Más de 20 años después

Los anónimos que acercan la ansiada resolución del crimen de Helena Jubany

La Policía Nacional cree que Xavi Jiménez envió a la víctima dos refrescos con la misma droga que los asesinos usaron para matarla

El libro 'Qui va matar l'Helena Jubany?' del periodista Yago García se une al programa de 'Crims' para mantener vivo el recuerdo de una historia que no debe quedar sin juicio

Helena Jubany.

Helena Jubany. / Cedida a la ACN.

Guillem Sánchez

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El cuerpo de Helena Jubany fue arrojado desde la azotea de un edificio de la calle de Calvet d’Estrella de Sabadell la madrugada del 2 de diciembre de 2001. Desde ese día, su familia intenta encontrar a quien lo hizo. Más de 20 años después, acosados por la prescripción de un crimen que amenaza con convertir en intocables a sus asesinos, han logrado que el juzgado de Sabadell reabra el caso y que apunte a un nuevo sospechoso: Xavi Jiménez.

Helena Jubany recibió días antes de morir dos paquetes anónimos –dos bolsas de plástico, en realidad– que alguien dejó colgados en la puerta de su domicilio. La primera bolsa fue entregada el 17 de septiembre de 2001 y contenía una horchata, un cruasán de chocolate y un escrito con el siguiente mensaje: "Helena "sorpresa" pasábamos por aquí y hemos dicho a ver que se explica Helena. Somos??? (te llamaremos, "a comérselo todo").

Primer anónimo, imagen cedida por su hermano, Joan Jubany.

Primer anónimo. / Imagen cedida por Joan Jubany.

La segunda llegó el 9 de octubre de 2001 y contenía un zumo en un frasco de cristal y una nota más extensa, redactada aparentemente por dos autores distintos, que expresaba el deseo de los emisarios desconocidos de coincidir de nuevo con ella en otra excursión de la UES (Unió Excursionista de Sabadell) e informando que, tras dejarle la bolsa, se iban a buscar un lugar para aprender inglés en Sabadell. 

Al ingerir parte de aquel segundo zumo, Helena cayó en un estado de somnolencia. Y sospechó que podría contener algún tipo de substancia tóxica. Había sobrado líquido en el frasco y lo llevó a un laboratorio de Barcelona para analizarlo. Dio positivo en benzodiazepina. Quienes escribieron los anónimos, la habían drogado. 

Los amigos de Sabadell

Helena Jubany estudió Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y, tras conseguir un trabajo de bibliotecaria en Sentmenat (Vallès Occidental), se mudó a Sabadell, una ciudad nueva para ella. Se inscribió en la UES para conocer gente y así se acercó a un grupo de amigos del que formaban parte Xavi Jiménez, Santi Laiglesia y Montse Careta. La Policía Nacional puso la lupa sobre estos nuevos amigos de Sabadell a los pocos días de su muerte. 

El informe toxicológico de la autopsia que se practicó al cuerpo de Helena encontró restos de benzodiazepina. Así se descartó que Helena se hubiera suicidado y cobró mucha fuerza la posibilidad de que fueran dos o más personas quienes la subieron a la azotea y desde allí, cuando se encontraba inconsciente, la arrojaron al vacío. El examen forense concluyó además que a Helena le habían quemado el cabello y el sujetador y las bragas –únicas prendas de ropa que vestía, estaba casi desnuda– justo antes de empujarla. 

Como Helena había conservado los anónimos y también el resultado del análisis que el laboratorio practicó al zumo enviado por el anónimo, la Policía Nacional pudo vincular aquellos escritos con los asesinos: estaban unidos por las benzodiazepina. Así lo expresaba Joan Jubany, su hermano, recientemente en el episodio que el programa de Crims dedicó al caso y que sirvió para dar un impulso a la causa e impedir que languideciera hasta su prescripción. Montse Careta vivía en el bloque desde cuya azotea fue lanzada Helena y en su domicilio los investigadores hallaron Dormicum, cuyo principio activo es la benzodiazepina. Montse fue detenida meses después del crimen. Se suicidó en la cárcel de Wad-Ras antes de ser juzgada. La familia Careta está segura de que Montse era inocente. La familia Jubany cree que los verdaderos culpables siguen en libertad. 

Un correo extraviado en el disco duro

Yago García estudió Periodismo en la misma facultad que Helena. En 2016, 15 años después de su asesinato, junto a una compañera, escogió investigar su caso para terminar la carrera. Ahora acaba de publicar el libro ‘Qui va matar l’Helena Jubany’ (Ara Llibres). Es un trabajo minucioso que pretende "contar la experiencia de las personas que vivieron esta historia, que el lector sienta lo que sintieron", explica. El periodista se ha acercado a la familia Jubany pero también a la familia Careta. El libro reenfoca el caso observándolo como un episodio de violencia sexual de carácter machista, sospechando que Jubany fue drogada, violada y asesinada. García es duro con el trabajo que hicieron los policías. "Investigando bien, los culpables habrían sido identificados y detenidos enseguida y ahora, veinte años después, estarían saliendo de la cárcel después de cumplir su condena". 

García enumera errores como no buscar restos biológicos en el domicilio de Montse Careta o no haber inspeccionado el disco duro de Helena. Esto segundo es algo que la familia de Jubany encargó a un perito, Bruno Pérez Juncà, que ha encontrado el correo electrónico que ha permitido reabrir el caso. Se trata de un e-mail que Xavi Jiménez envió a Helena y que hablaba "de estudiar inglés" y de "una excursión". Dos detalles que constan "en el segundo anónimo que recibió Helena", remarca García. 

Xavi Jiménez estuvo enamorado de Helena pero Helena no le correspondió. "Creemos que Jiménez y, sobre todo, Santi Laiglesia –el novio de la desaparecida Montse– son los responsables de la muerte de Helena. Y no se trata de una acusación gratuita", afirma Joan Jubany. La Policía Nacional, así lo afirma el instructor del caso en 'Crims', también mantiene que el asesino de Jubany es Laiglesia. Y si no se avanzó en esa linea cuando hubiera resultado más fácil hacerlo, en las semanas posteriores al crimen, fue porque el juez Manuel Horacio se negó a investigar a Laiglesia, sostiene el policía.

Pruebas de escritura

Tras reabrir el caso gracias al correo de Xavi Jiménez aportado por la familia Jubany, la policía científica ha comparado la escritura de Jiménez con la letra de los dos anónimos. Las conclusiones de la Policía Nacional son elocuentes: Jiménez escribió el primer anónimo y la segunda parte –el grueso– del segundo anónimo. Está citado a declarar el próximo 1 de abril como investigado. La familia Jubany desea que sea el hilo que conduzca hasta el final. El mismo del que comenzó a tirar la propia Helena al llevar al laboratorio el zumo y descubrir que contenía droga, la prueba que conecta los mensajes anónimos con sus asesinos.

Helena Jubany

Segundo anónimo. / Imagen cedida por Joan Jubany.

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