Violencia machista

Siete de cada 10 mujeres maltratadas optan por no denunciar a su pareja

El estrés postraumático de la violencia machista produce lagunas de memoria que limitan la credibilidad de los testimonios de las víctimas

Más del 70% de las mujeres que sufren violencia en la pareja no lo denuncian, y en la violencia sexual la cifra asciende al 90%

En 2020 los servicios de atención a las mujeres de la Generalitat atendieron un 16% más de mujeres que el año anterior

Protesta del Día de la Mujer el pasado 8 de marzo en Barcelona.

Protesta del Día de la Mujer el pasado 8 de marzo en Barcelona. / Ferran Nadeu

Elisenda Colell

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Las macroencuestas de victimización hechas por el Gobierno muestran, año tras otro, que la amplia mayoría de mujeres que sufren maltrato en una relación sentimental no lo denuncian. Suelen ser entre un 20% y un 30% las que dan el paso, cuando en la media de delitos quienes recurren a la justicia superan el 60%. Expertas en esta lacra señalan que el estrés postraumático de la violencia machista provoca lagunas en la memoria de las víctimas que desacreditan su relato cuando se lo explican al juez y a la policía. La gran mayoría prefieren recuperarse con una nueva vida, antes que no ser escuchadas ni creídas.

Solas, llenas de miedo y de dudas. Así están la amplia mayoría de mujeres cuando abandonan los domicilios donde sus parejas les agreden psíquica, física o sexualmente. "Llevan años viviendo con miedo, con la autoestima por los suelos y siendo incapaces de tomar decisiones por sí mismas porque el agresor les ha anulado por completo. Si rompen con todo es porque temen por su vida o la de sus hijos. Lo hacen desesperadas y sin planificarlo", expone Irene Andrés, responsable del servicio integral de las mujeres de la asociación Invia. La entidad lleva más de sesenta años acompañando a mujeres maltratadas.

"Si rompen con todo es porque temen por su vida o la de sus hijos. Lo hacen desesperadas y sin planificarlo"

Invia ampara a las víctimas, hayan presentado denuncia o no. También sigue este criterio la Generalitat, a través del Servei d'Intervenció Especialitzada contra la violencia machista. Este 2020, aunque las denuncias han caído de forma considerable, estos servicios han atendido a 800 mujeres y 200 niños más que en 2019. ¿Por qué hay que atender a una mujer que dice ser víctima de violencia machista pero no ha interpuesto denuncia? "Porque no saben si quieren hacerlo, porque están destrozadas y porque hay que prepararlas para que puedan asumir una nueva vida, no sólo este proceso judicial", responde Andrés.

Y este es precisamente el drama. Cuando una mujer sale de una situación continuada de violencia, el estrés postraumático vivido se refleja en las múltiples lagunas mentales que tiene. "Esto es lo que hace que los jueces no se crean su testimonio", cuenta la psicóloga especializada en procesos de victimización, Alba Alfageme. "Si los jueces reconocieran las secuelas de la violencia psicológica en sus relatos tendríamos muchas más ordenes de protección de las que tenemos hoy en día", se queja Andrés, harta de ir a los juicios rápidos y ver mujeres que son incapaces de recordar horas, días y momentos de las agresiones, que sus maridos tienen guardados los partes médicos de cada paliza, y que se contradicen con la primera declaración presentada ante los Mossos.

Mujeres destrozadas

"Al final el problema es que la justicia, y los métodos de investigación se sustentan en un concepto patriarcal: están pensados por los delitos que ocurren a los hombres. Las peleas en la calle, los robos... aquellos en los que hay testigos, cámaras y mil formas de probar la autoría del delito", señala Alfageme. Con las mujeres, el 80% de los delitos ocurren en la intimidad. Y los únicos ojos que lo ven son los de ellas. "Si el juicio se sustenta en su testimonio es cuando tenemos el problema. Ellas tienen que permanecer fuertes, seguras... pero llevan años destrozadas", insiste Alfageme. "Las victorias judiciales ocurren cuando un vecino llama a la policía y los Mossos se encuentran con la agresión. O cuando están asesoradas por los servicios sociales, hacen poco a poco una maleta y el día que hay plazas en una casa de acogida pactan la salida. Allí ya están más preparadas por todo lo que vendrá", cuenta Andrés.

"Cuando las ves salir destrozadas de los juzgados... allí te das cuenta que estamos ante un fracaso colectivo"

A partir de aquí, la rueda implacable de la desigualdad sigue rodando. Las mujeres ven constantemente causas que se archivan y jueces que no las creen. "Cuando tenemos que acompañar a las mujeres para que puedan afrontar un juicio, cuando las ves salir destrozadas de los juzgados... allí te das cuenta que estamos ante un fracaso colectivo, que hay algo que no está funcionando en el sistema que las debería proteger y acompañar", señala Alfageme. "Al final las mujeres no sienten que el proceso judicial les repare el daño causado, que es por lo que está", se queja la psicóloga. La educadora lo corrobora. "Ellas solo quieren salir de allí y empezar una nueva vida sin el agresor. Incluso algunas prefieren tener buena relación con él porque es el padre de sus hijos", añade Andrés.

Las pocas mujeres que sí deciden hacer el paso de denunciar suelen tardar ocho años hacerlo, según la última macroencuesta de victimización del Ministerio de Igualdad. La lista de espera para entrar en una casa de acogida es de dos meses, lamenta Andrés. Y una vez allí, su fragilidad es tal que tienen hasta miedo de cocinar porque recuerdan cuando su marido o su novio les pegaba o le acusaba de no hacer nada de su agrado. "Nosotras lo único que queremos es que puedan volver a creer en ellas mismas, a tomar sus propias decisiones, a rehacerse. Y a veces ir al juzgado las lleva a derrumbarse de nuevo. ¿Tú podrías suportarlo?", zanja Andrés.

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