Estaba entre amigos

Muere Albert Solà, quien afirmaba ser hijo de Juan Carlos I

La muerte le sobrevino de forma repentina en La Bisbal, donde trabajaba de camarero y defendió en todo momento ser el primogénito del rey emérito

ALBERT SOLA

ALBERT SOLA / MANEL MAGRINYA

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"No hay duda de que soy hijo del rey", declaraba Albert Solà en 2019 en una entrevista con El Periódico de Catalunya con motivo de la publicación de su autobiografía 'El monarca de La Bisbal'. Solà, camarero de profesión, ha muerto este sábado de forma repentina, a los 66 años, mientras se encontraba en un bar entre amigos.

"Juan Carlos tenía 18 años cuando dejó embarazada a mi madre biológica en Barcelona, en la posguerra", contaba este hombre, que creció en un orfanato y fue adoptado a los 8 años por una pareja que lo llevó a una masía en Sant Climent de Peralta, cerca de Palafrugell. 

A lo largo de su vida escribió más de un centenar de cartas el Rey Emérito, con la esperanza de poder encontrarse con él en persona. También acudió a los tribunales para tratar de demostrar su filiación con el anterior monarca, aunque en 2015 el Supremo no aceptó a trámite su demanda.

Sin aspiración a la corona

Solà era de sobras conocido en la Bisbal, igual que su historia fabulosa y con tintes de intriga política. Defendió en todo momento que era el primogénito de Juan Carlos I y, en consecuencia, el primero en la línea sucesoria para convertirse en monarca, por delante de Felipe VI que, de ser cierto lo que contaba, era su supuesto hermano menor.

No obstante, Solà dejó claro que no aspiraba a ser coronado. "Grabé un documento en vídeo en el que renunciaba a la Corona y a los derechos dinásticos. Eso lo tiene el Centro Nacional de Inteligencia", aseguraba. El supuesto hijo de Juan Carlos I aseguró que los servicios secretos le practicaron una prueba de ADN y que acreditó "al 99,9" que el rey emérito era su progenitor. "Los del CNI a mí me llamaban el principito", confesaba Solà, que dijo que se declaró juancarlista hasta que se sintió defraudado.

Según la versión que divulgó, Solà fue adoptado con ocho años -"demasiado mayor", opinaba- por unos padres que lo trasladaron de Barcelona a una masía en Sant Climent de Peralta, cerca de Palafrugell. Explicaba que un juez le reveló en 2001 que, en realidad, él era vástago del rey emérito. "En 1982, en la Maternidad de Barcelona, el director ya me había dicho que mi padre era una persona muy relevante en la historia de este país que duraría muchos años en el cargo", relató a este medio.

La supuesta intervención de Franco

Solà afirmó que le costó asimilar que el padre que lo abandonó fuera el entonces jefe del Estado. "Yo no buscaba un rey, buscaba un padre", manifestó. El camarero de la Bisbal estaba convencido de que Juan Carlos de Borbón tenía 18 años cuando dejó embarazada a su madre en Barcelona, en plena posguerra.

"De mi existencia supo hasta Franco", sostenía Solà. Aun más, dijo que el dictador intervino para que no se supiera la existencia del presunto hijo que su sucesor en la jefatura del Estado habría tenido antes del matrimonio. "Me imagino que pensaron que ese niño había que esconderme y a los 3 meses me trasladan a Eivissa. En los documentos que he podido obtener no consta quién me lleva y quién me custodió pero recibieron dinero por ello. Hay recibos", esgrimía.

Solà explicó que superó una infancia y una juventud llena de penurias, viviendo en el campo. Sin embargo, sospechaba que una mano desconocida ayudó a mantenerlo en una vida alejada de comodidades y de lujos. "A los 16 años mi padre adoptivo me compra una moto Guzzi y a los 18 me paga el carnet de conducir y me dice que me compra un coche si me lo saco a la primera como pasó. Y a los seis meses otro nuevo, un coche bueno al contado. ¿Quién pagó todo aquello?", se preguntaba.