Vídeo | Beatriz Flamini, tras 500 días aislada en una cueva de Motril: "El truco está en el aquí y el ahora"

Su último mensaje en Instagram fue el 18 de noviembre de 2021. "El sábado 20 de noviembre, zarpa de nuevo el barco en un viaje que durará 500 días". La deportista de élite, alpinista y escaladora Beatriz Flamini ha abandonado este viernes, 14 de abril de 2023, la cueva en Motril (Granada) en la que ha permanecido sola durante 500 días a 70 metros de profundidad, cumpliendo así el reto que se propuso cuando decidió vivir este desafío personal. Y batiendo un récord mundial.

"En ningún momento he pensado en abandonar, pese a que no tenía ninguna noción del tiempo. Estás ahí para eso", ha explicado en rueda de prensa a los periodistas dos horas después de salir de la cueva, emocionada (solo unos segundos al inicio, después muy sonriente) y con dificultades, en algunos momentos puntuales, para expresarse después de casi dos años en completo silencio.

 "El momento más complicado fue cuando tuve una invasión de moscas" 

"No tenía ni reloj, ni cama, ni teléfono. Lo ha hecho a pelo y en las condiciones más duras. Es la única persona en el mundo que lo ha hecho así, demostrando sus habilidades innatas para superar obstáculos y su fortaleza mental y física", destacaba junto a ella David, un espeleólogo miembro de la Federación Andaluza de Espelelogía y que ha estado siguiéndola estos 500 días.

"He echado de menos a todo el mundo, incluso a mí misma"

Durante todo este tiempo, la alpinista ha ido dejando las tarjetas de vídeo que grababa en la zona de intercambio de la cueva programada con los espeleólogos, donde también se producía la entrega de alimentos y retirada de basura sin comunicación alguna. La deportista entró en la cueva con 48 años y salió con 50. "Os veo a todos con mascarilla [todos los presentes en la rueda de prensa la llevaban para protegerla] y para mí sigue siendo 20 de noviembre de 2021 y sigue habiendo covid", ha dicho.

Estudio social

La vivencia de Flamini forma parte del proyecto 'Timecave', que se inició hace dos años, cuando esta apasionada de expediciones en solitario por las cimas más altas del mundo y experta en autosuficiencia contactó con la productora Dokumalia para plantearle el reto de permanecer sola y sin contacto exterior en una cueva durante 500 días. No había ninguna condición (ni siquiera la muerte de un ser querido) por la que ella debía ser avisada para salir. "Si hay incomunicación, hay incomunicación. Y la gente que me quiere lo sabe", ha dicho sonriente a los periodistas.

La productora ha registrado su vida cotidiana a 70 metros bajo tierra, que grupos de investigación de las universidades de Granada y Almería han seguido de cerca para estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo, así como los cambios neuropsicológicos que ha conllevado este tremendo desafío ante la soledad, la ausencia de luz natural y el aislamiento cognitivo y social.

"Volvería a hacer algo así pero con otro proyecto que ya tengo en mente y que no os puedo contar. Es un proyecto de élite. Esto me ha servido como entrenamiento de fortaleza mental", ha explicado Flamini. En la cueva, ha leído, ha escrito, ha tejido y ha proyectado otros retos.

Beatriz Flamini, deportista de élite cumple el reto de permanecer quinientos días dentro de una cueva, en soledad

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La salida de la cueva

Flamini ha salido de la cueva pasadas las 09.00 horas de la mañana con la ayuda de miembros del Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril, la localidad costera de Granada donde se ubica la cavidad. Ha salido con gafas de sol para protegerse la vista (aunque después en la rueda de prensa ya no las llevaba) y una amplia sonrisa del refugio bajo tierra que ha sido su hogar durante los más de 16 meses que ha durado el experimento, con el que ha batido además un récord mundial.

A primera hora de la mañana bajaron a la cueva dos espeleólogos y una psicóloga para dar cobertura a la deportista en su salida al exterior, que se ha prolongado unos 40 minutos. "Esta mañana me han pillado durmiendo. Les dije: '¿Ya? No puede ser'", ha reconocido. "Esto me ha servido para conocerme mejor. El truco [para aguantarlo] está en el aquí y el ahora. En la presencia. En pensar que estás aquí para eso". Asegura que nunca, en ningún momento, ha tenido el impulso ni los deseos de pulsar el botón de pánico para salir.

"Alucinaciones auditivas"

Ello pese a que durante los 500 días en la cueva dejó de tener conciencia de los días y perdió completamente la percepción temporal del tiempo. "No tengo ni idea de cuándo fue mi cumpleaños", ha dicho. Ha habido momentos "difíciles", pero también "muy bonitos". "El momento más complicado fue cuando tuve una invasión de moscas", ha explicado Flamini, que salió sonriendo y cantando de la cueva. "La fuerza la saco del aquí y del ahora. He conseguido un sueño. Y he echado de menos a todo el mundo, incluso a mí misma".

Ha hablado poco consigo misma porque ha querido respetar "el silencio de la cueva". Solo hablaba cuando tenía que grabar los vídeos y a veces oía "alaridos" debido a las "alucinaciones auditivas".

Y aunque el reto entrañaba una serie de riesgos psicológicos, asegura haber salido bien. "Ya sabía antes de entrar lo que me podía pasar y lo asumí. Pero no me ha pasado nada de momento, excepto las alucinaciones auditivas en la cueva". Todavía no se había dado su primera ducha en 500 días cuando atendió a los periodistas esta mañana. Con la misma sonrisa con la que los recibió, se despidió también de ellos.