TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

La crisis de la universidad pública dispara un 26% la apuesta por la privada

Pruebas de selectividad en la facultad de Biologia, en Barcelona

Pruebas de selectividad en la facultad de Biologia, en Barcelona / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Que la universidad pública catalana pasa por un mal momento es un dato de sobra conocido. Los ocho rectores de los campus que dependen del Govern se encargaron el martes de recordarlo en un <strong>acto público</strong> en el que reclamaron más financiación para recuperar prestigio y músculo. Pero los efectos de este bache, cómo está afectando a la estrategia educativa de las familias, son menos conocidos. Este miércoles se ha presentado un informe que pone sobre la mesa dos datos inquietantes. Por un lado, que las facultades privadas han incrementado sus matriculaciones en un 26%, y por el otro, que el nivel de formación de los padres marca y mucho las probabilidades de terminar apostando por la enseñanza superior

El estudio, elaborado por el grupo de investigación en educación y trabajo de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Observatorio del Sistema Universitario, analiza el acceso a las universidades públicas catalana en los últimos 15 años y concluye que está "fuertemente condicionada por el origen social". Las familias con nivel de formación alto (padres con estudios superiores) suponen un 26,2% del total pero los hijos de estos núcleos registran el 47,1% de los matriculados. Las familias de nivel medio (padres con estudios secundarios postobligatorios) aglutinan al 34,4% de la población y el 28,6% de los universitarios. Y las de nivel bajo (estudios obligatorios) son el 39,5% de la sociedad y el 24,3% de los que ocupan pupitre en la enseñanza superior. Estos porcentajes generan una tasa que arroja un resultado preocupante: los hijos de universitarios tienen el triple de probabilidades de acceder a una facultad pública que los hijos de padres con estudios básicos. En números, un 82,6% respecto a un 28,3%, o lo que es lo mismo, dejar en entredicho todo aquello de la universidad como ascensor social, cuyos resultados sí son visibles al final, con el birrete en la cabeza y el título bajo el brazo, pero no al principio, en la planta baja, donde la equidad brilla por su ausencia

Cuestión política

Helena Troiano, doctora en Sociología y una de las autoras del estudio, ha intentado orillar en la medida de lo posible la cuestión política que trasluce tras la situación que viven las universidades públicas catalanas. Pero no ha escondido que acontecimientos como la crisis económica, el plan Bolonia (que anuló las carreras de tres años) y, sobre todo, el incremento de las tasas universitarias (Catalunya tiene el dudoso honor de tener los precios más altos de toda España) han condicionado la situación. Pero no solo eso, que el precio del crédito se multiplique cuando suspendes una, dos o tres veces, tampoco es un gran incentivo. No porque lo diga ella, sino porque lo demuestran las cifras. La tasa de acceso a la universidad era del 39,2% en el 2008, año en el que se cortó la cinta de un largo lustro de estrecheces. Al caer el mercado laboral, la apuesta por la formación superior ascendió el 46,6% (2011). Esa imparable subida se vio truncada por el encarecimiento de las matrículas a partir del 2012, y la cosa empezó a perder fuelle a partir del 2014 con la recuperación del empleo. Ahora, ese índice está en el 45,9%.

Si se analiza por el nivel de formación familiar, la caída ha sido mucho más acusada en los paneles altos. ¿Dónde han ido a parar? "Nuestra principal hipótesis -apunta Troiano- es que se han machado a la universidad privada". Los números parecen confirmar esa sospecha: entre el 2013 y el 2018, las inscripciones en las facultades de (más) pago han crecido un 26,2%. Precisamente ese, más o menos, es el porcentaje de financiación que la universidad catalana ha perdido desde el 2009, de los 908 a los 766 millones de euros. Otro elemento a tener en cuenta es la apuesta cada vez más importante por los ciclos formativos de grado superior, con una tasa de paro muy reducida y con un abanico de oportunidades laborales que cada vez seduce más a los jóvenes. Es, ha señalado la experta, un "movimiento prudente para asegurar el tiro y para, más tarde, quizás, terminar derivando en la universidad en una segunda fase".

Estrategia educativa

Troiano ha recordado que venimos de un sistema en el que la privada se quedaba con menos del 10% de las matriculaciones, mientras que ahora está sobre el 20%. "Es un crecimiento muy importante y nos debe llevar a reflexionar sobre la estrategia educativa que están tomando las familias". "Puede suceder que en determinados núcleos se considere que llevar al hijo a una universidad privada tenga un punto de distinción, o que haya quien piense que, con el incremento de las tasas, vale la pena pagar más y que estudie la carrera a la que no ha podido acceder por nota en la pública". Es como si se estuviera produciendo una nueva confluencia entre modelos educativos y sociedad, entre una pública en la UCI, una privada que ha visto la oportunidad y unas familias que intentan dar lo mejor a sus hijos dentro de sus posibilidades. En tiempos de desprestigio es cuando más oferta privada ha brotado. Por algo será.