Prostitución
Siete mujeres, obligadas a prostituirse 24 horas al día en Donostia
La Fiscalía reclama penas que oscilan entre los 4 y los 158 años de cárcel para los acusados, cinco hombres y dos mujeres de origen venezolano y español
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Audiencia De Gipuzkoa / EP
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EFE
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Eran obligadas a prestar "cualquier tipo de servicio sexual" 24 horas al día, siete días a la semana, en pisos de San Sebastián donde presuntamente eran sometidas a una "presión constante" para el "incansable ejercicio de la prostitución" por una banda dedicada a la trata de seres humanos.
Siete mujeres de origen venezolano, víctimas de una banda presuntamente dedicada a la trata de "seres humanos", verán ahora a sus supuestos captores sentados en el banquillo de la Audiencia de Gipuzkoa en un juicio en el que participarán varios testigos protegidos, pero para el que aún no hay fecha de celebración.
Según su grado de implicación, la Fiscalía reclama penas que oscilan entre los 4 y los 158 años de cárcel para los acusados, cinco hombres y dos mujeres, de origen venezolano y español, entre los que se encuentra un piloto de dos aerolíneas regulares y el encargado de un alojamiento rural de Burgos.
El piloto habría facilitado a la banda billetes de avión "a menor coste" a sabiendas de que eran empleados para el transporte de las víctimas y el segundo presuntamente proporcionaba "falsas reservas hoteleras" para "generar la apariencia" de que la estancia de las perjudicadas en España tenía "fines turísticos".
Según recoge el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, los hechos sucedieron entre 2017 y 2019, período durante el que los inculpados presuntamente se dedicaron a la "captación e introducción" ilegal en España de mujeres venezolanas con el fin de explotarlas sexualmente y utilizarlas para el tráfico de drogas.
Varios de los inculpados se encargaban de contactar en Venezuela con las víctimas, a las que "mendazmente" ofrecían la posibilidad de dejar "a un lado" sus "dificultades económicas" y lograr "un mejor porvenir" en España como "cuidadoras, limpiadoras y recepcionistas".
El documento precisa que, aunque en algunos casos los procesados sí desvelaron a varias chicas que deberían prostituirse, les dijeron que lo harían en unas condiciones "más humanas" que la "indignidad" que finalmente sufrieron en nuestro país y sin desvelarles tampoco que serían obligadas a facilitar "sustancias ilícitas" a sus clientes.
La banda facilitaba a las mujeres billetes de avión, las reservas hoteleras y dinero en efectivo para "dar credibilidad" a la "ficción" de que viajaban con "fines turísticos" y "superar" así los diferentes controles fronterizos que realizaban principalmente a través de la ruta Caracas-París-Bilbao, sin comunicarles que deberían devolver el importe de los viajes durante los que les eran sometidas a un "seguimiento permanente".
Cuando finalmente las mujeres llegaban a San Sebastián eran recibidas por varios miembros del grupo que las trasladaban a distintos pisos, donde finalmente se percataban de que "la oferta laboral era inexistente" y que deberían ejercer la prostitución, en unos casos, mientras que las que ya conocían esta posibilidad descubrían que las condiciones en las que deberían practicarla "se alejaban con creces de las prometidas".
El texto del Ministerio público desvela que los servicios sexuales que tenían lugar en estos pisos "se prestaban 24 horas diarias, los siete días de la semana, sin posibilidad de descanso, siempre que un cliente deseara consumirlos".
Las chicas debían trabajar independientemente de "su grado de cansancio, su estado de salud, el momento dentro del período menstrual en el que se encontraran, o el grado de afectación física, psíquica o emocional que tuvieran".
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