Crimen

"Daniel Sancho tiene suerte de no estar en una cárcel japonesa", esto cuenta la fundación que ayuda a presos españoles en el extranjero

“La cárcel donde estará es conocida por su dureza y sus condiciones extremas, sobre todo de hacinamiento y de humedad", advierte la Fundación +34

En la actualidad hay 908 presos españoles encarcelados en prisiones de todo el mundo: las latinoamericanas y algunas asiáticas son las más duras

Javier Casado, director de la Fundación +34, a las puertas de una prisión en Tánger, Marruecos

Javier Casado, director de la Fundación +34, a las puertas de una prisión en Tánger, Marruecos / CEDIDA

David López Fías

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“El mayor problema que tendrá Daniel Sancho será cuando sea trasladado a la cárcel de Bangkok, la ya conocida Bangkok Hilton. Y los principales problemas vendrán por la alimentación y la humedad”.

Si hay un español que sabe de prisiones extranjeras en general y tailandesas en particular, ese es Javier Casado. Un pucelano que ha acabado dedicando su vida a ayudar a compatriotas españoles que se hallan presos en diferentes cárceles de todo el mundo.  Es el director de la Fundación +34. Un proyecto cuyo embrión arrancó hace doce años para intentar ayudar a un español que fue encarcelado en un penal en la otra punta del mundo. 

“La fundación nace originariamente en el 2011 cuando un grupo de amigos de Valladolid decide hacer algo para ayudar a un amigo detenido en Australia”, le cuenta a El Periódico de España, de Prensa Ibérica, en conversación telefónica. “Hasta ese momento, ninguno de los fundadores había tenido contacto ni siquiera con el ámbito judicial", reconoce.

"En esos primeros años pensábamos que nuestro amigo sería uno de esos pocos “tontos” españoles que habían cometido un delito en el extranjero”, recuerda ahora, en estos días en los que, debido al Caso Sancho, ha vuelto a saltar a la palestra la situación de los presos españoles allende nuestras fronteras.

“Cuál fue nuestra sorpresa al enterarnos de qué había más de 2600 compatriotas en las mismas circunstancias, pero en países y cárceles mucho peores que las australianas”, rememora. Aquel hecho llevó a aquel grupo de amigos a organizarse para ayudar a aquellos españoles olvidados.

El nombre de la entidad, que corresponde al prefijo telefónico español, llegó de forma casual: “En 2014, después de estar tres años realizando trabajos de voluntariado, nos inscribimos oficialmente en el registro de Fundaciones de Castilla y León. Aunque originariamente el nombre iba a ser Españoles en Acción, una joven valenciana presa en Bolivia fue la que, sin querer, nos cambió el nombre. Nos contó que, con el poco dinero que le daba el consulado, podía ir una vez cada tres meses a la cabina y marcar +34 y así poder hablar con su familia”.

Ni sangre ni sexo

Esta fundación presta ayuda a presos españoles en cárceles de todo el mundo, siempre y cuando el reo no haya cometido delitos sexuales ni de sangre. Es ese el motivo por el que no asisten a Daniel Sancho, como tampoco lo hicieron con Artur Segarra o Carlos Alcañiz, los otros dos españoles (ambos de la ciudad catalana de Terrassa) presos en Tailandia.

“Nuestros estatutos reflejan que no damos asistencia a los delitos de sangre, sexuales y terrorismo. El motivo es qué nuestra organización se nutre de cientos de españoles residentes en el extranjero que realizan labores de voluntariado visitando y ayudando a sus compatriotas. Para todos ellos es muy satisfactorio poder ayudar a alguien de su tierra al que, por un otro motivo, la vida le ha llevado hasta allí. Pero en ningún caso quieren asistir a asesinos, violadores o terroristas, ya que el dolor de las víctimas es más comprensible que la españolidad el condenado”, explica a este diario.

