Los niños y niñas de secundaria sin acceso a comedor escolar
Laura Casajús-Izquierdo. Save the Children.
Solo 1 de cada 10 institutos públicos de secundaria cuenta con comedor escolar. “¿Tiene sentido que a los 12 años, en plena adolescencia, cuando más aumenta el gasto en alimentación de las familias, y al mismo tiempo el riesgo de fracaso escolar, nos desatendamos de la alimentación de los y las adolescentes?”, se pregunta Álvaro Ferrer, especialista en educación en Save the Children y uno de los autores del informe Comedor garantizado, que analiza el acceso a las becas comedor en nuestro país.
La investigación expone las diferencias entre los institutos públicos y los privados: “A pesar de que hay más alumnado en situación desfavorecida en la red educativa pública, son más los estudiantes que acuden al comedor escolar en centros concertados y privados". Menos de un 3% del alumnado asiste al comedor en centros públicos mientras que la proporción de usuarios se multiplica por ocho en los privados.
Esto se debe, según el estudio de Save the Children, por una parte, a una cuestión económica -que las becas comedor son insuficientes, los niveles de renta establecidos para acceder son bajos y aun cumpliendo los criterios no está garantizado el acceso a la ayuda-; y, por otro lado, a que no existe servicio de comedor escolar en muchos centros educativos. Solo Euskadi y Galicia destacan por ofrecer servicio comedor en los institutos, en el resto de las regiones son casi inexistentes.
Este informe también pone el foco en la desigualdad territorial que existe en España respecto a la beca comedor en todas las etapas educativas: solo el 2% de los escolares de Murcia y Melilla acceden a esta ayuda, en Madrid el 9% y Canarias el 25%. “Canarias obtiene una considerable cobertura en becas pero esto no se traduce en que cubran a todos los niños y niñas que viven con bajos recursos”, explica Ferrer. Su tasa de pobreza infantil es tan alta -de las más elevadas de España- que queda lejos de alcanzar a la infancia más vulnerable y la renta mínima que se exige a las familias para obtener la gratuidad del comedor es tan baja –537,83 euros al mes para un hogar de cuatro miembros- que produce que algunas de ellas tengan que aportar una parte del coste.
Es lo que le sucede a Carola, una madre soltera, que tiene una hija de 11 años, vive en la Comunidad Valenciana y sobrevive con una nómina de 637 euros. Ella cuenta con la beca comedor pero tiene que pagar una parte, aunque reconoce que hay veces que no puede permitírselo. “El comedor escolar es un quebradero de cabeza, aunque yo tenga que pagar lo mínimo es muchísimo, porque no llego, no tengo, no puedo”, dice en una entrevista con Save the Children.
<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="es" dir="ltr">🎥"Para mí, pagar el comedor, aunque sea lo mínimo posible, es muchísimo”, cuenta Carola, madre de una de las niñas que atendemos en nuestros programas.<br><br>👉Es necesario un <a href="https://twitter.com/hashtag/ComedorGrarantizado?src=hash&ref_src=twsrc%5Etfw">#ComedorGrarantizado</a> para que ningún niño y niña en situación de pobreza se quede sin esa comida al día. <a href="https://t.co/TCnCHKJ23Y">pic.twitter.com/TCnCHKJ23Y</a></p>— Save the Children Es (@SaveChildrenEs) <a href="https://twitter.com/SaveChildrenEs/status/1524305838759895045?ref_src=twsrc%5Etfw">May 11, 2022</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script>
La situación de Carola se repite en muchas familias, que están obligadas a hacer malabares para sufragar esta beca a final de mes. “De los 2,3 millones de niños y niñas que viven en situación de pobreza en España, solo la mitad consiguen la beca comedor, pero esto no significa que obtengan la gratuidad sino que, como Carola, puede darse el caso de que costeen un porcentaje”, indica el experto en educación.
Las regiones que menos llegan a estos niños y niñas empobrecidos son Murcia, Extremadura, Ceuta y Melilla -estas dos ciudades autónomas dependen del Ministerio de Educación-. En cambio, Euskadi es la única que ofrece comedor escolar a todo el alumnado en riesgo de pobreza. “Las diferencias entre la gestión de estas ayudas en las comunidades autónomas demuestran que cuando existe voluntad política, se puede resolver este problema. La calidad del sistema de las becas comedor no refleja el nivel de recursos de la región”, señala Ferrer.
Las becas comedor son “la puerta de entrada contra la exclusión social de la infancia” pero, según la ONG, es necesario que se incluya no solo un comedor saludable sino refuerzo educativo y ocio extraescolar, como hacen otros países europeos, para que ningún niño y niña en situación de pobreza se quede atrás.
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