Jornada Mundial de la Juventud

El Papa insiste en criticar la eutanasia y el aborto y anima a los fieles a preguntarse: "¿Tengo asco a la pobreza?"

El Papa Francisco en la JMJ.

El Papa Francisco en la JMJ. / Leonardo Negrã£o/Global Imagen / Dpa

Agencias

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El segundo día del papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud, a la que asisten un millón de jóvenes católicos de todo el mundo, el pontífice ha insistido en hablar del aborto y la eutanasia. Si el jueves criticó las "leyes sofisticadas" que se han aprobado en Europa, como la de eutanasia, que "ofrece medios equivocados como fácil acceso a la muerte" y se preguntó "hacia dónde se dirige Europa" con el "descarte de los ancianos" y "las cunas vacías", en clara alusión al derecho al aborto, este viernes ha insistido en ambos temas en un almuerzo con 10 jóvenes.

Francisco ha pedido a los asistentes a la comida defender la vida, además de hacerles un símil futbolístico: "Que no les hagan goles las cosas malas en la vida", según han relatado los jóvenes al término del almuerzo. "Vi al Papa con energía y feliz. En sus chistes, en sus bromas. No como un abuelito viejo y cansado. Tiene para muchos años", ha comentado Luis Carlos Cruz, uno de los jóvenes que han asistido.

El grupo seleccionado han sido personas desde los 17 a los 33 años. Tres del ámbito lusófono (dos portugueses y un brasileño); dos iberoamericanos (colombiano y peruana); una filipina, un palestino, una guineana ecuatorial y una norteamericana, Hannah Maria, la más joven, de 17 años.

El colombiano Luis Carlos, de 31 años, ha relatado que Francisco les ha dicho: "Que seamos arqueros, que no dejemos que nos hagan goles las cosas malas en la vida. Y luchar y tener esperanza". "Hemos tratado muchos temas, como la eutanasia o el aborto. Realmente ha estado en su punto recordando que la vida se respeta, que es un regalo que Dios nos ha dado ", ha añadido el colombiano.

"No hay amor abstracto"

Por otro lado, en un encuentro con asociaciones de caridad, ha invitado en un discurso improvisado a "ensuciarse las manos" demostrando el "amor concreto" hacia las personas más necesitadas y ha invitado a cada persona a preguntarse si siente "asco" hacia la pobreza, si se limpia las manos cada vez que da la mano a una persona enferma o vulnerable para "no contagiarse".

"No hay amor abstracto, no existe, el amor platónico está en órbita, no en la realidad, el amor concreto es ese que se ensucia las manos; y cada uno puede preguntar: '¿El amor que siento a los de aquí es concreto o abstracto? ¿Yo cuando doy la mano a un necesitado, a un enfermo, a un anciano, hago así --hace el gesto de limpiarse-- enseguida para que no se me contagie? ¿Le tengo asco a la pobreza de los demás?", ha subrayado.

Francisco estaba leyendo el discurso que había preparado pero, en un momento dado, se ha detenido y ha confesado a los presentes que no veía bien con las gafas. "No me están funcionando los reflectores, no puedo leer bien, así que se lo voy a dar, no voy a forzar la vista y leer mal", ha señalado, entre los aplausos de los asistentes.

Vidas destiladas

Tras la pausa, el Pontífice ha criticado las "vidas destiladas", una expresión que ya utilizó este jueves en otro de sus discursos, y se ha preguntado "cuántas vidas destiladas e inútiles pasan por la vida sin dejar huella, porque no tienen peso".

Frente a esta realidad, Bergoglio ha animado a vivir "dejando huella" como hacen los centros de caridad que son "inspiración" para los demás y que "generan vida". "Por tocar la realidad, la miseria de los demás, están generando inspiración, sigan adelante, no se desanimen, y si se desaniman toman un vaso de agua y siguen para adelante", ha invitado el Pontífice.

Asimismo, el Papa ha pedido "no hacer distinciones" entre personas españolas o extranjeras. "Para un cristiano, en efecto, no hay preferencias ante el necesitado que llama a nuestra puerta, ya sean connacionales o extranjeros, pertenecientes a un grupo o a otro, jóvenes o ancianos, simpáticos o antipáticos", ha subrayado.