CASO ELÍAS AHUJA

"Putas, salid de las madrigueras": el negacionismo machista prende entre los jóvenes

Los expertos señalan que el vídeo del colegio mayor madrileño "solo es la punta del iceberg", a la vez que reclaman más educación sexual e igualitaria

colegio mayor elias ahujo

colegio mayor elias ahujo / Rodrigo Jiménez

Núria Marrón

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A estas alturas de la jornada, no hace falta presentar -ni aún menos calificar- el infeccioso vídeo del "putas, salid de vuestra madrigueras, sois unas ninfómanas" que vocifera un interno del colegio mayor masculino Elías Ahuja de Madrid en dirección a las chicas de la residencia Santa Mónica, situada justo delante, y al que se suman entre gritos decenas de residentes como si se tratara de una jauría amenazante y fuera de control. Desde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hasta el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, pasando por los ministros de Educación, Pilar Alegría, y de Universidades, Joan Subirats, el consenso ha sido unánime a la hora de abjurar del suceso, que por lo visto se enraiza en una delirante tradición del centro, y de reivindicar las políticas de igualdad y de educación afectivo-sexual como disolvente del machismo estructural y del "terror sexual", en palabras de la ministra de Igualdad, Irene Montero.

Cánticos machistas del Colegio Mayor Elías Ahuja dirigiéndose a las chicas del Colegio Mayor Santa Mónica de Madrid

Sin embargo, a pie de redes y de calle, la realidad tiene más aristas y a menudo disuelve el espejismo de la igualdad oficial. Solo en TikTok, este artefacto viral ha sumado decenas de miles de 'me gusta'. ¿De qué es síntoma entonces el escalofriante vídeo? Es más: ¿cómo intervenir en los chicos de forma efectiva para atajar estos tics de la masculinidad tóxica sin que, como respuesta y en nombre de la transgresión, acaben abrazando posturas reaccionarias?

"Discurso coercitivo"

Veamos. Para la periodista y profesora de la UOC Ana Bernal Triviño, el vídeo toma la temperatura, con toda su crudeza, del "negacionismo que ya se está detectando en los barómetros de la juventud". "No es más que la punta del iceberg, porque, en el plano sexual, el discurso coercitivo, la atracción por la violencia, está muy presente en todas las edades y especialmente entre los jóvenes, que se socializan con modelos a menudo perjudiciales", afirma, por su parte, Oriol Ríos, profesor de Sociología de la Universitat Rovira i Virgili.

Para este investigador, los programas con perspectiva de género y de educación afectiva y sexual "con base científica" están funcionando como prevención, "como demuestran los estudios realizados en escuelas que están haciendo bien las cosas". Sin embargo, añade, aún queda mucho trabajo por hacer "para vaciar la fascinación que sigue provocando este tipo de masculinidad entre chicos y también chicas" -ahí está el comunicado oficioso que han difundido internas del colegio Santa Mónica justificando el comportamiento de los residentes del Elías Ahuja- , y ya no digamos para cambiar los referentes y convertir a "los buenos chicos en visibles y atractivos". Según Ríos, esta atracción tóxica no conjuga con ideologías ni clases sociales. No va ni por partidos ni barrios.

"Practicar la diferencia"

Por su parte, Bernat Escudero, presidente del colectivo Homes Igualitaris, sí entiende que, "a estas alturas del siglo XXI", un colegio mayor en el que aún se segrega por sexos "no garantiza una gran educación en igualdad", afirma con ironía. "Los jóvenes deben convivir y practicar la diferencia, la diversidad y el respeto hacia el otro" y, en cambio, en la coreografía viralizada se percibe, según Escudero, "un sentimiento de jerarquía, de impunidad, de soberbia y arrogancia" que para el experto tiene que ver con el género y el poder adquisitivo de un alumnado que se sitúa arriba del todo de la cadena trófica social. Todos blancos, varones, de clases acomodadas. Muchos de ellos tendrán altos cargos directivos en empresas e instituciones en el futuro.

Y llegamos a la pregunta peliaguda. ¿Cómo educar entonces a los chicos sin provocarles un efecto rebote que les acabe escorando hacia postulados reaccionarios o negacionistas? Escudero sí detecta que entre un sector de los chicos se está confundiendo la voluntad de transgresión con "la colaboración con el machismo". "Se les tiene que acompañar en la igualdad, dejarles espacio y luego confiar en ellos", afirma este especialista, para quien los gritos del Elías Ahuja "son actos tradicionalmente naturalizados que la sociedad ya no acepta".

Rituales de la masculinidad

En este sentido, la psicóloga Gemma Altell, especialista en género y políticas públicas, entiende que la educación afectiva y sexual contribuye a cortocircuitar esa masculinidad patriarcal que se construye y escenifica alejándose de cuanto pueda leerse como femenino y que puede verse en todo su esplendor en rituales grupales de paso a la vida adulta como el que el domingo pasado llevaron a cabo alumnos del Elías Ahuja. Ya saben de qué va. Los hombres dominan y las mujeres son "putas" cuando no se doblegan al deseo masculino. La buena noticia es que hay margen. "De lo que se trata es de que los chicos, sin culpabilizarlos ni colocarles mochilas que no son suyas, entiendan que ellos también pueden construirse de forma diferentes, liberarse y no sentirse presionados por llegar a ser un 'hombre de verdad', una idea que también provoca mucha frustración", afirma la especialista, quien apunta que los centros escolares privados acostumbran a ser más impermeables a los programas de formación igualitaria.

Al fin y al cabo, añade Altell, "la tradición" de la que habla el colegio mayor no es otra cosa que "el patriarcado". "¿Qué argumento es ese de la tradición? La Iglesia católica [la orden de San Agustín gestiona el colegio mayor] haría muy bien -añade la psicóloga- en replantearse de una vez qué papel quiere jugar en la transformación igualitaria de la sociedad".

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