Estudio en 'Nature'

Migraciones prehistóricas y mutaciones genéticas explican la predisposición de los europeos al alzhéimer y la esclerosis múltiple

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Restauración digital de cráneos de niños y adultos de hace 160.000 años.

Restauración digital de cráneos de niños y adultos de hace 160.000 años. / Agencias

Europa Press

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Cuatro artículos de investigación, publicados en el mismo número de la revista 'Nature', aportan una nueva comprensión biológica de enfermedades como el alzhéimer y la esclerosis múltiple que podrían explicar las altas tasas de incidencia de estas patologías en Europa.

En este trabajo ha participado un gran equipo internacional dirigido por el profesor Eske Willerslev de las Universidades de Cambridge (Reino Unido) y Copenhague (Dinamarca), el profesor Thomas Werge de la Universidad de Copenhague y el profesor Rasmus Nielsen de la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos) y ha contado con contribuciones de 175 investigadores de todo el mundo.

Estos investigadores han concluido que las migraciones y la selección genética han moldeado el genoma europeo y son el origen de nuestra propensión genética a enfermedades autoinmunes.

Cuatro investigaciones analizan miles de muestras de ADN y concluyen que alteraciones que protegieron a los primeros agricultores predisponen a sufrir enfermedades autoinmunes

Para llegar a este conclusiones, los investigadores crearon el banco de genes humanos antiguos más grande del mundo analizando los huesos y dientes de casi 5.000 humanos que vivieron en Europa occidental y Asia hasta hace 34.000 años. Al secuenciar ADN humano antiguo y compararlo con muestras modernas, el equipo internacional de expertos trazó un mapa de la propagación histórica de genes (y enfermedades) a lo largo del tiempo a medida que las poblaciones migraban.

Genes de riesgo y protectores

A partir de estas migraciones, los investigadores han podido encontrar los orígenes de las enfermedades neurodegenerativas, incluida la esclerosis múltiple (EM). Pero también han dado respuesta a otras cuestiones como, por ejemplo, por qué los europeos del norte son hoy más altos que los del sur de Europa. Igualmente, encontraron cómo una importante migración hace unos 5.000 años introdujo genes de riesgo en la población del noroeste de Europa, dejando un legado de tasas más altas de EM en la actualidad.

En concreto, portar el gen MS era una ventaja en ese momento, ya que protegía a los antiguos agricultores de contraer enfermedades infecciosas en sus ovejas y ganado. Asimismo, encontraron que los genes que se sabe que aumentan el riesgo de enfermedades como el alzhéimer y la diabetes tipo 2 se remontan a los cazadores recolectores.

De esta forma, al analizar el ADN de huesos y dientes humanos antiguos, encontrados en lugares documentados de toda Eurasia, los investigadores rastrearon la propagación geográfica de la EM desde sus orígenes en la estepa póntica (una región que abarca partes de lo que hoy son Ucrania, el suroeste de Rusia y el oeste). Y descubrieron que las variantes genéticas asociadas con el riesgo de desarrollar EM "viajaban" con el pueblo Yamnaya, pastores de ganado que emigraban a través de la estepa póntica hacia el noroeste de Europa. Estas variantes genéticas proporcionaron una ventaja de supervivencia al pueblo Yamnaya, probablemente protegiéndolos de contraer infecciones de sus ovejas y ganado. Pero también aumentaron el riesgo de desarrollar EM.

"Estos resultados cambian nuestra visión de las causas de la esclerosis múltiple y tienen implicaciones para la forma en que se trata", ha apuntado Eske Willerslev, experto en análisis de ADN antiguo y director del proyecto. "Esto significa que ahora podemos comprender y tratar la EM tal como es en realidad: el resultado de una alteración genética como resultado a la adaptación a ciertas condiciones ambientales que ocurrieron en nuestra prehistoria", ha apuntado por su parte el profesor Lars Fugger.