Sin embargo, Casado conoce muy bien los presidios de la antigua Siam. Ha viajado en una decena de ocasiones a Tailandia para ayudar a otros presos nacionales en ese país y adelanta lo que se va a encontrar Daniel Sancho en su próximo destino, en la prisión de la capital tailandesa conocida irónicamente como Hilton.

“Esta cárcel es conocida por su dureza y sus condiciones extremas, sobre todo de hacinamiento y de temperatura y humedad. Son especialmente duras para la población extranjera, que no está acostumbrada a esa climatología. Esa masificación hace qué la comida sea muy escasa y también los lugares donde poder dormir, por lo que los internos se acumulan entre pasillos y patios en el suelo. En materia de alimentación, va a comer arroz constantemente”.

Colombia y Japón

A pesar de la dureza de los penales de Tailandia, Casado desmiente que estas se encuentren entre las peores del mundo: “Las más complicadas para los españoles, por tema idiomático, son las latinoamericanas. Y, entre ellas, las colombianas son las que se llevan la palma”, asegura.

No obstante, y aunque sorprenda, las más difíciles están en uno de los países más desarrollados del planeta: “Aunque parezca increíble, las cárceles más duras del mundo son las de Japón. No en el plano físico, sino en el psicológico. Esto se debe a que el Código Penal y la propia Constitución del país permiten el maltrato psicológico al preso”.

Casado, que cita este documental grabado por una televisión francesa en el penal nipón de Fuchu para ilustrar su afirmación, asegura que “cuando conseguimos que un español preso en una cárcel japonesa vuelva a España, le resulta casi imposible recuperarse. De las palizas y de la mala alimentación se recuperan en cuanto pasan un tiempo en España. De la deshumanización y la tortura psicológica es mucho más difícil recuperarse”. 

Francia y Marruecos

Actualmente hay “908 españoles encarcelados en el extranjero, la mayoría por delitos relacionados con el tráfico de drogas y prácticamente la mitad están recluidos en países de la Unión Europea”, relata Javier, siendo Francia el país del mundo que más españoles presos tiene. 

La mayor parte de los presos españoles en el país galo “son transportistas que fueron detenidos por tratar de llevar hachís desde España al norte de Europa”. Y el segundo país donde más compatriotas presos tenemos “es Marruecos”, también por cuestiones relacionadas con el tráfico de drogas. Estas últimas son también prisiones de una especial dureza.

Durante todo este tiempo , la Fundación +34 ha atendido a más de 5.000 españoles que se enconrtaban presos en cárceles de todas las partes del mundo, logrando muchos de ellos (la gran mayoría, según apunta Casado) pudieran terminar cumpliendo parte de sus condenas en cárceles de nuestro país.

Sobre las funciones específicas de la fundación, cuentan que “realizamos visitas temporales a los españoles encarcelados, para hacerles entrega de ayuda humanitaria de primera necesidad, como kit higiénicos, ropa, complementos vitamínicos y medicamentos a todo aquel que lo necesite. Además se les visita una o dos veces al año con un equipo médico que le realiza un chequeo para ver su estado de salud”.

Pero no sólo son los presos los que reciben la ayuda: “Es una asistencia doble, a los internos y a sus familias, ya que estas últimas también cumplen otra condena, la de la lejanía y el desconocimiento”.

Respecto a la posibilidad de que Sancho sea trasladado a un penal de España, Casado ya adelanta que "es un proceso lento. De momento le piden pena de muerte, pero en Tailandia no se ejecutan presos extranjeros. Le será conmutada por cadena perpetua y luego, pasados cuatro o cinco años, en la fecha del cumpleaños del rey, pedirán que se le vuelva a conmutar por un periodo concreto. 40 o 50 años".

"Será entonces cuando se pueda solicitar el traslado a España para que cumpla una pena equivalente o similar. Porque aquí no hay cadena perpetua. Aunque tengamos la prisión permanente revisable, es reciente y aún no se ha dado el caso de ningún preso que haya cometido el delito en el extranjero y se le haya impuesto esa pena aquí".