El enlace del año

Tamara Falcó e Iñigo Onieva se dan el 'sí, quiero' más esperado tras mil contratiempos

Guía del enlace de Tamara Falcó e Íñigo Onieva: 10 claves de 'la boda del año' y de la exclusiva del millón de euros

Boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva: Invitados y celebración en El Rincón

Vídeo | Así ha llegado Tamara a la finca El Rincón para su boda

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'Sí, quiero'. Por fin, tras meses de espera y alguna ruptura que (al menos por ahora) ha quedado relegada a los confines del metaverso, 'la marquesa' de Griñón y su prometido han pronunciado las dos benditas, y deseadas, palabras. Tamara Falcó e Iñigo Onieva se han dado el 'sí' definitivo en El Rincón, el palacio de Madrid que ella heredó de su padre, ubicada en la Aldea del Fresno, ante algunos de sus 400 invitados.

La hija de Isabel Preysler se ha desposado a los 41 años con un empresario de la noche, amante de los coches y siete años menor. Onieva, que aunque en los últimos meses le ha sido infiel -al menos una vez, reconocido por él públicamente-, había prometido que se casaría con Tamara "le pese a quien le pese". Y lo ha conseguido pasando por encima de todos aquellos comentarios que lo daban ya por amortizado cuando la marquesa decidió irse de viaje a Lourdes en octubre de 2022 para buscar la paz interior después de que su novio la traicionara.

La ceremonia, que se ha celebrado en el aire libre a última hora de la tarde para evitar los calores de julio, ha empezado con tres cuartos de hora de retraso y ha sido oficiada por el padre Cruz, guía espiritual de la marquesa de Griñón, y otros dos sacerdotes. Un coro con 12 integrantes ha cantado durante en enlace.

Los sobrinos de Tamara, Miguel, de 4 años, y Mateo, de 2, hijos de Ana Boyer y Fernando Verdasco, han tenido un papel destacado. Otros de los grandes protagonistas han sido Manuel Falcó, el padrino y hermano mayor de la novia, y la madrina, Carolina Molas, la madre de Iñigo Onieva, que llegó muy emocionada a la ceremonia.

La boda, tradicional como el vestido que llevaba la novia, velo incluido, ha estado repleta de curiosidades y requisitos. Por ejemplo: más allá de los familiares, solo han podido asistir al rito religioso las personas que estuvieran casadas. Los solteros y parejas que no han oficializado su relación han esperado a la fiesta posterior al enlace para poder felicitar a la pareja.

Otra de las consignas dirigida a los invitados ha sido la prohibición de utilitzar el móvil. Debido a la espectación mediática del acontecimiento, esta semana todos los convidados han recibido un correo en el que se indicaba que estaba prohibido el uso de los teléfonos móviles durante la celebración, y que todos debían dejar sus aparatos en una consigna a su llegada y solo podían usarlos bajo supervisión, "por la privacidad de los asistentes". Algunos de ellos han sido invitados a un almuerzo en el Ritz este domingo para finalizar la fiesta. La luna de miel, en Australia.

Después de la boda, estaba prevista la celebración de un cóctel en los jardines de El Rincón, con música en directo, un 'show cooking' y combinados exclusivos. La cena estaba programada en el jardín norte del palacio, con un cercano y romántico estanque lleno de nenúfares. Allí se han instalado carpas para acomodar a los 400 invitados, que debían compartir espacio con las iniciales de los novios entrelazadas en distintos elementos de la decoración (ya que Tamara e Íñigo han creado un sello especial con sus nombres para la ocasión).

Para el matrimonio se había reservado una mesa de estilo imperial, ocupando el centro y mirando al jardín y con la fachada del palacio detrás. Cientos de velas habían de presidir la decoración. La cena se ha elaborado en unas cocinas instaladas cerca, en el mismo jardín, y el encargado es el chef cinco estrellas Michelin Eneko Atxa, que tenía previsto llevar para la ocasión a 45 cocineros de su equipo del restaurante Azurmendi. Los vinos del banquete son de las bodegas de Carlos Falcó, en copas Riedel, y sus aceites. Tambiénun rosado creado por Xandra Falcó. Uno de los platos del menú, es un homenaje al padre de Tamara que ha sido de caza, una de las aficiones del marqués.

Contratiempos superados

Una boda accidentada. Antes de que se llamara 'del año' (del siglo', del 'millón de euros' o 'del milagro'), el enlace tenía todos los números de quedarse como "gafado". Pero al final no han podio con él ni las infidelidades de Íñigo, ni el esguince de Tamara ni gastroenteritis exótica. Tampoco el robo de joyas, ni el cambio de fecha, ni que la novia se quedara sin vestido a ocho semanas del enlace (por un desencuentro con sus diseñadoras, las vascas de 'Sophie et Voilà', que no le quisieron replicar un Chanel expuesto en un museo de Nueva York) han dado al traste con el ya el celebrado bodorrio del verano en España.