EXCLUSIÓN SOCIAL

Una España desigual: la vivienda empuja cada vez más a las clases medias al umbral de la pobreza severa

La "inasequibilidad" afecta a más de 250.000 hogares, que caen en la pobreza severa después del pago de la vivienda

Tres de cada diez hogares con ingresos intermedios tienen dificultades para hacerse cargo de los gastos de vivienda y suministros

Una pareja visita una reciente promoción de vivienda pública en Barcelona.

Una pareja visita una reciente promoción de vivienda pública en Barcelona. / MANU MITRU

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Tan sólo unas horas después de que los ministros responsables de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Unión Europea (UE) suscribiesen la Declaración de Gijón, centrada en impulsar políticas para acceder a una vivienda "asequible, digna y adecuada" y alcanzar "un parque suficiente de viviendas asequibles, promoviendo entornos construidos más sostenibles, saludables e inclusivos", un grupo de expertos se ha reunido este miércoles en Madrid para abordar los objetivos del Observatorio de Vivienda Asequible, un proyecto iniciado por Provivienda en 2022. 

La principal clave de este debate es que la vivienda, como el "aspecto principal de exclusión social" que es, junto al desempleo, está sumiendo en la espiral de la pobreza severa no sólo a la población con rentas más bajas, sino también a las clases medias. La "inasequibilidad" afecta a más de 250.000 hogares, que "caen en la pobreza severa después del pago de la vivienda", ha expresado Elena Martínez, responsable de Evaluación e Investigación de Provivienda.

Rubén Díaz, investigador del Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud de España, ha ejemplificado la facilidad de caer en esa pobreza extrema: Si el salario medio es de 1.089 euros y el alquiler medio, según Idealista, es de 912 euros, a lo que habría que sumar un gasto de los suministros 141 euros en 2021 -que sería mayor actualmente por las subidas debidas a la inflación-, quien cobrase ese sueldo se quedaría con 37 euros al mes para desarrollar su vida. Además, la entrada media para entrada de un piso es de 50.000 euros.

Cuando se piensa en la exclusión social derivada de la pobreza, y por tanto de los problemas económicos y de habitabilidad, la mente suele volar hacia situaciones como el sinhogarismo o el chabolismo, pero en esta coyuntura también afecta a las clases medias. Tres de cada diez hogares con ingresos intermedios tienen dificultades para hacerse cargo de los gastos de vivienda y suministros, y esa cifra asciende a siete de cada diez hogares, en el caso de los bajos recursos.

Los sectores de la población que destinan más de un 40% de sus ingresos a pagos relacionados con su vivienda tienen las rentas más bajas. Generalmente, son aquellas personas que están en situación de desempleo, las personas jóvenes y las familias monomarentales con menores a su cargo, pero esta realidad cada vez se extiende a más sectores sociales. El gasto en vivienda para la población con menores ingresos ha aumentado al 43,6% de sus gastos totales, un 29,3% más que en 2018. Se trata, por tanto, de un porcentaje de gasto significativo que supera la recomendación de no destinar más del 30% del presupuesto total a la vivienda.

Según el Banco Mundial y ONU-Hábitat, la vivienda no es asequible si para su compra o alquiler hacen falta más de tres años de ingresos de la unidad familiar, en el primer caso, o destinar más del 30% de los ingresos familiares para el pago de la renta del alquiler.

Aumenta el sinhogarismo

Superar estas ratios coloca a los hogares en una situación de sobreesfuerzo económico, que puede llevar a las familias a una situación de pobreza o vulnerabilidad económica. Con todo ello, aumentaría el riesgo de pérdida de la vivienda, puesto que este es el gasto principal en el presupuesto de quienes viven en esa casa.

Según datos del Observatorio de Vivienda Asequible, el sinhogarismo ha aumentado un 25% en los últimos años. "Existen muy pocas alternativas residenciales en los casos de pérdida de vivienda", dice Elena Martínez. Sin embargo, incide, "disponer de una vivienda tampoco garantiza que esta sea adecuada" y un hogar apropiado "es fundamental para garantizar la salud mental y física".

Martínez explica que el problema de la vivienda conforma un "fenómeno multidimensional". Se debe a la inaccebisibilidad, por la dificultad de poder encontrar una casa debido a los altos precios de las mismas, que van creciendo a una velocidad superior la de los sueldos, lo que genera una pérdida de poder adquisitivo. El alquiler por debajo de precio de mercado es muy reducido, de un 2,8%.

A esa dimensión, habría que añadir las viviendas inhabitables, las que generan inseguridad, en parte por la relación legal con la vivienda y por situaciones relacionadas con la violencia de género, y con la calidad del entorno y acceso a los servicios, desde los grados de delincuencia y contaminación del barrio en el que se encuentra, los servicios disponibles, como supermercados o bancos, y la presencia o no de transporte público.

Pero la asequibilidad es la principal dimensión del problema, dado que afecta a un 20% de la población, según los resultados de una encuesta propia de Provivienda que se publicará el 1 de diciembre. Asimismo, sostienen que el 20% de los mayores de 65 años vive en situación de vulnerabilidad y el 17% de los hogares de nuestro país está en riesgo de pobreza por hacerse cargo de una vivienda.