OFENSIVA ANTITABACO

España sigue siendo el gran estanco de Europa: se fuma menos, pero los nuevos dispositivos mantienen el negocio con la ayuda de los más jóvenes

Sanidad lucha por sacar adelante cuanto antes su plan antitabaco en un país donde la industria se ha diversificado "porque necesita perpetuar su negocio", señalan entidades como la AECC En 2011 había 13.505 expendedurías de tabaco en España, explican fuentes de la Unión de Estanqueros de España; hoy, tras las subastas de unas 200 nuevas concesiones el año pasado, hay 12.822

Cajetillas de tabaco en un estanco.

Cajetillas de tabaco en un estanco. / Rafa Estévez

Nieves Salinas, Analía Plaza, Nacho García

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Somos el estanco de Europa" lleva años repitiendo la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Lo dice en un país donde se fuma menos que hace dos décadas -la prevalencia ha pasado del 32,6% en el año 2000 al 23,3% en 2022, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)- y donde los estanqueros afirman que venden menos cajetillas pero, sin embargo, admiten, sus negocios siendo estables. El tabaco calentado, los vapers, los cigarrillos electrónicos... tiran del carro, también, porque los jóvenes se enganchan y cada vez a edades más tempranas. "No es casualidad esta diversificación de productos porque la industria necesita perpetuar su negocio, pese a que hay mucha evidencia científica de que la mitad de sus consumidores mueren", asegura el doctor José Reyes, presidente de la AECC en Baleares y portavoz de tabaco de la entidad.

En España, fallecen cada día 140 personas por culpa del tabaco. Son datos que dio la ministra de Sanidad, Mónica García, hace apenas un mes cuando, con enorme orgullo, presentó a asociaciones y sociedades médicas los puntos más importantes del nuevo Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 -que llevaba años guardado en un cajón-, recientemente aprobado con el consenso de las comunidades y que en las próximas semanas llegará al Consejo de Ministros.

Medidas legislativas

García, que cuenta con el entusiasmo de sociedades científicas y asociaciones de pacientes que desde hace tiempos inmemoriales claman por acotar el consumo con medidas legislativas más contundentes, ha repetido una y otra vez, en los últimos meses, que aspira a ver a una generación española libre de la adicción al tabaquismo. Esta misma semana se ha referido al anuncio de Reino Unido de prohibir la venta de tabaco a los nacidos después de 2009. "Aquí todo es aplicable", aseguró sin descartar una medida similar.

Como se ha dicho la prevalencia de tabaquismo en España ha pasado de ser del 32,6% en el año 2000 al 23,3% en 2022, lo que implica una caída de 9,3 puntos en el consumo en 22 años, según las últimas estimaciones del informe sobre tendencias del tabaquismo de la OMS, publicado en enero.

Cada vez se compra menos tabaco

En 2007, antes de la crisis económica, se vendían en España 4.455 millones de cajetillas al año. En apenas siete años esa cifra se redujo más de la mitad, tocando fondo en 2015 con 2.056 millones de cajetillas vendidas. Desde entonces el dato ha oscilado ligeramente pero siempre se ha mantenido en el entorno de los dos mil millones.

Las ventas del tabaco de liar, por su parte, se incrementaron entre 2008 y 2012 (pasando de 4 a 6 millones de kilos anuales) han permanecido estables después, en una media de 6,5 millones de kilos al año. La crisis, la subida de los impuestos al tabaco (y del precio de las cajetillas) y las leyes antitabaco han disminuido en más de la mitad la cantidad de cigarrillos que se venden. Sin embargo, el número de estancos no ha descendido en la misma medida. Lejos de los que pudiera parecer, no se han visto abocados a la ruina.

Movimientos de población

"En 2011 había 13.505 expendedurías de tabaco en España", explican fuentes de la Unión de Estanqueros de España. "Hoy, tras las subastas de unas 200 nuevas concesiones el año pasado, hay 12.822. El número de estancos ha descendido ligeramente con el paso del tiempo como consecuencia de los movimientos de población y el cierre de estancos por falta de negocio o renuncia a la concesión por parte de su titular, por jubilación o fallecimiento".

La reciente subasta de concesiones se hizo para dar servicio a zonas no cubiertas, como nuevos barrios. Desde la Unión de Estanqueros explican también que son muy distintos los estancos de la España rural, que sobreviven con lo justo, que los macroestancos que se ven en los centros de grandes ciudades.

Una modificación de la normativa que regula las expendedurías de tabaco permitió, a partir de 2016, que estos establecimientos ampliaran su oferta comercial. "Además del tabaco el timbre, los artículos de fumador, de librería y de papelería, el expendedor puede comercializar otros productos o servicios que no afecten a la conservación del tabaco, siempre previa presentación de una declaración responsable", continúa la patronal. Quedaron excluidos los alimentos no envasados, artículos de droguería, ropa, calzado y mobiliario, pero se abrió la veda a todo lo demás.

El estanco de Europa

Porque, pese a ese ligero descenso en el número de establecimientos que anota la Unión de Estanqueros de España, el negocio sigue manteniéndose. "No podemos olvidar que una cajetilla comprada en nuestro país es mucho más barata que en otros países de la Unión Europea. Una medida que ya ha demostrado ser eficaz en la prevención y control del tabaquismo es aumentar el precio de las cajetillas -con 4,6 euros de media frente a los más de 12 de países como Irlanda-, ya que gracias a esta medida se ha podido observar una disminución del número de fumadores. El etiquetado neutro también es efectivo a la hora de no incorporar a personas al consumo de tabaco, sobre todo los más jóvenes", señala el doctor José Reyes.

