LA LUCHA CONTRA UNA LACRA
El buzón de denuncias anónimas permite detener a una madre maltratadora
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
J. G. Albalat
Doce días después de la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, los Mossos d’Esquadra crearon un buzón de correo electrónico para que los ciudadanos pudieran poner en su conocimiento de forma anónima casos de violencia machista o en el ámbito familiar, es decir de padres hacia hijos o de hijos hacia padres o abuelos. Desde ese 26 de marzo, se han recibido 88 emails, de los que 35 estaban relacionados con ataques a mujeres por sus parejas y 11 por agresiones en el entorno familiar. Una de esas denuncias anónimas permitió detener a una madre que maltrataba a su hija de seis años, incluso le pegaba con el cinturón.
La idea de crear el correo electrónico mossos.atenciovictimes@gencat.cat se produjo tras la restricción de movilidad a causa del coronavirus con el fin de asesorar en supuestos casos de violencia machista y doméstica. De este buzón se hace cargo la Area Tècnica de Proximitat i Atenció al Ciutadà. Algunas de ellas han reccaído en la Unitat Regional de Instrucció sobre la violència que dirige el sargento Josep Rull y compuesta por una treintena de agentes. “La propuesta es hacer participar al ciudadano de la seguridad pública”, explica el mando policial. El temor era que durante el confinamiento de la población se produjera un aumento de ataques sexistas o en el entorno familiar, ya que la víctima se veía obligada a vivir las 24 horas del día con su agreso y la falta de movilidad le impedía denunciar libremente. Recurrir al correo electrónico y ponerse en contacto con la policía de forma anónima (o no) facilita que las agresiones salgan a la luz y no se queden entre cuatro paredes de un piso. “Es una herramienta eficaz. Es otro canal de comunicación”, precisa el sargento.
Víctimas o testigos
La denuncia puede ser anónima o no. Eso depende de la persona que quiera escribir a los Mossos explicando un caso de violencia de género. Tampoco debe ser la víctima quíén lo haga y puede ser cualquier persona que haya visto una de estas agresiones o tenga sospecha de que se están produciendo. Es decir, un familiar, un vecino o cualquier otro testigo. La mayoría de emails recibidos son por violencia machista o doméstica, pero hay otros 14 en los que informan de una situación de riesgo o sospecha (estos son derivados al Grupo de Atención a la Víctima), seis en los que se requería información sobre, por ejemplo, los cambios de visitas de menores en casos de divorcio y el resto sobre dudas vinculadas a las restricciones de movilidad motivadas por la pandemia del coronavirus.
El número de los correos electrónicos ha aumentado, curiosamente, después del confinamiento, no durante ese periodo. Esto tiene una posible explicación: no es que no se hayan producido episodios de violencia, sino que el agresor tenía el pleno control sobre su víctima y su sometimiento ha creado menos situaciones de conflicto. La vuelta a la vida de cada día quizá ha creado nuevas situaciones de tensión y la agredida se ha visto con más fuerza a la hora de acudir a los Mossos.
Golpes e insultos a una hija
Una de esos correos puso sobre la pista a la policía de la Generalitat de una madre que maltrataba a su hija de seis años, insultándole y pegándole con el cinturón y bofetadas. El escrito era anónimo y no sólo explicaba las agresiones a la menor, sino que incluía una grabación en la que se oía alguna de esas escenas y una foto de las lesiones de la niña. A raíz de esas pruebas, la investigación se puso en marcha. Primero se fue a su escuela por si allí se sabía algo (no tenían conocimiento de las agresiones) y después de se fue a preguntar a los vecinos del inmueble donde vivía la familia.
La buena labor de un cabo permitió dar con la persona que había escrito el email, que era del entorno de la pequeña, y convencerle que presentara denuncia formal. Los agentes pudieron entonces detener a la madre, que pasó a disposición judicial el pasado 24 de julio y que está en libertad con cargos. El padre también figura como investigado y la menor, después de ser reconocida en el Hospital del Mar, ha quedado bajo la tutela de la Direcciò General d’Atenciò a la Infància (DGAIA). Ahora vive en un centro de menores.
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