Saray López: "Soñé que un día mi foto colgaría de esta fachada"
Es la imagen de la 39ª Cursa El Corte Inglés, donde trabaja como dependienta de relojería y joyería.
Núria Navarro
Periodista
NÚRIA NAVARRO
Faltan siete días para la 39ª Cursa El Corte Inglés, la mayor carrera popular de Europa. Para promocionar la prueba, los almacenes han elegido esta vez a cinco de sus empleados. Saray López Mercader (Barcelona, 1994) –dependienta de la sección de relojería de la sucursal de Portal de l'Àngel– es una de ellos. Su imagen se despliega en la fachada de la de Diagonal.
–A los 12 años me presenté al cásting de 'Camino', la película de Javier Fesser que acabó interpretando Nerea Camacho. Siempre me ha gustado el modelaje. Un día le conté a mi madre un sueño: "Algún día mi foto estará colgada en la fachada de El Corte Inglés".
En la fachada está. ¿Qué siente? Es irreal.
¿Cómo ha ido a parar ahí? Yo estaba etiquetando precios con una compañera, vino el jefe de personal y nos dijo: "Mañana os tenéis que presentar a un cásting".
¿Sin más explicación? Sin más explicación. Se presentaron 80 empleados de distintas edades y perfiles. Me preguntaron si era flexible, doblé la pierna hacia atrás y a la semana me dijeron que había sido una de las elegidas para ser imagen de la Cursa.
¿Quiénes son los otros? Una chica del departamento de Juventud, un camarero del Gastro Mercat de plaza de Catalunya, un señor de la planta de Electrónica y Sonido de Cornellà y un compañero que está en cocina, en Tarragona. Rodamos juntos el anuncio y acudimos al preestreno.
El resto de compañeros estarán muertos de envidia. Están orgullosos. Son buenas personas.
Cuénteme su vida. Terminé la ESO y quería entrar en INEFC. Mi pasión es la gimnasia artística, que practico desde sexto de primaria. He estado cerca del podio en varios campeonatos de España, ¿sabe? Pero la crisis afectó a mi familia.
¿Mucho? Muchísimo. Mi madre, que trabajó en la cocina de Can Ruti, padece fibromialgia –a veces, si no la arrastro yo, no saldría de casa– y mi padre, que vendía enciclopedias, se prejubiló porque el sueldo no daba ni para la gasolina del coche. Vivíamos en Badalona, el banco se quedó con el piso y nos tuvimos que mudar a casa de mi abuela, en la Barceloneta. Tenía que ayudar en casa.
Es comprensible. Yo había estudiado Comercio y Márketing e hice prácticas en una tienda. Al acabar, me contrataron dos meses como promotora de Calvin Klein en El Corte Inglés. Se ve que le gusté al jefe y a las tres semanas me propuso llevar yo sola el 'corner' en Portal de l’Àngel. El contrato con la firma acabó, pero El Corte Inglés no quiso que me fuera. Comencé en la sección de ropa y ahora trabajo en relojería y joyería.
¿Se le agolpan los clientes? [Sonríe] En dos años ha habido de todo: de invitaciones a cafés a intentos de regalarme perfumes, que nunca acepto.
¿Algún comprador curioso? Hace poco vino un caballero a comprar ocho relojes de 400 euros con seis o siete tarjetas distintas.
Su sueño no es jubilarse en los almacenes, ¿o sí? De momento estoy muy bien donde estoy. El trabajo me queda cerca de casa, me llevo genial con los compañeros, mis jefes son de lo mejor.
¡Qué va a decir! Quiero seguir estudiando y ver qué me depara el destino. Soy algo dudosa.
¿Duda qué hará el día de la Cursa? [Ríe] Ni un segundo. La correré, claro.
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