BARCELONA Y MADRID
El precedente del caso Daniel Sancho: Cuando Ricardito descuartizó a Pablo Casado
Las similitudes del caso Sancho con un crimen cometido hace 95 años en Barcelona. Un criado mató a su señor, con el que tenía una relación sexual, y envió su cuerpo en una caja a una estación de tren de Madrid
Ricardo Fernández, alias Ricardito, confesó que mató a su amante en medio de una pelea. Luego, cortó su cuerpo con un cuchillo y una sierra. Fue condenado a 16 años de prisión
Luis Rendueles
Redactor
Escribo sobre sucesos y territorios negros desde hace treinta años. Con Julia Otero en la radio. Prensa Iberica desde 2021. Antes, subdirector de Interviu.
Tenían una relación homosexual secreta. Uno era mucho más joven que el otro, el que ponía el dinero. Durante una pelea, el joven mató al señor. Y luego con un cuchillo y una sierra troceó su cuerpo. Tiró la cabeza al mar.
Lo que podría ser el resumen del crimen de Daniel Sancho en Tailandia sucedió en Barcelona hace casi cien años. El joven se llamaba Ricardo Fernández, alias Ricardito, y la víctima, Pablo Casado, para el que trabajaba como criado.
"Una pierna humana, con su pie"
En Tailandia, el pasado agosto, fue una inmigrante birmana que trabajaba en un vertedero la que dio la alarma al encontrar restos humanos en bolsas de basura.
En Madrid, el 1 de mayo de 1929, empleados de la estación de Mediodía (ahora Atocha) advirtieron del mal olor en los depósitos de mercancías. Entonces era habitual enviar a familiares alimentos por esa vía. Al mover una caja de pino, que llevaba unos cuatro meses allí, vieron una mancha de grasa. Al abrir la caja vieron "una pierna humana, con su pie", según la crónica del diario ABC.
De clase alta
La caja había sido enviada desde Barcelona en diciembre de 1928 por un tal José Pérez. Dentro de ella había un cadáver sin cabeza. Era un hombre alto, piel morena, de unos 30 años. Llevaba ropa interior, tenía las uñas cuidadas y había sido envuelto en sábanas caras. No era un obrero, parecía más bien alguien de clase adinerada, un señorito.
El asesino, esta vez, dejó el nombre de la victima en uno de los papeles que envolvían el cadáver. Se trataba de Pablo Casado de las Navas, un inmigrante andaluz que había hecho fortuna en Cataluña con fábricas de cartones.
La investigación iba a revelar aspectos secretos de la vida de la victima, y de su asesino. Pablo Casado vivía en la entonces calle Orteu de Barcelona. Tenía un criado, al que llamaba Ricardito, y que también estaba desaparecido. Finalmente, Ricardo Fernández Sánchez fue localizado y detenido en casa de su nuevo señor, don Enrique de Génova, donde ya estaba prestando sus servicios.
En los primeros interrogatorios, Ricardo Fernández se declaró inocente, habló de varias personas enmascaradas, una de ellas una mujer, que habían entrado en la casa el 8 de diciembre de 1928 y le habían obligado a sacar de allí la caja donde estaba el cuerpo de su señor. Muy pronto llegaron pruebas en su contra. Había intentado limpiar toda la casa (sin éxito, dejó manchas de sangre en el dormitorio). Además, había comprado un colchón nuevo poco después de la desaparición de su jefe.
Ricardito confesó que había discutido con Casado y le había dado un golpe en la cabeza con una plancha eléctrica, dejándolo muerto. Le cortó la cabeza y la tiró al mar, en el puerto de Barcelona. Nunca fue recuperada
El 23 de mayo, Ricardito acabó confesando que había discutido con Casado y le había dado un golpe en la cabeza con una plancha eléctrica, dejándolo muerto. Tras unas horas sin saber qué hacer, utilizó un cuchillo y una sierra para cortarle la cabeza y mutilar el resto del cadáver. Metió los restos en una caja de embalaje y tras acomodarlos con los papeles y el algodón, la cerró perfectamente.
El lunes envolvió la cabeza de su víctima en papeles de periódicos y la tiró al mar, en el puerto de Barcelona. Luego, llevó la caja con el cadáver a la estación de tren y la facturó a Madrid. Antes de abandonar la casa, se llevó una cadenita de plata y la cartera de la víctima.
El juicio
El juicio contra Ricardo Fernández se celebró a principios de 1930 en la Audiencia de Barcelona. No pudo comprobarse si era cierto que la causa de la muerte de Casado fuera el impacto de una plancha en su cabeza porque nunca se recuperó, a pesar de que los buzos buscaron durante días en las aguas del puerto de Barcelona. Los informes médicos sí concluyeron que la decapitación de la víctima se había producido después de su muerte.
Durante la vista, el criado se desdijo de su confesión y se declaró inocente. Afirmó que Pablo Casado tenía una "sexualidad invertida" y apuntó que mantenía relaciones homosexuales con otro amigo. Las crónicas de la época hablaron de que criado y señor habian tenido relaciones íntimas.
La historia de Ricardito fue convertida en true crime muchos años antes del caso de Daniel Sancho. Fue uno de los capítulos de la serie de TVE "La huella del crimen". El papel del asesino lo interpretó Juan Echanove
Nunca se supo con certeza el motivo de la discusión durante la que murió Casado. Ricardito declaró que su señor le había despertado de madrugada para que le hiciera la cena y que él se enfadó. Pero un matrimonio alemán amigo de la víctima apuntó que Casado les había anunciado su intención de despedir a su criado. El 18 de febrero de 1930, Ricardito fue condenado a 16 años de cárcel como autor de un delito de homicidio y a tres meses más por el robo de la cadenita de plata.
La historia de Ricardito fue convertida en true crime muchos años después del crimen, y años antes del caso de Daniel Sancho. Fue uno de los capítulos de la serie de TVE "La huella del crimen", lo dirigió Ricardo Franco y se llamó "El caso del cadáver descuartizado". El papel del asesino, el criado Ricardito, lo interpretó Juan Echanove.
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