Esos periodistas

Hace unos días, en el programaLa mañana de La 1, oí un comentario que me hizo saltar del sofá. En la secciónSaber brillar, dedicada a la crónica del corazón, hablaban de una posible boda entreFrancisco Rivera OrdóñezyEva González.«No hay ninguna información que lo confirme, ¡pero que se casen, por Dios, que los periodistas somos así, que nos gustan las bodas!», exclamó Karmele Izaguirre, la presentadora.

¿Somos así los periodistas? ¿Qué periodistas son así? La frivolidad ha penetrado en el periodismo hasta desvirtuarlo completamente, y podríamos apostar lo que sea a que si el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) hiciera una encuesta sobre el tema, la gente citaría aLydia Lozano, Jesús MariñasyKarmele Marchanteentre las principales figuras del periodismo español actual.

Hace 30 años, cuando mi madre comentaba a sus amigos que su hijo estaba estudiando Periodismo, le preguntaban cosas como:«¿Le gusta viajar? ¿Le interesan los conflictos? ¿Se dedicará a la política, a los espectáculos, a internacional, a los tribunales?»Ahora mi madre ya nunca le dice a nadie que soy periodista, porque las preguntas han cambiado:«¿Ah, sí? ¿Es periodista? ¿Entonces conoce a Belén Esteban? ¿Y a Ana Obregón?»Lydia Lozano, que vive de elevar a no-noticia cualquier rumor sin que medie la más mínima comprobación, incluso cuando se trata de determinar si una persona está viva o muerta, decía enSálvame(Tele 5):«Me encanta que entre las aspirantes a miss España haya periodistas, como doña Leticia. Hay que hacer piña».

El periodismo-vedete lo engulle todo. Hasta en los pocos programas que juegan al reporterismo tradicional, el periodista es más estrella que el propio reportaje, y al estiloJon SistiagaenREC(Cuatro) me remito. Incluso las misses quieren ser periodistas. Periodistas de televisión, claro. Miss Brasil 2010,Débora Lyra, se prepara para ello. Las periodistas guapas se casan con príncipes o salen con los héroes deLa Roja. Eso es lo que cala en la sociedad. El periodismo, antes un medio para controlar el poder, se proyecta ahora como un medio para llegar al poder y codearse con las alturas. Me viene a la memoria un periodista local de Almería, destinado a seguir al alcalde, que cuando se le preguntaba qué había hecho ese día siempre sacaba pecho y decía:«Hemos inaugurado una calle, hemos dado unos premios, hemos leído el pregón…»