AENA patrocina esta liberación

Han sido días de secuestros y liberaciones. Ayer, en la rueda prensa deAlbert VilaltayRoque Pascual, llamaba poderosamente la atención el doble panel que colocaron tras de ellos: «Aena. Aeropuerto de Barcelona. Gobierno de España». Nunca AENA había estado tan presente en nuestras vidas. Primero, por el conflicto con los controladores. Ahora,patrocinandola liberación de un secuestro de Al Qaeda. En unas horas, los secuestrados han pasado de las profundidades del desierto de Malí, nueve meses de vida adusta, al aseado escenario occidental, donde todo se rentabiliza.

Mientras los captores recuentan los euros del rescate en su jaima, el Gobierno saca pecho. Y no es para menos. Nuestros servicios de inteligencia han sido inteligentes, no como los deNicolas Sarkozy, que recomendaron aquel ataque desbocado que terminó en desastre para el rehén francés. O los filipinos, que ayer dejaron acribillado al secuestrador de un autobús en Manila –todas las teles lo mostraron muerto y colgado de la puerta del autobús– pero se llevaron por delante las vidas de ocho turistas hongkoneses.

Por ahora reina la cautela en el PP –no como cuando el secuestro delAlakrana–, pero todo se andará. Aunque si los liberados están agradecidos –«nos sentimos muy orgullosos de nuestro Gobierno», dijoVilalta–, resultará curioso ver qué se sacan esta vez de la chistera en Génova.

Hablando delAlakrana, la ministra de Defensa recibió el domingo a la fragataVictoria, a su regreso de su misión contra eso que llaman piratería en aguas de Somalia.Carme Chacóntuvo un desliz al pedir leyes más duras para«ajusticiar»a los piratas. Hombre, «ajusticiar» es aplicar la pena de muerte y lo que la ministra quería decir era «enjuiciar» o «juzgar», que son las palabras que pusieron en su boca las bienintencionadas agencias internacionales.

En los informativos de TVE, sin embargo, no les pareció mal la idea literal, y en la entradilla de la noticia, la presentadoraAna Roldán, dijo:«La ministra de Defensa ha anunciado que reclamará a la Unión Europea que los piratas sean ajusticiados en la zona». Las deficiencias del lenguaje político se cuelan en el lenguaje periodístico. Es una vieja historia. El problema es que en esta nueva Europa que calla ante las masivas deportaciones de gitanos en Francia, oyes la palabra «ajusticiar» y te da por pensar que algún líder puede estar pensándolo en serio.