Sentencia en Barcelona

16 años de cárcel por esclavizar a un mendigo rumano minusválido

Los condenados obligaban a T. P. a pedir limosna 15 horas al día en el barrio de Gràcia, no le daban alimentos, ni bebidas y se quedan con su recaudación, y al cabo de unos meses lo vendieron a compatriota por 400 euros

Un mendigo en los Jardinets de Gràcia, en Barcelona, cerca de donde se ponía la víctima para pedir limosna.

Un mendigo en los Jardinets de Gràcia, en Barcelona, cerca de donde se ponía la víctima para pedir limosna. / Mossos d'Esquadra

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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De las 7 de la mañana a las 10 de la noche le obligaban a mendigar en el barrio de Gracia de Barcelona. Iba en sillas de ruedas. Durante todas esas horas no le suministraban bebidas, ni comida, y tenía que hacer sus necesidades en un recipiente semejante a una botella o en las alcantarillas, hasta las que se arrastra por sus problemas para caminar. Se alimentaba de lo que los vecinos le proporcionaban. Por la noche, T. P, de 74 años, dormía en el suelo encima de unos cartones en una especie de barraca levantada en un local. La Audiencia de Barcelona ha condenado ahora a 16 años de prisión a Luminita M. y Vasile I., un matrimonio también rumano que se aprovecharon de su minusvalía y precariedad para explotarlo y tras haberle traído a España engañado con falsas promesas.

La Sección 21 de la Audiencia de Barcelona atribuye a esa pareja un delito de trata de seres humanos con fines de mendicidad, así como lesiones graves, pues aún sabiendo que T. P. estaba enfermo y su salud empeoraba no le llevaron a un centro médico, lo que constituye una “omisión grave”, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. El tribunal condenan a 10 años de prisión a un tercer acusado, Remus R., por trata de seres humanos, al haberse hecho cargo de la víctima y explotarle cuando Luminita y Vasile se lo vendieron por 400 euros. Los togados fijan una indemnización de 90.000 euros para la víctima, aunque podría recibir más en un futuro por las secuelas, el perjuicio moral y las ayudas por el grado de dependencia que deben valorarse.

El matrimonio condenado contactó con T. P. en el 2016. Este hombre residía en la localidad de Colceag, cerca de Bucarest. Sobrevivía con escasos recursos económicos y le convencieron para que les acompañara a España para ejercer la mendicidad, a través de la que lograría unos 100 euros diarios. El pacto es que ellos se quedarían con el 50%, lo que nunca ocurrió, pues los acusados, según la resolución, lo que pretendían “era utilizarlo para mendigar para ellos. La víctima, viudo, sin hijos y con problemas de salud (necesitaba muletas) estaba solo y accedió a viajar a España “en la convicción de que ganaría lo suficiente para su sustento en un futuro”, sostienen los jueces.

Los dos principales acusados y T. P. se desplazaron a Barcelona en autobús en octubre del 2016. Se instalaron en un local del barrio de Gràcia, en el que habían hecho una barraca para que la víctima durmiera. El mismo día que llegó, comenzó a mendigar y Luminita y Vasile “empezaron a apropiarse de todo el dinero que recaudaba”. Le quitaron las muletas y le compraron una silla de ruedas. Cada día Lumita le llevaba al mismo lugar cercano a un famoso restaurante de Gràcia y lo recogía por la noche. Para tenerlo controlado, se apoderaron de su documentación. No le suministraban más alimentos ni bebidas que un café con leche por las mañanas. Cada día recaudaba, explicó, unos 500 euros, pero no podía quedarse nada porque los encausados le registraban para llevarse el dinero.

Viaje de ida y vuelta

En marzo del 2017, T. P. volvió a Rumanía por el agravamiento de sus lesiones. Al viaje le acompañó el matrimonio. Allí ingresó en un hospital y le amputaron la mitad de un pie. Tras la operación, Luminita y Vasile le convencieron para volver a Barcelona, pero con la promesa que esta vez si se repartirían las ganancias al 50%. Pero no fue así. Estuvo unos meses con ellos y después lo vendieron al tercer acusado Remus R. por 400 euros, que le puso a mendigar para él. El 28 de agosto del 2018, la pesadilla del hombre acabó. Pidió ayuda por los fuertes dolores que tenía en el pie y los transeúntes y vecinos llamaron al Centro de Urgencias y Emergencias de Barcelona, que desplazó al lugar a dos trabajadores sociales. Tras observar su estado, fue ingresado en el Hospital de Sant Pau, donde le amputaron la pierna izquierda.

La sentencia destaca que el viaje a Rumanía en marzo del 2017 se produjo por el agravamiento del estado de salud de la víctima y para “evitar de las autoridades españolas fueran alertadas”. El “gran periodo de tiempo expuesto a condiciones climatológicas extremas, sin descanso, ni higiene, ni tratamiento médico, poco y mal alimentado” provocaron que dos dedos de un pie se le gangrenaran. Los jueces insisten que cuando volvió a Barcelona, “estuvo en las mismas condiciones de explotación que en el anterior periodo”.

Tras el regreso a la capital catalana, subrayan los magistrados, los acusados “no fueron ajenos al empeoramiento de sus lesiones, pues incluso tenía que llevar el pie vendado y tenía fuertes dolores”. Prueba de ello es que tuvo que ser ingresado en el Hospital de Sant Pau porque el dolor era de tal intensidad, índice la resolución, que los transeúntes “se apiadaron de sus lamentos”. Los magistrados dan más veracidad a la versión de la víctima (cuya declaración se grabó) que a la exculpatoria de los imputados. La sentencia recoge que “de sus manifestaciones se concluye que durante casi dos años Luminita y Vasile le explotaron y se apropiaron de lo que obtenía con la mendicidad” aprovechándose de su "vulnerabilidad”.

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