá es que no les tocaba ver la serie a esa edad. 

Para un actor eso debe de ser muy gratificante.

Sí, sí, por supuesto. Yo estoy encantado. Muy agradecido de haber hecho un personaje así. Y que me lo propusieran a mí, que siempre había hecho de buen niño. 

Así fue en 'Poblenou'.

Sí, allí era un angelito. Era el yerno ideal. En cambio, aquí fue una sorpresa. Porque lo que buscaba Sílvia Quer, la directora, era que el personaje de David Selvas, que había hecho de malo, fuera aquí el bueno, y yo que acabase siendo el malo. Pensaba que, como se descubría que el personaje era malo bastante avanzada la serie, así se podía engañar mejor a la audiencia. 

"La gente aún se acuerda de Salvador Borés, de 'Laberint d'ombres'. Es muy fuerte. Les ha marcado"

Otro personaje que también caló era Carlos Moreno, en 'Kubala, Moreno i Manchón'. Una serie sin pretensiones que gustó. Pero no siguió.

Pues no sé por qué se dejó de hacer, porque, además, era una serie relativamente económica, ya que éramos un equipo muy pequeño. Y venían los capitulares cada día. Era agradable para nosotros ir trabajando con la gente que entraba. Fue una serie chula, nos lo pasamos muy bien haciéndola. Y no iba mal de audiencia… Pero las cosas se acaban. 

Allá también interpretaba a un desastre en el terreno amoroso. Nada que ver con usted, que lleva años con la misma mujer.

Sí. La gente se debe de pensar que soy un pinta…Y cuando se enteran de que llevo 25 años con la misma persona, se quedan alucinados.

Le gustan las series diarias, dice.

Pue sí. Como yo ya no hago teatro... Es que me cansé del teatro. Y como siempre he ido haciendo tele, era difícil compaginarlo. Además, ya tuve a los niños y se me hacía muy duro todo. Pero es que, además, a mí me gusta mucho la tele.

Siempre ha apostado por ella. 

Siempre. Cuando era más joven,  me decían: ¡Hombre, pero la esencia está en el teatro…!». Y les decía: «Vale, pero a mí la tele me gusta. Incluso más que el cine».

El tiempo le ha dado la razón.

Sí. Y en TV-3 me pasaba lo mismo. Había mucha gente que me decía: «Oye, ¿no haces muchos culebrones?». Pero es que a mí me gusta la tele. Y, ahora, en cambio, muchos años después, mucha gente quiere hacer tele, por buenos actores que sean y  por mucho trabajo que tengan. Y ahora, encima, con las plataformas, todo el mundo tiene ganas de hacer series.

Para muchos actores son un escaparate para trabajar en otros países. Pero a usted eso no le va.

Mientras me vayan saliendo cosas aquí, ya estoy bien. Según las ambiciones de cada uno. Si no tengo nada más, tendré que hacer una serie nacional, claro. Pero, aunque en una de Movistar+ o Antena 3 te paguen tres veces más, a mí de momento me va bien así. Me compensa.