ESTUDIO en Francia

Retrato robot del antimascarillas francés: mujer, universitaria y conservadora

El 90% de los encuestados considera que el Ministerio de Sanidad está confabulado con la industria farmacéutica

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Irene Casado Sánchez

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"Fuerte desconfianza en las instituciones políticas y mediáticas, rechazo de las restricciones y las élites, permeabilidad ante las teorías de conspiración”, estos serían los ingredientes del caldo de cultivo del movimiento contra las mascarillas en Francia. Y también en buena parte de Europa. Un frente de resistencia con un perfil atípico: mayoritariamente femenino -a la altura de un 63%-, con estudios superiores, con una media de edad de 50 años, y con una orientación política conservadora. Este es el retrato robot reconstruido por la Fundación Jean-Jaurès a través de un estudio sociológico basado en mil respuestas a un cuestionario online dirigido a los grupos antimascarillas.

“¿Por qué no creer en las cualidades de la mascarilla, por qué creer en su peligrosidad? -se pregunta el sociólogo Antoine Bristielle, responsable del informe-. Principalmente porque la desconfianza en las instituciones y los representantes políticos es abismal”. El nivel de confianza en la institución presidencial se situaría en un 6% entre los activistas antimascarillas -frente a un 34% en el resto de la población-. Los partidos políticos no salen mejor parados: su nivel de aprobación se limitaría a un 2% -frente al 15% de la ciudadanía-.

Populismo y "libertarismo"

El recelo hacia las instituciones y sus responsables políticos explicaría, en parte, la negativa de este sector de la sociedad a seguir sus reglas sanitarias. A lo que también habría que añadir, recuerda el sociólogo, “la dudosa comunicación del Gobierno -que primero desalentó el uso de mascarillas y, meses más tarde, decretó su uso obligatorio- solo podía reforzar este fenómeno”.

Al observar su orientación política, el movimiento revela otra peculiaridad: en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017, el 18% se abstuvo, el 14% votó en blanco o nulo y el 10% ni siquiera se inscribió en el censo electoral. Su limitada participación en los comicios se traduciría, según el estudio, en un respaldo a los discursos populistas y una fuerte tendencia hacia la derecha.

Y al populismo se sumaría una fuerte adhesión al “libertarismo”: el 87% de los antimascarillas encuestados considera que la sociedad funciona mejor cuando se deja a los individuos actuar sin decirles qué hacer; el 95% estima que los gobiernos interfieren demasiado en nuestro día a día. Esta “atracción por las teorías libertarias combinada con una desconfianza estructural en las instituciones políticas explica en gran medida la negativa a utilizar la mascarilla”, analiza Antoine Bristielle.

Estudios superiores y puestos de responsabilidad

La sensibilidad ante las múltiples y variadas teorías conspirativas marca también el carácter sociológico del movimiento. Según el estudio, el 90% de los encuestados considera que el Ministerio de Sanidad está confabulado con la industria farmacéutica para ocultar la realidad sobre la nocividad de las vacunas. Su creencia en este tipo de teorías no se limitaría a las cuestiones médicas, “el 63% de los antimascarillas presentes en las redes sociales cree en más de la mitad de las teorías de conspiración que se le presentan”, resume la Fundación Jean-Jaurès.

Rompiendo con toda idea preconcebida, Antoine Bristielle pone el foco en las categorías sociales presentes en el movimiento. “Los ejecutivos y las profesiones intelectuales superiores representan el 36% de las personas encuestadas -que sólo representan el 18% de la población francesa en su conjunto-”. Su nivel de estudios estaría por encima del bachillerato con dos años de estudios superiores.

A través de este retrato robot, la investigación trata de arrojar algo de luz sobre un movimiento que estaría organizando su contraataque a través de las redes sociales. Pero también lanza una advertencia: “Sin un tratamiento profundo de la falta de confianza institucional que estamos viendo hoy en día, es muy probable que vivamos muchos más episodios de esta naturaleza”. El siguiente estaría a la vuelta de la esquina, el 94% de los encuestados asegura ya que no se vacunará contra la Covid-19 cuando se comercialice su vacuna.

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