No podemos olvidar que una cajetilla comprada en nuestro país es mucho más barata que en otros países de la Unión Europea

Doctor José Reyes

Barrio de El Retiro, Madrid. El último estanco abrió en la semana del 8 de abril, justo enfrente de las Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, donde, por cierto, en la entrada, se puede ver a bastante gente fumando. Y no solo son familiares nerviosos a la espera de que les llamen para ver cómo se encuentran quienes están ingresados. La escena tampoco es inusual entre los sanitarios.

Lo mismo sucede en las escalinatas del Hospital Oncológico y de Terapias Avanzadas de este centro sanitario público que, cerca, tiene varios estancos. El recién abierto en Ibiza, en Sainz de Baranda, en Doctor Esquerdo o, varios en Narváez, algunos nuevos -y de dimensiones estratosféricas, tipo tienda de aeropuerto- figuran en el paisanaje de un barrio donde ese gran Marañón preside casi todas las manzanas.

Un negocio estable

"Con épocas mejores y peores, el estanco es un negocio que siempre ha tenido estabilidad. Ahora te da para vivir normal, pero al menos tienes un sueldo", señala a este diario Sonia M. (nombre figurado) que regenta un estanco de tercera generación -lo abrió su abuela en 1954- en una céntrica zona de Madrid. Lo que más se sigue vendiendo, asegura, es la cajetilla de tabaco tradicional, pero los nuevos consumos, añade Sonia, también ocupan un lugar destacado entre los más jóvenes. Ayudan a mantenerse a flote.

"Fumas cigarrillos convencionales, electrónicos o dispositivos de tabaco calentado. En este sentido podemos decir que se fuma más. Las generaciones anteriores tenían una oferta limitada de productos de tabaco. En las actuales, esa oferta se ha ampliado y se ha extendido a los más jóvenes con productos atractivos como los vapeadores con diversos sabores, lo que redunda a la larga en un aumento de los fumadores de tabaco convencional", señala José Reyes.

Las encuestas

Según los datos más actualizados en España, la Encuesta sobre el Alcohol y otras Drogas en España (EDADES, 2022) -que tiene carácter bienal y está promovida por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas-, por detrás del alcohol, el tabaco es la sustancia psicoactiva más consumida entre la población de 15 a 64 años, con una prevalencia de consumo alguna vez en la vida del 69,6%, dato muy similar al obtenido en la anterior encuesta (2020), el 39,0% en el último año, el 37,2% en el último mes y el 33,1% diariamente en el último mes.

Porcentajes más recientes hablan de otro consumo y a unas edades muy tempranas. Durante 2023, se realizó la XIV edición de la 'Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES)' que se hace de forma bienal, y tiene como objetivo conocer la situación y las tendencias del consumo de drogas y otras adicciones entre los estudiantes de 14 a 18 años que cursan Enseñanzas Secundarias.

Cigarrillos electrónicos

Ese año, como novedad, se hizo un estudio piloto sobre consumo de alcohol y tabaco y posibles adicciones comportamentales en jóvenes de 12-13 años (1º y 2º ESO) ampliando de esta manera el marco muestral de ESTUDES a estos tramos de edad. Las conclusiones: el 8,5% de los alumnos de 12 a 13 años reconocía haber fumado tabaco alguna vez en su vida (6,5% en el último año y 4,1% en el último mes). Estas diferencias se acentuaban entre los estudiantes de 14 a 18 años.

La prevalencia de consumo aumentaba a medida que la edad de los estudiantes. Así los resultadosde ESTUDES para el grupo 14-18, llegan a quintuplicar los registrados entre los de 12-13 años para el tramo temporal del último mes (de 4,1% a 21,0%). Analizando el tipo de cigarrillos consumidos por los estudiantes de 12 y 13 años que habían fumado tabaco en los últimos 30 días, lo más habitual era haber fumado exclusivamente cigarros de cajetilla (46,1%). Un 38,5% declara haber fumado de los dos tipos (de cajetilla y de liar) y un grupo reducido (15,4%) reconoce ser consumidor exclusivo de los cigarrillos de liar.

Uno de cada cuatro estudiantes de 12 y 13 años declaraba haber consumido alguna vez en su vida cigarrillos electrónicos (25,2%), un 21% en el último año y un 11,2% en el último mes. La prevalencia era mayor entre los estudiantes de 14 a 18 años que entre los de 12 y 13 años. Además, el 9,5% de los alumnos de 12 y 13 años reconocía haber usado pipas de agua, entendiéndose como tal: cachimbas, sishas, hookah, narguille…, alguna vez en su vida (7% en el último año).

Pasos de gigante

"La industria del tabaco está diversificando su oferta con el mismo objetivo de siempre y es mantener su negocio aumentando sus consumidores. Por ejemplo, los vapeadores son la puerta de entrada al consumo de tabaco convencional por lo que su estrategia es influir en las generaciones de jóvenes con el objetivo de que consuman sus otros productos como el tabaco convencional. Es necesario subir los impuestos ya a vapeadores y cigarrillos para que la industria no haga de nuestros jóvenes personas enfermas y adictas", insiste José Reyes.

"La legislación actual sigue siendo atractiva para la industria, de ahí el enorme esfuerzo que hacen para entorpecer cualquier medida orientada a mejorarla. Con el Plan Integral Para la Prevención y Control del Tabaquismo estamos dando paso de gigante para ponernos, una vez regulado el marco normativo con las medidas contempladas en este plan, a la vanguardia de Europa. No podemos olvidar que luchar contra el tabaquismo es luchar contra el cáncer y que el tabaco es el responsable de 30% de los casos y muertes por cáncer", zanja el representante de la AECC.