Crisis bancaria

Europa cuenta con un bazuca de 160.000 millones ante una inviabilidad bancaria

El FUR cuenta con 80.000 millones y el MEDE aportaría otros 80.000 millones en un esquema de resolución

Cartel de Deutsche Bank en una sucursal de Madrid.

Cartel de Deutsche Bank en una sucursal de Madrid. / EP

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La tormenta desatada en Estados Unidos con la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), recrudecida en Europa con la venta de Credit Suisse a su rival UBS y cuyo ¿penúltimo? capítulo lo ha escrito en bolsa el Deutsche Bank, ha puesto sobre la mesa el temor a otra crisis financiera como la de 2008. En caso de inviabilidad (esquema de resolución) de una o varias entidades, Europa dispone de un bazuca de hasta 160.000 millones.

En Europa el problema parecía relativamente contenido, al menos hasta ver cómo evoluciona la situación del Deutsche. La operación de venta de Credit Suisse, pergeñada a contrarreloj en un fin de semana, evitó probablemente que la entidad helvética acabara siendo considerada inviable y, por tanto, entrara en el esquema de resolución, una figura que es la última opción de las autoridades y que además de compleja, aún no está homogeneizada en Europa. En un hipotético caso de resolución, ¿de qué herramientas dispone Europa y con qué potencia de fuego cuenta?

La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, resaltó recientemente, en la presentación del Informe PwC 'Unión Bancaria, un desafío entre crisis superpuestas', que “en un hipotético caso de resolución en Europa, el Fondo Único de Resolución (FUR) contará este año con 80.000 millones de euros” y con el respaldo adicional del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), “que complementaría su capacidad de apoyo”.

Por partes. El FUR, según explica el Banco de España, está dotado con las contribuciones de todas las entidades de crédito y determinadas sociedades de inversión de los 19 países integrantes de la Unión Bancaria”. Su importe objetivo equivale al 1% de los depósitos cubiertos en la Unión Bancaria, constituidos gradualmente durante los primeros ocho años desde su constitución (en 2016) lo que provoca que, precisamente, el 31 de diciembre de este año se ponga punto final a las contribuciones, siempre que no haya que usarlo.

Respecto al respaldo adicional ('backstop') del MEDE está cuantificado, según explica Jonás Fernández, eurodiputado del PSOE y miembro de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, en hasta el doble de lo que disponga el FUR. En este caso, y en el supuesto de que el fondo se usara en su totalidad, el MEDE aportaría 80.000 millones, con lo que el bazuca europeo en caso de resolución sería de hasta 160.000 millones.

En el Banco de España insisten en que estas herramientas para dotar de liquidez por parte del FUR y el MEDE se usan solo en caso de resolución, no se trata por tanto de otras herramientas de liquidez que puede ofrecer el Banco Central Europeo (BCE), como ha venido señalando su presidenta, Christine Lagarde. Estas herramientas se centran fundamentalmente en las famosas LTRO, un procedimiento en el que en situaciones de emergencia el BCE presta dinero a los bancos a un bajo tipo de interés para sustituir de forma temporal al préstamo de dinero entre bancos (mercado interbancario) y evitar el colapso del sistema europeo.

Uno de los problemas de este bazuca de 160.000 millones es que su activación no está aún homogeneizada a nivel europeo. La puesta en marcha del FUR, de hecho, está condicionada a que, en caso de una resolución, al menos el 8% de las deudas de la entidad corran por cuenta de accionistas y bonistas, los dos primeros en asumir pérdidas en caso de insolvencia: “Ahora se está intentado armonizar los criterios de jerarquía en las devoluciones”, confirma Fernández. De hecho, Italia aún no ha dado su visto bueno a esta armonización porque su propuesta es ampliar el ámbito de actuación del MEDE.

Otra cuestión clave es que la fórmula de la resolución se aplicaría fundamentalmente en caso de no viabilidad de entidades de un tamaño al menos medio y no necesariamente sistémicas, porque si son de pequeño tamaño quedan en manos de las autoridades locales. En el caso de España sería el Frob el encargado de liquidar la entidad. Y desde luego, otro concepto clave es que la resolución sólo se usa en situaciones que claramente no tengan salida, porque antes las autoridades analizan qué consecuencias puede tener poner en marcha un esquema de resolución y su impacto social. En la mayor parte de las ocasiones, las situaciones de este tipo se intentan resolver vendiendo el negocio de la entidad, como se hizo en España con el Banco Popular (fue comprado por el Santander) y como se ha hecho con la venta de Credit Suisse a su rival UBS. Las otras tres opciones que se manejan por las autoridades supervisoras, son: la transmisión de activos o pasivos a una entidad puente (en realidad una forma de ganar tiempo como paso previo a la venta); la transmisión de activos o pasivos a una sociedad de gestión de activos, por la que determinados activos y pasivos se traspasan a una firma que los gestiona para venderlos en el mejor momento, es decir, lo que se hizo en España cuando se traspasó a la Sareb los pasivos inmobiliarios más invendibles de la crisis; y la recapitalización interna, por la que primero determinados instrumentos de deuda absorben pérdidas, otros se convierten después en capital y finalmente se toman medidas de reestructuración.