Encuentro en el Barcelona Supercomputing Center

Médicos e informáticos reclaman más integración entre clínica y computación

Expertos reunidos por EL PERIÓDICO y el BSC, urgen a aumentar la inversión en ciencia, sanidad y educación para aprovechar el talento local

Bonaventura Clotet recuerda lo bajos que son los sueldos de los investigadores y pide medios para retener a estos jóvenes

Resumen del evento "La Barcelona que funciona: supercomputación y la medicina personalizada".

Resumen del evento "La Barcelona que funciona: supercomputación y la medicina personalizada". /

Michele Catanzaro

Michele Catanzaro

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El público que atestaba este lunes la sala de actos del Barcelona Supercomputing Center (BSC) tuvo la experiencia de asistir, como mosca en la pared, a una conversación entre pesos pesados del mundillo científico catalán, que no debió alejarse mucho del tono informal que tendría una comida privada. Se les veía relajados a unos líderes de renombre como, entre otros, Mateo Valero, director del BSC, Bonaventura Clotet, director del Institut de Recerca de la Sida (IrsiCaixa), y Elías Campo, director del Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), vinculado con el Hospital Clínic.

Les reunía el debate Supercomputación y medicina personalizada, organizado por EL PERIÓDICO, en colaboración con el BSC y La Caixa, en el marco del ciclo La Barcelona que funciona, que pone el foco en las excelencias de la ciudad.

Frustración creativa

Los investigadores reivindicaron sin tapujos la calidad de sus centros, midiéndola en los centenares de investigadores que trabajan en ellos y en el nivel de sus publicaciones. "Pero para nada sirve escribir artículos si la ciencia no resuelve problemas de la sociedad", afirmó Valero. 

Campo le hizo eco. "Soy investigador porque soy un médico que se siente frustrado cuando se le acaba el conocimiento a la hora de atender a los enfermos. Cuando eso ocurre, la respuesta es la investigación", señaló.

"Para nada sirve escribir artículos, si la ciencia no resuelve problemas de la sociedad"

— Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center (BSC)

Con este anhelo justificaron los panelistas su esfuerzo para unir dos campos, la medicina y la informática, que de entrada parecerían muy alejados. Este prejuicio lo desmontó en cinco minutos Alfonso Valencia, quien vino de Madrid a Barcelona hace cinco años para liderar el departamento de Ciencias de la Vida del BSC.

El investigador desplegó ante el público un sinfín de aplicaciones de la medicina computacional - algunas más potenciales que otras: desde la simulación de células tumorales, hasta la creación de gemelos digitales de un organismo, pasando por la minería de datos sanitarios. Hace pocos meses, recordó, el superordenador Deep Mind solucionó el puzle del plegamiento de proteínas, que trajo de cabeza a los científicos durante décadas.

Sanidad infradotada

"Barcelona tiene la mayor concentración de biología computacional en Europa. Es un ecosistema muy relevante a nivel internacional", subrayó Valencia. "Tenemos un microcosmos excelente que se da en pocos lugares del mundo en un sitio tan pequeño", coincidió Campo. Este investigador celebró que la colaboración entre médicos y tecnólogos en la secuenciación de genomas haya alumbrado técnicas de análisis que se han incorporado de forma rutinaria en la clínica en Catalunya.

"Barcelona tiene la mayor concentración de biología computacional en Europa"

— Alfonso Valencia, director del departamento de ciencias de la vida del Barcelona Supercomputing Center (BSC)

Sin embargo, también dijo que se podría hacer más. "La investigación tiene que ser una elemento normal en la asistencia clínica. Para ello, necesitamos una asistencia excelente, mientras ahora está infradotada: esto revela una visión de corto plazo", lamentó. También pidió que la colaboración entre medicina e investigación pase de las relaciones puntuales entre investigadores a unas interacciones organizadas.  

Mercè Crosas, secretaria de Gobierno Abierto de la Generalitat de Catalunya, afirmó que una plataforma colaborativa de ese tipo necesita de que los datos sanitarios sean accesibles e interoperables, a la vez que se preserva su privacidad. Valencia le reclamó que los científicos puedan tener más acceso a esos datos confidenciales, siempre tratándolos de la forma adecuada. 

Excelencia y precariedad

Valero entonó el himno al modelo competitivo de algunos centros catalanes. "Atraemos talento. Tenemos gente de 52 países. Somos 800 y de ellos sólo 14 funcionarios. O sea, comemos de lo que traemos", defendió en referencia a que, en principio, nadie tiene el puesto garantizado si no atrae proyectos. 

Clotet puso algo de contrapeso, al recordar que "atraer talento es genial. Pero también deberíamos evitar que se vaya. Un estudiante de doctorado cobra 1.200 euros. Puedes servir 'cocktails' y cobrar más. Los salarios son una mierda. Cuando acabas el posdoctorado tienes que irte, lo cual está bien, pero deberías poder volver. Tenemos buenas ideas pero necesitamos a gente para concretarlas", señaló.

"Atraer talento es genial. Pero también deberíamos evitar que se vaya"

— Bonaventura Clotet, director del Institut de Recerca de la Sida (IrsiCaixa)

Clotet pintó el éxito de algunos centros como un esfuerzo individual. "Me encantaría poder decir: gracias al Fobierno. Pero la realidad es que hace falta mucho más dinero. Habría que poner un cero más al presupuesto de ciencia", reclamó. 

"La ciencia recibe sólo el 1,4% del PIB. Hacemos lo que podemos con el dinero que tenemos. La sociedad debería reclamar que la educación y la investigación son lo más importante de un país", apuntó Valero. 

¿Atlanta o Minneapolis?

Crosas planteó para Barcelona una interesante disyuntiva. Podría parecerse a Atlanta – con mucho crecimiento económico a base de atraer talento de fuera, a la vez que el ascensor social está parado y la ciudad segregada– o bien a Minneapolis – con menos crecimiento económico, pero más movilidad social a base de cultivar y formar el talento local. La diferencia clave es el enfoque a la desigualdad. Quién sabe si esta disyuntiva se debatirá en la próxima campaña electoral municipal.