Audiencia de Barcelona
Vídeo | Nueve años de prisión por agredir brutalmente a cuatro mossos con una catana
El acusado, que padece esquizofrenia, atacó a los agentes cuando fueron a buscarle para ingresarle en un psiquiátrico
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
La profesión de policía tiene sus riesgos, pero siempre se procura que nadie salga herido en una actuación. El 18 de julio de 2020, cuatro mossos d’esquadra resultaron lesionados al ser agredidos con una catana por un enfermo mental al que debían acompañar, con la ayuda de un equipo sanitario, para su ingreso en la unidad de Psiquiatría de un hospital, como había recomendado un médico a instancias del padre. Lo que debía ser un trámite, se convirtió en un brutal ataque. La Audiencia de Barcelona ha condenado a Antonio E. S. por cuatro delitos de homicidio en grado de tentativa a un total de nueve años de prisión y hasta un máximo de otros nueve de internamiento en un psiquiátrico, además del pago a las víctimas de indemnizaciones que superan los 500.000 euros.
Los mossos y un equipo del servicio de emergencias médicas llegaron sobre las 19.40 horas a la casa de la localidad de Moià (Moianès) donde vivía Antonio E. S. Según recoge el vídeo de la actuación policial, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, los agentes entraron en la vivienda y subieron al piso superior, acompañados del padre del acusado. Este, que sufre esquizofrenia paranoide y había dejado de tomar la medicación, estaba encerrado en su habitación.
"Hola Antonio", le dice uno de los agentes. "Siéntate aquí", le indican. Él sigue esta indicación sin ponerse nervioso. Solo se le oye decir: "No he hecho nada". Los policías intentan explicarle la situación: "Nosotros hemos venido porque sufrimos, porque como estabas encerrado en la habitación, y porque creíamos que te había pasado algo por no haber tomado la medicación. Al no tomarte la pastilla, deberíamos ir al hospital y que te regulen. ¿Nos acompañarás, eh? A que sí?". Antonio, según la sentencia, aparentó que aceptaba ser conducido al hospital. Al entrar de nuevo en la habitación, extrajo de un lado de la cama una espada de grandes dimensiones, tipo catana, y atacó a los agentes que estaban en la puerta. A partir de ahí, en el video se escucha un fuerte barullo y a un policía gritar: "Taser-taser", el arma de electrochoque que interfiere en el sistema nervioso muscular e inmoviliza. "No puedo", contesta uno de los policías.
"Dios, la mano. Atención médica ya"
Enfurecido, Antonio sale del habitáculo con la catana en la mano, levantada, asestando golpes por todos los lados. Al cabo de unos segundos se oye un disparo. Uno de los mossos utilizó su arma reglamentaria para que cesara su acción "que comportaba un grave riesgo para la vida de los otros tres agentes", subraya la sentencia. Uno de los proyectiles impactó en la mano derecha del acusado, lo que provocó que este dejara caer la catana. "Dios, la mano", grita uno de los mossos. "Atención médica, ya", insiste. A uno de los agentes se le tuvo que amputar total o parcialmente cuatro dedos de una mano y ya no puede ejercer de policía, mientras que el resto sufrieron heridas en los brazos. Uno de los mossos afectados ha sido representado por la abogada Valentina Mazzoni.
El tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona ha aplicado a Antonio E. S. la eximente incompleta de alteración psíquica y le ha rebajado la pena que le debería haber fijado por cuatro delitos de tentativa de homicidio. Los magistrados relatan que el acusado padece esquizofrenia paranoide y que ya había estado internado involuntariamente. Uno de los peritos detalló en el juicio que como consecuencia del confinamiento por el covid en el 2020, el imputado se aisló, incrementó el consumo de alcohol y había dejado de tomar la medicación prescrita, lo que había provocado reacciones de agresividad verbal hacia su familia. Además, según el experto, actuaba convencido de que existía un complot contra él por parte de la policía y de que un 'alien' se había instalado en su interior para darle órdenes.
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