CICLO DE CONFERENCIAS DE EDUCAIXA

La escuela de la vida

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Carlos Márquez Daniel

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Se habla mucho de la educación innovadora. De cómo ahora se busca ejercitar menos la memoria y más las competencias del alumno. Pero antes de todo eso está el ser humano, por diminuto que sea, y con él, todas sus interioridades, inseguridades, secretos, silencios, incomodidades y sueños. Ese es sin duda el reto 'premium' del sistema educativo contemporáneo, y no solo porque se hace difícil atender a fondo a 30 chavales a la vez. Sino porque se trata de una carencia global que sucede tanto en la clase de P5 de los elefantes como en la oficina de papá y mamá: no sabemos casi nada de las personas que nos rodean. 

El ciclo de conferencias EmocionaTour, impulsado por EduCaixa, ha recalado este martes en el auditorio del CaixaForum de Barcelona. La sala se ha llenado de docentes (más del 90% eran mujeres) para escuchar cuatro ponencias sobre la necesidad de humanizar la educación. Quizás quien más ha puesto el dedo en la llaga ha sido el terapeuta Jordi Amenós: "El sistema educativo, en algún nivel, es un sistema de tortura muy bien afinado". Se ha explicado como en clase, con pizarra y rotulador. Con una simple gráfica y un fino sentido del humor, ha trazado la cruel diferencia entre el "yo ideal" y el "yo real". De cómo proyectamos el éxito en todas las etapas y luego nos vamos pegando tortas con una rutina que nada tiene que ver con el sueño de "ser capitanes del equipo de fútbol y que nuestra novia sea la animadora, conocer gente exótica cuando vamos de Erasmus y casarnos un día en el que, por supuesto, no llueve". Dice Amenós que la frustración surge cuando miramos el trecho que nos queda hacia esa meta inalcanzable. "Cuando la sabiduría está justo por debajo", en referencia a todos los obstáculos y fases de la vida que hemos ido superando.

Vulnerables, sí, ¿y qué?

Por eso este experto ha animado a "dignificar la vulnerabilidad", a superar ese método en el que, desde los cinco años hasta que salimos de la universidad, nos tiene 40 horas semanales "sentados y evaluados". De ahí que haya instado a "abrir la puerta de los secretos", a no "aupar un sistema que alimenta los silencios". La pedagoga y escritora Eva Bach ha señalado directamente a las emociones que afloran en la adolescencia, esa etapa, ha bromeado, "que no es enajenación mental sino el despertar de la vida". Y como tal, ha animado a superar el debate de los 'influencers', que no es más que el reflejo de una sociedad que, simplemente, no está por lo que debería. Tras analizar a 1.500 jóvenes, constató que el 75% sigue a estas estrellitas de la red, pero al preguntarles a quién admiran, el 80% señalan a algún ser querido muy próximo. Y eso sí es influencia.

Pero eso, ha remachado Cristina Gutiérrez, educadora y directora de La Granja, pasa dejar que los chavales sean valientes, en referencia a los "padres trapecistas que intentan estar en todo y que acaban sobreprotegiendo a sus hijos". En resumen, hay que educar las emociones para que todas esas competencias que están tan de moda adquieran un sentido. La escuela de la vida.